Nuestra Señora de los Dolores de la Congregación del Santo Sepulcro de Jaén
(foto: archivo propio)
Cuando me llamó Doña Manuela Rosa Jaenes, Jefa de Sección de Diario Jaén, no me lo creía. Me habían concedido el primer premio del II Certamen de Poesía de la Agrupación de Cofradías de Jaén. La noticia iba a salir en el periódico y necesitaba una fotografía para ilustrar el artículo. Seguidamente se ponía en contacto conmigo el presidente de la Agrupación de Cofradías, Don José Paulano Martínez, que me confirmaba la buena nueva.
Efectivamente, el pasado Domingo 30 de Junio salía publicada la poesía completa con una breve referencia bibliográfica junto a mi fotografía.
El día 20 de Septiembre de 2013, en el Teatro "Infanta Leonor" de Jaén tendrá lugar el acto en el que se hará entrega de los premios de los concursos de poesía y relato corto, así como de los galardones "a una vida cofrade".
La poesía "Oración de Jaén a Nuestra Señora":
Se trata de una composición dividia en cinco sonetos, de catorce versos cada uno (dos cuartetos y dos tercetos), endecasílabos y de rima consonante. El soneto es una forma poética que, particularmente, me resulta muy cómoda a la hora de componer.
El tema propuesto por la Agrupación de Cofradías para el concurso de poesía era la "Semana Santa de Jaén". El caso es que las buenas ideas vienen así, de repente, y a mí se me ocurrió crear una Oración que la misma Jaén, como ente alegórico, reza a la Virgen María. La Oración hace alusión al dolor de Nuestra Señora en el trance de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Intercaladas aparecen, en orden, las distintas advocaciones de las Vírgenes que realizan su estación de penitencia por las calles de Jaén durante la Semana Santa, y que aparecen resaltadas en cursiva.
Quisiera, por último, dedicar esta poesía y el premio a mi madre, María Cristina Gimeno Ramos, por animarme a presentarme al concurso y por estar siempre ahí, confiando en mis recursos y posibilidades literarias, mucho más de lo que yo suelo hacerlo.
Oración de Jaén a
Nuestra Señora
I
Ave María, de gracia
infinita,
Señora de este pueblo
que te adora,
atiende mi plegaria
en esta hora,
siente mi corazón que
en Tí palpita.
La humilde gente que
en Jaén habita,
Por los siglos y
siglos hasta ahora
Por la divina
intercesión implora
A tus miles de
imágenes benditas.
Ésta es tu terrenal y
fiel morada,
pues en el mundo no
hay mayor amor
que el que profesa
esta tierra humillada
que levanta
santuarios en tu honor
y eleva hacia tu
Reino su mirada
cantando tu excelso
Nombre en clamor.
II
En Belén se hizo la Paz
encarnada,
gran Consolación
de la humanidad,
dulce acto de suprema
Caridad,
por nuestra redención
tan anhelada.
Estrella
radiante de luz dorada,
vieron los cielos tan
grande humildad
que en tu fértil
vientre fue la Verdad,
Templo gentil, Virgen
Inmaculada.
Más tu alma, Madre
abnegada, sabía
de tu fatal designio
ineludible,
pues el Salvador de
tu entraña habría
de sacrificar su vida
finible
como Hombre que al Desamparado
hacía
merecedor de la vida
intangible.
III
Contemplad,
desdichados hijos de Eva,
las Lágrimas
que la Madre derrama,
la terrible Amargura
de la que ama,
más su amor por el
pecador renueva.
Clavados puñales de
plata lleva.
¡Mirad a la Madre
de Dios que clama!
No cabe Mayor
Dolor en su drama.
No hay peor trance
que tan dura prueba.
Angustias
en tu pecho traspasado.
En el Gólgota el
Redentor padece
la incomprensión de
un mundo deshonrado.
El semblante de Jesús
languidece,
y aunque tu corazón
se ha destrozado,
luz de Esperanza
en la oscuridad crece.
IV
Siete Palabras
desde la Cruz Santa:
“En tu mano, Padre,
mi alma encomiendo”.
Todo consumado, se
oye un estruendo.
Póstrate, humanidad,
ante sus plantas.
Un grito se desgarra
en la garganta,
y la pena acaba
palideciendo
tu espíritu, Rosa
mística, viendo
cómo la Muerte la
Vida quebranta.
Dolores
por la pasión y el tormento.
Dolores
por esta Cruz, ya desnuda.
Dolores
por el tenaz desaliento.
Quedas enlutada, en Soledad
muda.
La Muerte torva
envuelve el firmamento
en su manto de tiniebla
y de duda.
V
Raya el amanecer del
tercer día.
Nace el sol, que
vence a la noche oscura.
La piedra apartada en
la sepultura
deja entrever una
losa vacía.
Se ha obrado el
milagro, la profecía.
Recobre tu semblante
la hermosura.
Troca las ropas
negras en blancura.
Tu Hijo ha derrotado
a la Muerte impía.
Victoria,
Aleluya, ha resucitado.
Regocíjate, María,
contemplando
la gloria del nuevo
día dorado.
Y contigo Jaén ora
entonando
alabanzas y cánticos
arrobados,
mientras rezan sus
campanas, tocando.
Jesús Molina Gimeno
Abril 2013
MUCHAS FELICIDADES POR ESTE MERECIDO PREMIO Y MUCHAS GRACIAS POR HACERNOS DISFRUTAR Y REZAR CON TAN BELLA POESÍA. UN ABRAZO LINA
ResponderEliminarEnhorabuena, que sigas así y gracias x compartirla.
ResponderEliminarUn abrazo, Consuelo