Castillos y Atalayas de Jaén. Recinto Ibérico del Cerro del Castellón de LARVA


Larva desde el Cerro del Castellón
(foto: archivo propio)

Larva es un pequeño pueblo del Sureste de la Provincia de Jaén, en la comarca de Sierra Mágina. En todos mis años de rodaje por ésta nuestra singular provincia, he aprendido que cualquier pueblo de su geografía tiene, al menos, una sorpresa que ofrecer al viajero y, desde luego, Larva no es una excepción. A pesar de su escasez monumental, esta localidad nos reserva efectivamente una agradable sorpresa, fuera ya de su casco urbano, en forma de recinto fortificado, no al uso de los que abundan en tierras jiennenses, es decir, de época islámica, sino de época ibérica, lo cual lo convierte en un bien patrimonial más especial, si cabe, ya no sólo por su mayor antigüedad con respecto a las fortificaciones musulmanas, también por la propia escasez y rareza de las ibéricas.
El único asentamiento de época Antigua conocido hasta el momento en el término municipal de Larva es este recinto ibérico del cerro del Castellón. Se trata de un asentamiento correspondiente al ibérico tardío, del siglo II - I a.C. Se encuentra a dos kilómetros aproximadamente al noreste de la localidad, sobre un cerro que destaca en medio del llano, situándose dicho recinto en la parte superior de la meseta.

Vista del Cerro del Castellón desde su lado Sur
(foto: archivo propio) 

Vista del Cerro del Castellón desde su lado Norte
(foto: archivo propio)

Presenta una planta rectangular, orientada de noreste a sureste, y el recinto está amurallado. El muro que mejor se conserva es el noroeste, y mide 18,70 m. de longitud, alcanzando los 4 m. de altura en una de las esquinas. Tiene entre siete y ocho filas de sillares en la parte más alta y de tres a cuatro en la más baja. Los sillares son de piedra caliza, de 1,5 m. de longitud y presentan un aspecto almohadillado. En el interior se halla un aljibe de 6,30 m. de longitud y 2 m. de anchura.

Parte más visible del muro almohadillado del recinto ibérico
(foto: archivo propio)

Se encontró como material asociado al recinto, fragmentos de cerámica pintada con decoración geométrica, típica ibérica, además de terra sigillata romana.
La forma de tratar el muro en esta fortificación ibérica de Larva, de forma almohadillada como se ha dicho, tiene otros ejemplos repartidos por la geografía provincial: la muralla de "Cerro Miguelico" en Torredelcampo, o la más conocida muralla ciclópea en el mismo casco urbano de Ibros, son los casos más importantes.


Vista desde el Castellón hacia el NE. Al fondo, Sierras de Quesada y Cazorla
(foto: archivo propio)




El asentamiento está íntimamente vinculado al corredor del Río Guadiana Menor, que pone en comunicación el valle alto del Guadalquivir con los vecinos altiplanos de Guadix y Baza. Se trata por tanto de un asentamiento estratégico desde el punto de vista geográfico y de  las comunicaciones, con funciones de vigilancia y control del paso, ya que las posibilidades agrícolas del territorio son limitadas. Su posición, en lo alto del cerro, viene a refrendar esta hipótesis.
En 1985 fue declarado Bien de Interés Cultural.



Bibliografía:

- Ureña Portero, Gabriel. Jaén, Tierra de Castillos. Jaén, 2004.
- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.



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