Por los pueblos de Jaén. PORCUNA



PORCUNA


Escudo de la localidad
Localización: Oeste de la Provincia de Jaén.
Comarca: La Campiña.
Extensión: 176,3 km2.
Población: 6.727 hab. (2013)
Densidad: 38,15 hab./km2.
Altitud: 473 m. sobre el nivel del mar.
Límites: al N. con Lopera, al NE. con Arjona, al E. con Torredonjimeno, al SE. con Higuera de Calatrava, al S. con Valenzuela, al SO. con Baena, al O. con Cañete de las Torres, al NO. con Bujalance. 
Distancia a la capital: 42 km.
Gentilicio: porcunense / porcunero-a.
Aldeas: Alharilla.



Vista aérea de Porcuna
(foto: "Jaén desde el Cielo")

GEOGRAFÍA - ECONOMÍA

El municipio de Porcuna se encuentra en el Oeste de la provincia, en plena Campiña jiennense, haciendo frontera con la vecina Provincia de Córdoba. 
El término municipal está atravesado de sur a norte por el curso del Arroyo Salado de Porcuna, cuya red fluvial drena todo su territorio, excavando los materiales margosos de los que se compone geológicamente este área de la margen izquierda de la depresión del Guadalquivir. La explicación a la salinidad de éste y otros cursos de agua, muy frecuentes en la zona, está en los cloruros y sulfatos que el agua arranca de estos materiales triásicos. El Salado de Porcuna, al igual que otros cursos fluviales con origen en la Subbética, está caracterizado por su corto recorrido y su irregularidad, así como por sus violentas crecidas que excavan a mayor profundidad el terreno, dejando a ambos márgenes suaves lomas pero de marcadas pendientes. En algunos de estos cerros, de carácter amesetado, han surgido ciudades rurales de pequeño y medio tamaño como Porcuna.

Tierras de labor y olivares en La Campiña. Al fondo Porcuna, sobre el Cerro de La Calderona.
(foto: archivo propio)

La localidad ocupa el punto más alto del término municipal, 473 m. sobre el nivel del mar, dominando un extenso paisaje agrario donde predomina el olivar (más del 70% de la superficie del municipio) y las tierras de labor, especialmente dedicadas al cereal (casi el 30% restante). La superficie forestal es inexistente y sólo es visible el típico matorral mediterráneo y alguna encina en los afloramientos rocosos en la cima de algún cerro y en las márgenes de los arroyos.
La totalidad de la población del municipio se concentra en el núcleo de Porcuna, a excepción de los 15 habitantes (2013) censados de Alharilla, la única aldea que conserva población, pues el resto de cortijadas la fueron perdiendo en la segunda mitad del siglo XX.  Y es que Porcuna a penas conserva en la actualidad la mitad de la población que llegó a tener a mitad de aquella centuria (13.542 hab. en 1945), una sangría migratoria que aún continúa.
La base de la economía es claramente olivarera hoy, destacando también la actividad terciaria, pues sostiene Porcuna un comercio comarcal de prestigio.

Olivares hacia el sureste desde el mirador de La Redonda, al final del Paseo de Jesús en Porcuna
(foto: archivo propio)

HISTORIA

El territorio de Porcuna ha disfrutado de una muy intensa ocupación humana ya desde el Paleolítico Medio (restos localizados en San Julián) y Superior (Peña de la Grieta).
Hasta noventa y cinco sitios arqueológicos se han documentado en el término municipal correspondientes a épocas anteriores a la Edad Media. Un extraordinario patrimonio.
Del Neolítico son los restos hallados en Albalate. La ocupación del territorio se hace especialmente densa en las etapas del Cobre y Bronce, a las que corresponden buena parte de los asentamientos. Destaca por la monumentalidad de sus restos el sitio de Los Alcores, a juzgar por el recinto amurallado con torres circulares, un asentamiento de dilatada ocupación durante casi 2.500 años.
Pero sin duda será la época ibérica, entre el siglo VI a.C. y la conquista romana de la Alta Andalucía, uno de los momentos más sobresalientes de la historia de Porcuna, la Ipolca íbera.
De estos momentos, un sitio arqueológico destaca sobre todos: la necrópolis de Cerrillo Blanco, situada a 1,5 km. del casco urbano de la localidad. Se trata del lugar elegido para enterramiento colectivo por un segmento de la población que residiría en el solar que hoy ocupa la propia Porcuna, y dadas las características de las tumbas y los restos encontrados, se deduce que dicho grupo sería un linaje. Destaca sobre el conjunto de veinticuatro sepulturas una que se diferencia del resto en tamaño y estructura, que albergó a dos individuos que debieron tener un papel privilegiado con respecto al resto del grupo y, por supuesto, del poblado. Cerrillo Blanco es clave para comprender, no sólo la importancia del oppidum ibérico de Porcuna, sino también de la Alta Andalucía y del mundo ibérico en general. El conjunto escultórico localizado aquí en 1975, hoy conservado íntegramente en el Museo Provincial de Jaén, es con diferencia el más importante y monumental que ha dado la arqueología ibérica hasta la fecha, y esencial para comprender la sociedad aristocrática ibérica en el momento de su plena consolidación, durante el siglo V a.C.

