Inmaculada. Giuseppe Cesari. Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor. Andújar
(foto: archivo propio)
Título: Inmaculada
Autor: atribuida a Giuseppe Cesari
Cronología: primer cuarto del siglo XVII
Cronología: primer cuarto del siglo XVII
Técnica: Óleo
Soporte: Lienzo
Medidas: 213,5 x 141,5 cm. (sin marco)
Localización: Iglesia parroquial de Santa María la Mayor
Municipio: Andújar
La Obra
Se trata de una obra pictórica en la que se representa a la Virgen María en su Inmaculada Concepción. La imagen ocupa un lugar central, constituyendo el eje de una composición claramente simétrica, simetría que se ve reforzada por la presencia de figuras de ángeles, dos a cada lado de la Virgen.
La Señora, de largos cabellos castaños y finos rasgos faciales, adopta una posición en contraposto y responde a la típica iconografía mariana de esta advocación en la época, ya definida en el Renacimiento. Las puntas de los dedos de sus manos se tocan en actitud de oración, mientras su cabeza se inclina ligeramente hacia la derecha con la mirada baja. Sus pies se apoyan sobre cinco cabezas de querubines y media luna plateada. Viste túnica de tonos rosáceos de cuidados pliegues y manto azul marino. Sobre su cabeza, corona de estrellas y resplandor dorado, y dos angelitos desnudos que sujetan con una mano una corona que se disponen a colocarle. Flanquean a la Virgen otros dos ángeles mancebos, éstos vestidos, que sujetan y despliegan su manto. En la franja inferior se aprecia un paisaje, algo oscuro y de cielo nublado, en el que aparecen salpicados los atributos bíblicos que elogian la belleza de María y que rezan las letanías. Precisamente Cesari crea un
prototipo concepcionista en el que las alegorías forman parte del paisaje, solución que se
generalizará en la pintura barroca. Son, entre otras, la torre de David, la puerta del cielo, el ciprés, el pozo de aguas vivas, la vara de Jesé, la fuente sellada, el huerto cerrado con el árbol de la vida, el olivo, la torre de marfil... Entre las nubes, el sol a un lado, y la estrella de la mañana al otro.
Destaca en esta obra barroca un ligero tenebrismo perceptible en los contrastes de luz entre la luminosa túnica y los radiantes rostros de las figuras, especialmente el de la Virgen, y el propio manto de ésta y el fondo de la obra, más oscuros.
Esta pintura se encuentra expuesta en la Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor de la ciudad de Andújar, en la capilla de Don Jerónimo de Reinoso, situada en la cabecera del templo en el lado del Evangelio. Aquí se encuentra el sepulcro de este presbítero fallecido en 1626, y preside el espacio un hermoso retablo en cuya parte central se exhibe el cuadro que nos ocupa.
Esta pintura se encuentra expuesta en la Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor de la ciudad de Andújar, en la capilla de Don Jerónimo de Reinoso, situada en la cabecera del templo en el lado del Evangelio. Aquí se encuentra el sepulcro de este presbítero fallecido en 1626, y preside el espacio un hermoso retablo en cuya parte central se exhibe el cuadro que nos ocupa.
Realizado en el primer cuarto del siglo XVII, es obra atribuida a Giuseppe Cesari, también llamado el Caballero de Arpino (1568-1640), pintor manierista italiano nacido en Roma.
Entre los meses de Octubre y Diciembre de 2012, el cuadro ha sufrido un proceso de restauración de la mano de la especialista y licenciada en Bellas Artes Ana Infante de la Torre y bajo el patrocinio de la Fundación Caja Rural de Jaén.
El Autor: Giuseppe Cesari
Giuseppe Cesari. Autorretrato |
Giuseppe Cesari era, en los últimos años del Quinientos, el
artista de más éxito del último manierismo italiano. Su estilo, de rebuscada
gracia formal y vistoso cromatismo, le granjeaba de los sucesivos pontífices
encargos de gran importancia. Clemente VIII le llegó a nombrar Caballero de
Cristo, de donde le vino el nombre de Cavalier d'Arpino. Es el autor de
los cartones para mosaicos de la cúpula de San Pedro, y de los grandes frescos
que decoran la Sala de los Horacios y Curiacios del Capitolio romano.
A partir
de 1610, Arpino no sigue las nuevas corrientes artísticas, sino que vuelve a un
estilo severo, una expresión melancólica, fría e irreal, aunque dotada de un
colorido refinadísimo. Ejemplos de sus obras tardías son la Coronación de la
Virgen, de la Chiesa Nuova en Vallicella, de Roma, y el San Miguel, de Arpino.
A
esta etapa de su obra parece corresponder una serie de lienzos que se le atribuyen con el tema de la Tota Pulchra, y que se encuentran distribuidos por diversos puntos de la geografía española. Además de éste de Andújar, están el de la Real Academia de Bellas Artes
de San Fernando (Madrid), el del Palacio Ducal de Medina Sidonia (Sanlúcar de
Barrameda, Cádiz),
el de la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán (Lepe, Huelva), y los de la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel
de Hungría, Museo de Bellas
Artes y Sacristía de la Catedral, estos tres últimos en la ciudad de Sevilla.
Bibliografía:
- Carrasco Terriza, Manuel J. Tota Pulchra. Giuseppe Cesari, Caballero de Arpino. Catálogo de exposición. Madrid, 2005.
- VVAA. Guía Artística de Jaén y su Provincia. Sevilla, 2005.
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