Por los pueblos de Jaén. TORRES DE ALBANCHEZ


Sangre torreña, sangre serrana. Gracias a mi abuela, Celia Génave, puedo presumir de ello. Esas montañas, esas tierras rojas del valle, esos olivares, esos pinos... No es sólo un mero paisaje. Cada vez que me dejo caer por esta sierra de Segura me da un vuelco el corazón, cuando miro, escucho, huelo, cuando siento la fuerza de esta tierra, cuando el mismo pasado llama a mi puerta. Supongo que muchos lo han experimentado, o quizás sólo sea sensiblería de un pobre nostálgico. En cualquier caso, es orgullo, orgullo de sentir correr por mis venas la savia de unos ancestros que hunden su genealogía en este perdido rincón del mundo, que sin embargo para mí constituye uno de los centros de mi existencia.
Mi abuela nació, creció y se casó en Torres. Pero la familia hubo de emigrar a la capital en busca del pan que estas comarcas rurales y apartadas empezaban ya a negar a sus gentes. Corrían los años 50. Mi padre no nació por poco tiempo en Torres, pero cada verano siendo niño marchaba al pueblo con la abuela. Y eso marca. En cuanto a mí, me he criado saboreando viejas historias de Torres que me contaban mis abuelos y mi padre. Y tuve la suerte de crear también historias propias tras pasar mi infancia en Orcera al ser mi padre destinado allí como maestro, por lo que mi vínculo con la sierra de Segura es doble. 
He tenido oportunidad de disfrutar muchas veces de la inconmensurable afabilidad del corazón torreño, empezando por mi bisabuela Jacinta, aquélla con la que mi padre pasaba los veranos, una de las mujeres más buenas que he conocido. La lista es extensa, y en ella figuran con letra mayúscula los nombres de mis tíos, Ricardo, hermano de mi abuela, y Alicia. El primero, incombustible poeta, enamorado, como un servidor, de esta mágica sierra, no ha mucho que nos dejó. Echo de menos nuestras conversaciones y su cercanía. A ella, otra de esas buenas mujeres de Torres (herencia en parte de su madre Misi a la que guardo cariñosamente en mi recuerdo), sólo puedo agradecer su carácter desprendido y abierto, amén del don culinario que Dios le ha concedido. Vaya dedicado a ambos, y a la gente de Torres en general, este pequeño artículo de mi blog.
Un gran abrazo desde mi corazón a los torreños y torreñas que están, y a los que ya se fueron.

Jesús Molina Gimeno. 


TORRES DE ALBANCHEZ


Vista de Torres de Albanchez
(foto: archivo propio)

Escudo de Torres de Albanchez
  • Localización: NE de la Provincia de Jaén
  • Comarca: Sierra de Segura
  • Superficie: 65 km²
  • Población: 787 hab. (2019)
  • Densidad: 12,7 hab./km²
  • Altitud: 860 m.
  • Límites: N. Villarrodrigo; E. Siles; S. Benatae; SO. La Puerta de Segura; O. Génave.
  • Gentilicio: Torreño/a
  • Distancia a la capital: 148 km.
  • Aldeas: Fuente Carrasca, Los Maridos, Moracho.

SITUACIÓN                                                          

Mapa del término municipal de Torres de Albanchez y localización en la provincia de Jaén

Torres del Albanchez se sitúa en el nordeste de la provincia de Jaén y en la zona norte de la comarca de la Sierra de Segura. Dista 148 km. de la capital, 121 km. de Albacete y 94 km. de Úbeda, centros urbanos de referencia con los que mantiene una cierta dependencia administrativa, comercial y de servicios. Pertenece al partido judicial de Villacarrillo. Buena parte de su término municipal se incluye dentro de los límites del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas.
La principal vía de acceso a la comarca es la N-322 Códoba-Requena (dista del núcleo urbano 19 km.). El acceso más cómodo y rápido al municipio se hace a través de la A-310, abandonando la N-322 en Puente de Génave, y siguiendo esta carretera hasta el cruce con la JA-9112, que lleva al núcleo urbano de Torres de Albanchez. Podemos acceder también desde la N-322 a través de Génave por la JA-9104 y a partir de esta localidad tomar la JA-9106 hasta Torres.