Guerrero íbero de Porcuna. Siglo VI a.C. Piedra calcarenita blanca. 
Procedente de la necrópolis de Cerrillo Blanco. Museo Provincial de Jaén
(foto: archivo propio)


Toro íbero de Porcuna. Siglo VI a.C. Piedra calcarenita blanca.
Procedente del casco urbano de la localidad. Museo Provincial de Jaén.
(foto: archivo propio)

También son abundantísimos los restos arqueológicos de época romana, siendo de especial interés los localizados en el mismo casco urbano de la localidad, asentada en el llamado Cerro de la Calderona, donde existió una importante urbe romana a juzgar por los restos monumentales hallados. Hablamos de la ciudad de Obulco, que controlaba un extenso territorio en el que proliferaban las villae, dedicadas a la producción agropecuaria, como las del Cortijo de Zurraque o El Cambrón. Otro resto romano de interés es el maltrecho Puente Cañete, sobre el arroyo Salado.
Pocos datos se tienen de la etapa islámica, aunque Bulkuna, como la llamaron los musulmanes, siguió desempeñando un papel importante en el mapa geopolítico de Al-Andalus pues se convirtió en una de las cabeceras de distrito (iqlim) de la kora de Yayyan (Jáen).

Cruz de la Orden de Calatrava.
Clave de la bóveda gótica de la sala alta del Torreón de Boabdil de Porcuna.
(foto: archivo propio)

La amenaza cristiana a las puertas del Valle del Guadalquivir hizo que en 1233 Porcuna buscara protección en Ibn Al-Ahmar, señor de Arjona y Jaén, aunque caería en manos de Fernando III muy poco tiempo después, en 1240. Porcuna es entregada a la Orden de Calatrava inmediatamente después de su conquista, que la convertirían en una de sus encomiendas con dominio efectivo sobre las poblaciones de alrededor. Se reforzaron las defensas y se construyó un nuevo alcázar. Hoy es posible contemplar vestigios de algunos torreones de la antigua muralla y la esbelta torre ochavada del homenaje.
La fase final de la Edad Media y la Edad Moderna vienen jalonadas de periodos de crisis y de auge para Porcuna. Durante el siglo XV la ciudad asiste a las luchas de poder entre bandos nobiliarios que marcará esta centuria de la Historia castellana, mientras algunos de sus hombres participan en la conquista de importantes plazas en la fase final de la reconquista del reino nazarí de Granada. El siglo XVI será de esplendor económico, alcanzando Porcuna la cifra de 8.000 habitantes en 1595. Sin embrago, el siglo XVII será de crisis generalizada, no recuperándose la ciudad hasta bien entrado el siglo XVIII. 
Porcuna participará activamente en la guerra napoleónica. En julio de 1808, la vanguardia de las tropas venidas de Granada y Sevilla para luchar en Bailén se reúnen en Porcuna, muchos de cuyos hombres se enrolarán para combatir al francés. Y es que la historia reciente de Porcuna tiene un matiz bélico evidente, pues de nuevo será escenario cercano de las contiendas entre republicanos y franquistas en la guerra civil española, ya que el frente se encontraba muy cerca de la localidad.
 

