Restos del antiguo Convento de Cazalla en Carchelejo
(foto: archivo propio)
¿CÓMO LLEGAR?
Para
acceder al paraje donde se ecuentra el antiguo Convento de Cazalla hay
que tener un poco de paciencia y escasa prisa. La carretera, aunque
asfaltada, es muy estrecha y con curvas.
Una
vez que abandonamos la Autovía A-44 por la salida 64
(Carchelejo/Arbuniel) tomamos la carretera JA-3206 dirección Carchelejo.
A 1,8 km., antes de llegar al pueblo, sale una estrecha carretera
asfaltada a la izquierda que nos llevará al convento después de recorrer
4,6 km. Está indicado mediante carteles.
LOCALIZACIÓN Y ENTORNO
Cárcheles es un municipio situado al sur de la Provincia de Jaén, cerca del límite con la vecina Provincia de Granada. En
la zona sur de su término municipal se encuentra el denominado
Barranco de Cazalla o del Monasterio, una zona agreste y de difícil
acceso en las laderas orientales de la Sierra de Alta Coloma. Aquí, a unos
900 m. de altitud, se levantó en el siglo XV un monasterio de agustinos que, un siglo más tarde, pasó a ser de la Orden de San Basilio. Abandonado en el siglo XIX, es hoy una cortijada habitada.
Una de las razones que llevaron a los monjes a establecerse en este lugar fue la abundancia de agua gracias a un conjunto de manantiales asociados, a diferentes alturas en la ladera, que posibilitaron el desarrollo de huertas, olivar, frutales y viñas en la zona. El más importante es el manantial del Convento, junto al muro meridional de la cortijada, del que siempre mana agua. Esta fuente alimenta hoy varias albercas que sirven para el riego del olivar, que es el cultivo predominante en la actualidad, además de mantener un ecosistema húmedo en su entorno. Es un abrevadero histórico de los rebaños de ganado y de la fauna salvaje de la zona.
El pino y la encina son las otras especies vegetales protagonistas del ecosistema de la zona.
Una de las razones que llevaron a los monjes a establecerse en este lugar fue la abundancia de agua gracias a un conjunto de manantiales asociados, a diferentes alturas en la ladera, que posibilitaron el desarrollo de huertas, olivar, frutales y viñas en la zona. El más importante es el manantial del Convento, junto al muro meridional de la cortijada, del que siempre mana agua. Esta fuente alimenta hoy varias albercas que sirven para el riego del olivar, que es el cultivo predominante en la actualidad, además de mantener un ecosistema húmedo en su entorno. Es un abrevadero histórico de los rebaños de ganado y de la fauna salvaje de la zona.
El pino y la encina son las otras especies vegetales protagonistas del ecosistema de la zona.
Cortijada del Convento
(foto: archivo propio)
Manantial del Convento, fuente catalagoda por la Junta de Andalucía
(foto: archivo propio)
UN POCO DE HISTORIA
La historia del monasterio de Cazalla se remonta a la primera mitad del siglo XVI cuando, en fecha indeterminada, se funda en este lugar un cenobio agustino, el primero en tierras jiennenses, cuyos monjes tenían la intención de llevar una vida eremítica. El paraje invitaba a ello: un barranco escondido en los pliegues de la sierra, zona boscosa y abundante en agua. Existían en las inmediaciones un cortijo y un antiguo castillo de época musulmana, del cual tomará su nombre el lugar (Cazalla), y cuyos restos son aún visibles. La primera noticia histórica que tenemos de este monasterio data del año 1541, cuando es mencionado por primera vez en el Capítulo Provincial de la Orden de San Agustín celebrado en Dueñas (Palencia). En dicho Capítulo se aludía a este monasterio como el "convento de Jaén" (no confundir con el convento de San Agustín de la ciudad de Jaén, que no sería fundado hasta 1587). La advocación de "Nuestra Señora de la Esperanza" que le dieron los agustinos a su nuevo convento no aparecerá en los documentos hasta 1573.