Vista parcial de Torres de Albanchez.
(foto: archivo propio)

GEOGRAFÍA                                                         

Torres de Albanchez se enclava en plena sierra de Segura, una de las formaciones montañosas más importantes del macizo Prebético (parte septentrional de las Cordilleras Béticas). Entre las sierras del Picazo o Picarzo, Oruña y Calderón y sobre el valle del río Onsares se extiende el término municipal de Torres de Albanchez, el cual podemos subdividir fácilmente desde el punto de vista geomorfológico en tres bandas de relieve paralelas en dirección suroeste-nordeste, que son, de oeste a este, la sierra o cuerda de Picazo, el valle del río Onsares y la sierra de Calderón.

Cuerda de Picazo

La sierra -o cuerda como es más conocida aquí- de Picazo es una formación montañosa caliza que cierra el término municipal por el lado oeste y constituye la frontera con el vecino término de Génave. Aquí la máxima altura es, precisamente, Picazo (1.296 m.), que es también el techo del municipio. La sierra de Picazo enlaza en la zona suroeste del municipio con las estribaciones de la sierra de Oruña que, con idéntica dirección, se adentra en los municipios de Benatae y La Puerta de Segura. El Cerro de los Corzos (1.100 m.) y Piedra del Águila (1.110 m.), pertenecientes a esta sierra, son las elevaciones que cierran el término por esta parte.
Geológicamente, esta franja está constituida por dolomías del Jurásico en las zonas más elevadas, prácticamente por encima de los 900-1.000 m. Esta cota marca el contacto con las arcillas rojizas del Triásico, propias de la zona de ladera media y baja. Es importante resaltar la cantidad de manantiales que brotan en esta zona. 
Se trata, evidentemente, de un relieve abrupto, donde predomina el pinar mediterráneo, una cobertura vegetal que supone en torno al 25% de la superficie del municipio. La mayor parte de la superficie de pastizal se encuentra también en este área. No obstante, y dada la antropización desde antiguo de estas laderas que miran al sureste, el olivar y la huerta han escalado hasta cotas altas, en el entorno de las varias aldeas (Fuente Carrasca, Fuente Mujer, Fuenfría) que se hallan salpicadas en este paisaje montañoso entre el valle y las cumbres. Una de aquellas aldeas experimentó un mayor desarrollo y crecimiento urbano desde la Edad Media por el establecimiento de una torre fuerte para la protección de los habitantes del entorno. Es el núcleo de Torres de Albanchez (860 m.), que se cobija bajo la sombra del Castillo de Torres (1.145 m.), un apéndice orográfico de la cuerda de Picazo sobre el valle del río Onsares.


Vista de Torres de Albanchez hacia el norte. Sobre el pueblo, el cerro del Castillo de Torres. Al fondo a la izquierda, cumbre de Picazo.
(foto: archivo propio)


Vista de Torres de Albanchez hacia el suroeste. Al fondo, sierra de Oruña con los cerros de Piedra del Águila, en el centro, y los Corzos, a la derecha.
(foto: archivo propio)