MONUMENTOS

Torre de Boabdil

El Torreón de Boabdil, de perfil elegante, domina Porcuna en el punto más elevado de la ciudad
(foto: archivo propio)

Se trata de la torre del homenaje de la fortaleza medieval de Porcuna. Se denomina así porque el último rey nazarí de Granada estuvo prisionero en esta torre durante un tiempo tras ser apresado en la batalla de Lucena. Presenta un excelente estado de conservación, a pesar de ser de los pocos restos que subsisten del sistema defensivo de la población. Fue edificada por la Orden de Calatrava entre 1411 y 1435. Posee planta octogonal y está construida en sillería regular. La base es maciza y presenta dos plantas en los niveles intermedio y superior, cubiertas con bóvedas góticas de nervios. Alcanza una altura de 28 metros. Destacan en el exterior las ventanas geminadas de arcos lobulados, de tradición mudéjar.
Es uno de los más hermosos ejemplos de arquitectura medieval militar en la Provincia de Jaén. Actualmente alberga el Museo Arqueológico de Porcuna.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

Exterior de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
(foto: archivo propio)

Se levanta este edificio en la Plaza de Andalucía sobre el solar que ocupó la antigua iglesia gótica de Santa María la Mayor, parte de cuya estructura se derrumbó en 1872, haciendo necesaria la construcción de un nuevo templo parroquial. La nueva iglesia se edificó entre 1888 y 1903, inaugurándose oficialmente en 1910. Su traza se debe al arquitecto Justino Flórez, que aunque era su deseo realizar las obras en estilo neogótico, finalmente hubieron de hacerse en estilo ecléctico románico-bizantino por la falta de presupuesto. La sacristía, del siglo XVII y en buenas condiciones, se incluyó en el proyecto.
De planta de cruz latina, el edificio posee tres naves, la central doble de ancha y alta que las laterales, correspondiéndose cada una de ellas con un ábside en la cabecera. También se resuelven de forma absidal los extremos del transepto. El crucero se cubre con cúpula de media naranja sobre pechinas.
En los ábsides del presbiterio y de los brazos del transepto se hallan frescos pintados por el famoso artista cordobés Julio Romero de Torres, los cuales son las únicas obras de temática religiosa que realizó el pintor en su vida.

Nave principal, cúpula del crucero y presbiterio en forma de ábside
(foto: archivo propio)

Bóveda absidal con la pintura al fresco de la Asunción de la Virgen de Julio Romero de Torres
(foto: archivo propio)


Iglesia de San Benito

Patio y puerta gótico mudéjar de la Iglesia de San Benito
(foto: archivo propio)

Erigida entre finales del siglo XIV y principios del XV, es de estilo gótico con reminiscencias románicas (capiteles de las columnas que sustentan los arcos de la nave principal) y algún elemento mudéjar (portada del patio del antiguo convento, de arco de herradura apuntado). Consta de dos naves en perpendicular (formando un ángulo recto o "L"). La principal es la más antigua, de arcos ojivales que apean sobre columnas con los referidos capiteles románicos de variada e interesante decoración. Se cubre con bóvedas de arista en cada tramo. La otra nave es posterior, quizás el antiguo refectorio del convento que fue anexionado como parte de la iglesia en las reformas llevadas a cabo en el siglo XVIII. La fachada de la iglesia, es de un barroco clásico del siglo XVII. La capilla y camarín de la Virgen de la Soledad, en los pies de la iglesia -lado de la Epístola-, es un añadido del siglo XIX.
Esta iglesia y convento fue sede de uno de los prioratos establecidos en Porcuna por la Orden de Calatrava. Fundada como monasterio benedictino a las afueras de la población, fue el germen del actual barrio que lleva su nombre.

Capitel de motivo vegetal en la nave principal de la Iglesia de San Benito
(foto: archivo propio)

Antiguo Pósito y Arco de la Villa

El antiguo Real Pósito de la villa fue mandado construir en 1798. De estilo neoclásico, está hecho en sillería de piedra y presenta planta basilical dividida en tres naves. La portada principal, muy sobria, está enmarcada por pilastras toscanas y rematada por frontón partido con tondo ovalado en el centro. Se accede a ella por una escalinata. Hoy cumple la función de Ayuntamiento de la localidad. En su interior se encuentran dos salas del Museo Arqeológico de Porcuna, además de los restos del claustro del extinto convento de San Francisco.
Anexo al Ayuntamiento, en uno de los flancos de la Plaza de Andalucía, se alza el Arco de la Villa, que sustituye al anterior gótico que suponía una de las puertas del recinto amurallado medieval de Porcuna. Este arco fue reconstruido en 1952 sobre los restos del anterior.