Cazalla y los cortijos de Cárchel y Carchelejo quedaban dentro de la jurisdicción de la ciudad de Jaén, situación que cambia en 1558 cuando pasan a pertenecer al recién creado concejo de la villa de Cambil.
En 1573, Doña Isabel Vázquez, vecina de Huelma, dona a los frailes de San Agustín del monasterio de Cazalla las casas donde vivía para que fundaran allí un nuevo monasterio bajo la advocación de Santa Isabel. Los padres aceptan y se trasladan, arrendando las tierras de labor del monasterio de Cazalla a labriegos de Cárchel por un plazo de seis años.
En el lugar conocido como Mata Bejid (término de Cambil), junto al nacimiento del río Oviedo -un paraje de excepcional belleza en plena Sierra Mágina-, existía uno de los primeros monasterios que la Orden de San Basilio había fundado en España (concretamente en 1540). Los monjes basilios de Santa María de Oviedo compraron en diciembre de 1577 el convento y tierras de Cazalla a los hermanos agustinos, ya instalados en Huelma, para fundar allí un segundo cenobio de la Orden Basilia, respetando la advocación de "Nuestra Señora de la Esperanza" que le habían dado sus anteriores moradores.
Años más tarde, en 1593, se fundaría en Sevilla el Convento o Colegio de San Basilio, siendo su primer prior fray Bernardo de la Cruz, que anteriormente lo había sido del Convento de Santa María de Oviedo. Acompañaron en dicha fundación a fray Bernardo otros hermanos de Mata Bejid, siendo los responsables en 1595 de la fundación en el seno del convento sevillano de una cofradía de penitencia cuya titular mariana recibió la advocación de Nuestra Señora de la Esperanza, de la cual eran muy devotos por ser también la advocación del convento de Cazalla que los basilios habían ocupado unos años antes. A partir de 1653, cuando cofradía e imagen se trasladen a la parroquia de San Gil, en el barrio de la Macarena, la Virgen comenzará a conocerse con este nombre, siendo hoy universal.
El monasterio basilio de Nuestra Señora de la Esperanza de Cazalla, partiendo de la primitiva casa agustina y de la huerta y las 150 fanegas de tierra que se incluyeron en la venta, fue poco a poco engrandeciendo su patrimonio durante los siglos XVII y XVIII. Así, en el Catastro de Ensenada (1749) los monjes declaran poseer 423 fanegas y 6 celemines de tierra, con olivas, viñas y siembras, además de un molino aceitero, un ventorrillo (casa de comidas) en la Puerta de Arenas y unas 500 cabezas de ganado. Todo esto se había logrado gracias a las donaciones de particulares, estipendios de misas, limosnas y las propias compras de los monjes.
A finales del siglo XVIII la Orden de los basilios en España entra en crisis, lo que supuso la elaboración de proyectos de reducción de cenobios y agrupación en otros pocos. Tanto el monasterio de Cazalla como el de Santa María de Oviedo esquivaron esta situación, aunque sólo por un tiempo. La era de las desamortizaciones estaba en ciernes y los monjes, conscientes de la situación, comenzaron un lento proceso de venta de bienes, convirtiéndolos en dinero líquido, para que no pudiera apropiarse de ellos la Real Hacienda.
Los basilios de Cazalla no se equivocaban. En 1810, reinando José I, el monasterio es desamortizado, siendo los monjes los arrendatarios de sus desposeidos bienes. Tan sólo vivían en el convento 6 monjes. En 1813 fueron obligados a reagruparse con los hermanos de Santa María de Oviedo en este último convento. No obstante, el golpe de Estado de Fernando VII (mayo de 1814) y el regreso del absolutismo dejaron sin efecto la obra legislativa de las Cortes de Cádiz. Los bienes desamortizados fueron repuestos a sus dueños, aunque es probable que los monjes ya se huebieran reagrupado en el convento vecino. De no ser así, la desamortización puesta en marcha durante el Trienio Liberal (1820-1823) sí acabó definitivamente con los más de tres siglos de historia de este convento, primero agustino y luego basilio, enclavado en la sierra profunda, en el barranco de Cazalla o Almonester.