Valle del río Onsares / Guadalimar

El río Onsares es el curso fluvial más importante del municipio, que lo atraviesa de nordeste a suroeste. Se trata de un afluente por la margen derecha del río Guadalimar, uno de los ríos más importantes que atraviesa la comarca de Segura, afluente a su vez del Guadalquivir. El Onsares, que tributa sus aguas al Guadalimar justo en la frontera con el término de Benatae, circula por un valle formado por arcillas, areniscas y yesos del Triásico. Esas arcillas aportan la singular tonalidad rojiza que caracteriza los paisajes de los valles fluviales del norte de la comarca.
Esta franja de valle es la zona más baja del municipio, con cotas que oscilan entre los 900 m. (línea de contacto con las dolomías del Jurásico) y los 640 m. del punto de desembocadura del río Onsares en el Guadalimar, que es a su vez la cota más baja del término municipal.
La superficie del valle es fundamentalmente agrícola, con un predominio del olivar. Este cultivo supone casi el 50% de la superficie total del término municipal. Casi insignificante es la superficie de la tierra de labor de secano (no llega al 2%) y la huerta tradicional (inapreciable). Los Maridos, La Tala y La Hoya son las aldeas que salpican este valle.


Río Guadalimar, que roza el término municipal de Torres de Albanchez por el sur.
(foto: archivo propio)


Valle del río Onsares desde Torres de Albanchez
(foto: archivo propio)


Aldea de Los Maridos, en el valle del río Onsares
(foto: archivo propio)

Sierra de Calderón 

La sierra de Calderón cierra el término municipal de Torres de Albanchez por el este y nordeste, haciendo frontera con el término de Siles. Su máxima altura es el pico Paredazo (1.236 m.).
Al igual que la cuerda de Picazo, se trata de una formación montañosa caliza formada por dolomías del Jurásico que se cubre de densos pinares. También aquí son abundantes las fuentes, en torno a las cuales surgieron pequeñas cortijadas, destacando la aldea de Moracho.


Vista desde Torres de Albanchez hacia el sureste. Al fondo, Siles. A la izquierda, estribaciones de la Sierra de Calderón.
(foto: archivo propio)


Vista parcial de Torres de Albanchez hacia el levante desde la azotea de la Torre del Homenaje. En primer plano, plaza y edificio del Ayuntamiento. Al fondo, la sierra de Calderón
(foto: archivo propio)


Medio Natural

El 75% de la superficie del término municipal de Torres de Albanchez se encuentra dentro de los límites del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, que con sus más de 214.000 has. es el más extenso de España. Debido a esta circunstancia, la riqueza natural y paisajística de la zona es de gran valor. Los terrenos agrestes en las áreas más elevadas del macizo montañoso, donde el pino es el rey de la vegetación, contrastan con el paisaje humanizado de los plácidos valles fluviales, donde el olivar y la huerta se mezclan con el pinar disperso o restos de encinares y quejigares antiguos.
La fauna se adapta a este variado mosaico. En el primer escenario no puede faltar el pequeño mamífero que se ha convertido en el emblema de la Sierra de Segura: la ardilla. Otros de mayor tamaño son el zorro, el ciervo y la cabra montés. Los cielos son surcados por diversos tipos de rapaces como las águilas (real, calzada, culebrera) y el elegante búho real, o carroñeros como el buitre leonado. En los valles y entorno de los ríos y arroyos destaca una completa lista de avifauna: jilgueros, petirrojos, ruiseñores, zorzales, escribanos, lavanderas...; sin olvidar los reptiles, la fauna anfibia y la piscícola. 


La ardilla roja (Sciurus vulgaris), subespecie segurae, que habita las sierras del Parque Natural.
(foto: archivo propio)

Clima

Debido a la zona montañosa en la que se encuentra Torres de Albanchez, el tipo de clima es mediterráneo continentalizado de rasgos húmedos. Los veranos suelen ser calurosos, con máximas que raramente sobrepasan los 35ºC. Los inviernos son fríos, alcanzándose una máxima promedio en enero, el mes más frío, de 12ºC. Las precipitaciones oscilan entre los 600 y los 700 mm. al año, con máximos en otoño y primavera y un mínimo estival (julio y agosto) considerable.