Antiguo Real Pósito de Porcuna, actual Ayuntamiento, y Arco de la Villa
(foto: archivo propio)

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y Plaza de Andalucía a través del Arco de la Villa
(foto: archivo propio)

Paseo de Jesús

Paseo de Jesús de Porcuna
(foto: archivo propio)

Disfrutan los porcunenses de uno de los mejores paseos de la provincia, por su extensión, belleza, historia y por las magníficas vistas que ofrece. Se trata de un agradable lugar que merece visitarse. Este paseo tiene su origen nada menos que a mediados del siglo XIX, cuando se plantan árboles y se instalan bancos de piedra. Conectaba el núcleo urbano con la Iglesia de San Sebastián, junto a la que se encontraba el cementerio, trasladado a finales del siglo XIX. La Iglesia continúa ahí, pero bajo la advocación de Jesús Nazareno, por albergar esta querida imagen de los porcunenses. Detrás de la Iglesia se halla el mirador de La Rotonda, con unas inmejorables vistas de la campiña jiennense.  

Iglesia de Jesús

Al final del Paseo de Jesús se levanta esta ermita, antigua iglesia de San Sebastián, hoy bajo la advocación de Jesús Nazareno. Data del siglo XVII, aunque su fundación tuvo lugar en la Edad Media. Consta de una sola nave cubierta con bóveda de cañón. La parte más interesante es el presbiterio, de media naranja sobre pechinas y decorada con yeserías policromadas. En el testero frontal se halla un interesante retablo mayor tras el cual se abre un primoroso camarín de exuberante decoración construido en la primera mitad del siglo XVIII y que alberga la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

Exterior de la Ermita de Jesús
(foto: archivo propio)

Cúpula sobre pechinas, retablo mayor e imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno en su camarín.
(foto: archivo propio)

Casa de la Piedra

Aunque sin interés artístico, esta construcción, situada en el lado derecho del Paseo de Jesús, se ha convertido en uno de los lugares más visitados de Porcuna por su singular historia. Realizada totalmente en piedra, se trata del proyecto de un hombre, Antonio Aguilera Ruedas -conocido como "Gronzón"-, cantero local y visionario. Solo, con la ayuda de un carro, una burra y unas pocas herramientas, comienza en enero de 1930 la construcción de esta casa, que no terminaría hasta 1960, demostrándole así a todo el mundo que no estaba loco.

Fachada principal de la Casa de la Piedra
(foto: archivo propio)

Interior de una de las estancias de la planta baja de la Casa de la Piedra.
Al fondo, expuesto en alto, el carro con el que "Gronzón" transportaba las piedras.
(foto: archivo propio)

Otros monumentos y lugares de interés

A las afueras de la población, en la carretera que conduce a Arjona, se encuentra la Ermita de Nuestra Señora de Alharilla -patrona de Porcuna-, en la aldea del mismo nombre, de origen árabe. Esta ermita hunde sus raíces históricas en la Edad Media, cuando es decubierta por unos pastores la imagen de una Virgen con el niño en la segunda mitad del siglo XIII.
En el núcleo urbano destacan las ermitas de San Marcos y San Lorenzo, la primera de origen gótico, la segunda fundada en 1599, ambas muy remozadas con el tiempo.
Destacan también otras edificiaciones como la Casa de la Tercia, las antiguas Carnicerías, el Casino "La Píldora" y algunos ejemplos de arquitectura civil doméstica de la Edad Moderna y Contemporánea, como la imponente casa de estilo modernista sita en la calle Carrera de Jesús, número 15.