Cazalla y los cortijos de Cárchel y Carchelejo quedaban dentro de la jurisdicción de la ciudad de Jaén, situación que cambia en 1558 cuando pasan a pertenecer al recién creado concejo de la villa de Cambil.
En 1573, Doña Isabel Vázquez, vecina de Huelma, dona a los frailes de San Agustín del monasterio de Cazalla las casas donde vivía para que fundaran allí un nuevo monasterio bajo la advocación de Santa Isabel. Los padres aceptan y se trasladan, arrendando las tierras de labor del monasterio de Cazalla a labriegos de Cárchel por un plazo de seis años.
En el lugar conocido como Mata Bejid (término de Cambil), junto al nacimiento del río Oviedo -un paraje de excepcional belleza en plena Sierra Mágina-, existía uno de los primeros monasterios que la Orden de San Basilio había fundado en España (concretamente en 1540). Los monjes basilios de Santa María de Oviedo compraron en diciembre de 1577 el convento y tierras de Cazalla a los hermanos agustinos, ya instalados en Huelma, para fundar allí un segundo cenobio de la Orden Basilia, respetando la advocación de "Nuestra Señora de la Esperanza" que le habían dado sus anteriores moradores.
Imagen de San Basilio Magno en la portada del convento de Cazalla
(foto: archivo propio)
Años más tarde, en 1593, se fundaría en Sevilla el Convento o Colegio de San Basilio, siendo su primer prior fray Bernardo de la Cruz, que anteriormente lo había sido del Convento de Santa María de Oviedo. Acompañaron en dicha fundación a fray Bernardo otros hermanos de Mata Bejid, siendo los responsables en 1595 de la fundación en el seno del convento sevillano de una cofradía de penitencia cuya titular mariana recibió la advocación de Nuestra Señora de la Esperanza, de la cual eran muy devotos por ser también la advocación del convento de Cazalla que los basilios habían ocupado unos años antes. A partir de 1653, cuando cofradía e imagen se trasladen a la parroquia de San Gil, en el barrio de la Macarena, la Virgen comenzará a conocerse con este nombre, siendo hoy universal.
Imagen de Nuestra Señora de la Esperanza Macarena de Sevilla
Fotografía de 1920
El monasterio basilio de Nuestra Señora de la Esperanza de Cazalla, partiendo de la primitiva casa agustina y de la huerta y las 150 fanegas de tierra que se incluyeron en la venta, fue poco a poco engrandeciendo su patrimonio durante los siglos XVII y XVIII. Así, en el Catastro de Ensenada (1749) los monjes declaran poseer 423 fanegas y 6 celemines de tierra, con olivas, viñas y siembras, además de un molino aceitero, un ventorrillo (casa de comidas) en la Puerta de Arenas y unas 500 cabezas de ganado. Todo esto se había logrado gracias a las donaciones de particulares, estipendios de misas, limosnas y las propias compras de los monjes.
A finales del siglo XVIII la Orden de los basilios en España entra en crisis, lo que supuso la elaboración de proyectos de reducción de cenobios y agrupación en otros pocos. Tanto el monasterio de Cazalla como el de Santa María de Oviedo esquivaron esta situación, aunque sólo por un tiempo. La era de las desamortizaciones estaba en ciernes y los monjes, conscientes de la situación, comenzaron un lento proceso de venta de bienes, convirtiéndolos en dinero líquido, para que no pudiera apropiarse de ellos la Real Hacienda.