Día de lluvia en Torres de Albanchez

ECONOMÍA                                                          

La base de la economía de este pueblo serrano es la agricultura, con un claro predominio del cultivo del olivar (de secano y de regadío, imponiéndose este último cada vez más), al que siguen muy de lejos el cereal y los productos hortícolas, en este último caso prácticamente de autoconsumo. El aceite de oliva virgen extra que se obtiene es un producto de gran calidad bajo la Denominación de Origen "Sierra de Segura", una de las más antiguas de nuestro país. Para su extracción existen en la localidad dos almazaras.
Por su parte, la ganadería, de cabaña ovina y caprina en su mayor parte, no supera el ámbito del mercado local.
Las dos almazaras mencionadas constituyen el único tejido industrial del municipio. Si a ello unimos las tres empresas dedicadas a la construcción en el municipio, tenemos un sector secundario escuálido en el municipio. El sector servicios no queda mejor parado, reduciéndose a un puñado de negocios entre los que destacan los de alimentación y hostelería. Existen dos entidades bancarias en la localidad.
La mayor parte de la población activa se emplea en el sector primario, en torno al 60%, mientras que un 20% lo hace en los sectores secundario y de servicios y el restante 20% declara tener su puesto de trabajo fuera del municipio. La eventualidad en el empleo es elevada, mientras que la cifra de paro se mantiene desde 2015 hasta la actualidad en un discreto 11%.


Plaza de la Constitución, que preside el edificio del Ayuntamiento
(foto: archivo propio)

DEMOGRAFÍA                                                     

Torres de Albanchez sufre los problemas demográficos de la España rural o España "vaciada", como se le denomina últimamente. La emigración en los años del desarrollismo español fue brutal en estos ámbitos rurales marginados. Sólo en las décadas de los 60 y los 70 Torres de Albanchez perdió algo más de 1.000 habitantes, una sangría demográfica que se redujo a partir de los 80 pero que se ha mantenido lenta e inexorable hasta la actualidad. La población actual del municipio se ha visto reducida a más de un tercio con respecto al pico que se alcanzó en el año 1940 (2.552 hab.).


Gráfica y tabla de la evolución de la población en Torres de Albanchez desde principios del siglo XX hasta la actualidad

De las muchas aldeas con las que contó Torres de Albanchez en el pasado, el censo de población de 2019 ya sólo arroja cifras para tres de ellas: Fuente Carrasca (9 hab.), Los Maridos (7 hab.) y Moracho (2 hab.). El núcleo de Torres cuenta con 769 hab.
La población, además, está muy envejecida. La edad media supera los 46 años, y el porcentaje de mayores de 65 es del 22%, doblando a los menores de 15 años.


Población de las aldeas de Torres de Albanchez y distancias al núcleo urbano

HISTORIA                                                             

Aunque existen restos de material lítico descubierto en el término municipal de Torres de Albanchez, perteneciente a grupos prehistóricos nómadas, el primer asentamiento estable en la zona tiene lugar entre finales del Neolítico y la Edad del Cobre o Calcolítico (III milenio a. C.) en la ladera de Picazo. El poblado tuvo una muralla de piedra seca que todavía hoy se aprecia en algunos sectores y unidades de habitación circulares. El poblamiento se realiza en un lugar elevado para el perfecto control del territorio, como otros yacimientos de la época, caso de la cima del cerro "Castillo de Torres" (en cuya ladera meridional se sitúa el actual núcleo urbano). Estos asentamientos se relacionan con el comercio y transporte de los metales desde los centros productores hasta las zonas costeras a través de vías de comunicación como la que corría por el interior de la comarca de Segura siguiendo el curso del Guadalimar. No debemos olvidar la situación estratégica de esta zona, entre la Meseta, Levante y el valle del Guadalquivir.
Con el desarrollo de la cultura ibérica el territorio del término municipal vuelve a estar poblado después de un amplio periodo sin constancia de ello. De nuevo es la cima de "Castillo de Torres" la que concentra nuestra atención. Se desarrolla aquí un fortín a partir del siglo V a.C., habiéndose encontrado la típica cerámica de tonos rojos y otros elementos típicos de esta cultura. En El Tornajuelo se ha encontrado cerámica ática de este periodo. Éstos y otros pequeños asentamientos en la zona tendrán continuidad de asentamiento hasta época romana, surgiendo las unidades de explotación agropecuaria llamadas "villae".