Ermita de Nuestra Señora de Alharilla en Porcuna
(foto: archivo propio)

Casa modernista en C/ Carrera de Jesús
(foto: archivo propio)
 

FIESTAS, TRADICIONES, GASTRONOMÍA

Nuestra Señora de Alharilla, patrona de Porcuna
(foto: archivo propio)

Porcuna tiene como patrona y protectora a la Santísima Virgen de Alharilla, advocación que suscita una intensa devoción no sólo en la localidad sino también fuera de ella. La tradición cuenta que la imagen de la Virgen apareció en una aldea musulmana, cerca de la actual Porcuna, llamada Alhara, edificándose allí una ermita y celebrándose una romería que hunde sus raíces en el siglo XV. La romería se celebra en la actualidad en el segundo domingo de Mayo y congrega a miles de fieles, siendo por derecho uno de los principales acontecimientos religiosos de la Provincia de Jaén. El patrón es San Benito de Nursia, celebrándose en su honor la Real Feria de Septiembre, entre el 4 y el 6 de dicho mes. Gran devoción despierta también otra imagen, la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que el día de la Exaltación de la Cruz, 14 de Septiembre, bendice a la población en el llamado Paseo de Jesús, al final del cual se encuentra su Iglesia. Se celebra a San Isidro, con romería en Mayo después de la de la patrona, y a San Marcos, en cuya víspera se prenden los llamados “chiscos de San Marcos” donde se queman objetos inservibles. En la tarde-noche del día 25 de Abril se procesiona al Santo por las calles.

San Benito, patrón de Porcuna, en la Iglesia bajo su advocación
(foto: archivo propio)

La tradición taurina en Porcuna era rica en otros tiempos. En la segunda mitad del mes de Septiembre se celebraban capeas de toros organizadas por la Cofradía del Nazareno. En el día de San Pedro, 29 de Junio, se corría el llamado “toro de aguardiente”, un tipo de toro ensogado llamado así por la bebida típica que se consumía durante el festejo. Era tradición que el día de Reyes, 6 de Enero, se les diera a los niños un dulce denominado “torico de Reyes” o “torico de azúcar”, por tener la forma de este animal. 
Las labores artesanales típicas de Porcuna, venidas muy a menos en los últimos tiempos, han sido el trabajo de la piedra, del tipo calcarenita, y la albardonería, con trabajos especialmente de cuero para las caballerías. 
En una comarca eminentemente olivarera, el aceite de oliva virgen extra es uno de los productos estrella de Porcuna. Platos típicos son: el “moje”, hecho con boquerones; el "salmorejo", que comparte con la vecina Provincia de Córdoba; el “maimón”, un tipo de gazpacho también cordobés; las “guitarras”, potaje de berenjenas con habas secas; el “violete”, una empanadilla deliciosa; etc. Entre la repostería destacan las “gallinas en leche”, los roscos, pestiños, flores y, como bebida para acompañar estos suculentos dulces, el resol, popular licor.


Bibliografía:

- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.

Enlaces de interés:

- www.porcuna.es (Ayuntamiento de Porcuna)
- www.deporcuna.com ("Porcuna, la antigua Obulco")
- www.deporcuna.wordpress.com ("Porcuna es noticia")


 

En los fogones de Jaén. MACARRONES CON VERDURAS.

Hoy una receta ligera y sabrosa  en la que incorporamos verduras a la pasta. Muy aconsejable para las familias con niños.


Foto: Mª Cristina Gimeno

Ingredientes:

- Macarrones. Dos puñados por persona (receta para cuatro personas).
- Dos tomates maduros.
- Un calabacín.
- Una berenjena.
- Un pimiento verde.
- Medio pimiento rojo.
- Una cebolla pequeña.
- Dos dientes de ajos.
- Dos sabanitas de queso.
- Un  poquito de pimienta negra molida.
- Un poquito de estragón.
- Un poquito de orégano.
- Una hoja de laurel.
- Tres o cuatro cucharadas de aceite de oliva virgen.
- Una cucharada de vinagre balsámico de Módena.
- Sal.

Modo de hacerlo:  

Cocemos los macarrones con sal, un chorreoncito de aceite de oliva (para que estén más suaves) y una hoja de laurel. Escurrimos y reservamos.
Toda la verdura la picamos muy finita, para que se haga pronto, y no se note a la hora de comer, sobre todo por los niños.
En una sartén ponemos el aceite y rehogamos en él, cuando esté caliente, la cebolla, los ajos, el pimiento verde y el pimiento rojo. Después de darle unas vueltas añadimos los tomates, el calabacín y la berenjena. Si hace falta podemos echarle un poquito de agua  para que las verduras se terminen de hacer.
Salpimentamos y ponemos también el orégano, el estragón, el vinagre balsámico y las lonchas de queso para que se derritan.
Añadimos los macarrones y damos unas vueltas para mezclar todo  y listo para servir.


Buen provecho.