Los basilios de Cazalla no se equivocaban. En 1810, reinando José I, el monasterio es desamortizado, siendo los monjes los arrendatarios de sus desposeidos bienes. Tan sólo vivían en el convento 6 monjes. En 1813 fueron obligados a reagruparse con los hermanos de Santa María de Oviedo en este último convento. No obstante, el golpe de Estado de Fernando VII (mayo de 1814) y el regreso del absolutismo dejaron sin efecto la obra legislativa de las Cortes de Cádiz. Los bienes desamortizados fueron repuestos a sus dueños, aunque es probable que los monjes ya se huebieran reagrupado en el convento vecino. De no ser así, la desamortización puesta en marcha durante el Trienio Liberal (1820-1823) sí acabó definitivamente con los más de tres siglos de historia de este convento, primero agustino y luego basilio, enclavado en la sierra profunda, en el barranco de Cazalla o Almonester.
Azulejo conmemorativo de la presencia de los monjes basilios en Cazalla
a la entrada de la cortijada.
(foto: archivo propio)
EL ANTIGUO CONVENTO DE CAZALLA
Del antiguo convento hoy no quedan sino unos maltrechos restos integrados en la fachada oriental del cortijo. Se trata de dos portadas.
La de la izquierda es la de la antigua iglesia del convento y se conserva parcialmente. Responde a un esquema renacentista con arco de medio punto sobre impostas enmarcado por pilastras dóricas lisas, incompleta la de la derecha, rematada por un jarrón ornado la de la izquierda. Sobre la puerta un friso, también incompleto, con alternancia de triglifos y metopas. En estas últimas aparecen relieves de bucráneos en las del centro, y elementos vegetales en las restantes. Se remata el conjunto con una pequeña hornacina donde se sitúa la escultura del titular de la Orden, San Basilio Magno, representado con la iconografía propia: vestiduras de obispo y portando una pluma en la mano derecha y una pequeña maqueta de una iglesia en la izquierda, en alusión a su condición como uno de los cuatro Padres de la Iglesia Griega u Ortodoxa, aunque también es santo y doctor de la Iglesia Católica.
La puerta de la derecha es muy simple. Se abre en arco de medio punto y tiene restos de policromía. Aún se advierte sobre el arco una sencilla representación del Calvario (tres cruces inscritas en un círculo).
Se desconoce, de momento, la autoría, aunque podemos apuntar a la persona de Francisco del Castillo "el Viejo", dada la buena relación que tenía con los agustinos de Cazalla en el periodo en que dirige las obras de la iglesia parroquial de Huelma (1547-1568). Teniendo en cuenta dicha relación y atendiendo a los detalles manieristas de la portada (posiblemente aprendidos de su propio hijo, Francisco del Castillo "el Mozo", a su regreso de Italia -1554-) podría atribuirse a la mano de este ilustre cantero del primer renacimiento español. El vínculo de los agustinos con la familia Castillo es evidente pues, cuando aquéllos se trasladan a Huelma, confían a Francisco del Castillo "el Mozo" las trazas de la capilla mayor de la iglesia de su nuevo convento de Santa Isabel.
Restos de la portada principal del convento de Cazalla
(foto: archivo propio)
Detalle de los restos de policromía en la portada de la derecha y representación del Calvario
(foto: archivo propio)
Bibliografía:
- Galiano Puy, Rafael. Del Monasterio de Ntra. Sra. de la Esperanza, en el barranco de Cazalla, al Convento de Santa Isabel de Huelma, ambos de la Orden de San Agustín. B.I.E.G. nº 176. 2000.
- González Cano, Jorge. Algunas notas sobre la supresión del monasterio de Nuestra Señora de la Esperanza, Orden de San Basilio Magno. IV Jornadas de Estudios de Sierra Mágina. 1987.
- Jimena Jurado, Martín. Catálogo de los Obispos de las Iglesias Catedrales de Jaén y Anales Eclesiásticos de este Obispado. Madrid, 1654.
- Ortega y Sagrista, Rafael. El monasterio de Nuestra Señora de la Esperanza, en el barranco de Cazalla, perteneciente a la Orden de San Basilio Magno. B.I.E.G. nº 50. 1971.
- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.
- "Conoce tus Fuentes". Proyecto de la Junta de Andalucía. Enlace: www.conocetusfuentes.com
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