Cerámica ática de El Tornajuelo (Torres de Albanchez). Siglo V a.C. Museo Arqueológico municipal.
(foto: archivo propio)

Exvotos de barro cocido de la Loma de los Majuelos (Torres de Albanchez). Siglo III a.C. Museo Arqueológico municipal.
(foto: archivo propio)

De la época islámica, apenas se conservan indicios en Torres de Albanchez, que debió de ser una pequeña alquería fortificada en la cima del cerro ya indicado. El 1 de mayo de 1235 fue conquistada por los cristianos, integrándose el lugar y su castillo en el territorio de la Orden de Santiago, Encomienda de Segura de la Sierra. Este hecho marcará la historia de esta localidad y de la comarca, pues la pertenencia a la Orden se extenderá hasta el siglo XIX.
Fue precisamente la Orden la que decidió un cambio de localización del asentamiento a una cota más baja de la ladera meridional del cerro, por lo que a lo largo del siglo XIV se abandona la aldea de la cumbre y su castillo, llamado de "la Yedra", y los habitantes se aglutinan en torno a una torre fuerte que la Orden había construido. Nacía así el actual núcleo urbano de Torres de Albanchez.
Las Relaciones Topográficas de Felipe II del año 1575 nos hablan detalladamente de aquel asentamiento de la cumbre, ya entonces abandonado y en ruinas, pero del que se desprende que hubo de tener cierta entidad. Pero las Relaciones nos describen también el nuevo pueblo, ya consolidado, que vive una época de esplendor durante el siglo XVI, con una población en aumento: unos 250 vecinos (algo más de 1.000 hab.). Además, mediada la centuria Torres conseguiría la independencia de Segura de la Sierra, obteniendo el título de villa en el año 1552 por privilegio del monarca Felipe II.
No obstante, este documento de las Relaciones también revela ya los dos males endémicos que aquejarán a esta zona durante la Edad Moderna: la relativa pobreza de los habitantes -que se dedican a la agricultura (jornaleros), el pastoreo, la explotación del monte y, sobre todo, al transporte de mercancía (arrieros)- y la carestía de los principales productos de primera necesidad, como son el pan, aceite y vino, que habían de traerse de La Mancha.
El declive del siglo XVII debió de ser nefasto para la villa y sus efectos prolongados en el tiempo, pues en la centuria siguiente, el censo del duque de Alba (1768) arroja una población verdaderamente escuálida, tan sólo 152 hab. Dos décadas después, el censo de Floridablanca no muestra cambios prácticamente (166 hab. en 1787). La ocupación de la población en estas fechas es mayoritariamente agrícola.
El siglo XIX traería consigo la recuperación de Torres de Albanchez, que hacia 1840 ya contaba con 590 hab. y a finales de la centuria doblaba esta cantidad, superando los 1.200 hab. La roturación de nuevas tierras y el aumento de la superficie cultivada estuvo detrás de este progresivo crecimiento que, prácticamente sin variaciones, se mantendrá hasta la posguerra.
En una sociedad dominada por el caciquismo, la conflictividad social fue nula en el municipio hasta la II República. La escalada de tensión y los enfrentamientos de clase se materializaron en los hechos violentos de la contienda civil y los años de represión. Instalado el orden rural de antaño con la llegada del franquismo, la localidad se sume en un intenso proceso de emigración que, más contenido en las últimas décadas, ha llegado hasta la actualidad.

PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO       

Torre del Homenaje


En el centro de la población se levanta una soberbia torre del homenaje de planta cuadrada (12,8 m. de lado) que en su lado oeste se refuerza con una obra avanzada cuyos ángulos están protegidos por cubos macizos. En su interior, el espacio se dispone en tres pisos. El inferior contiene el aljibe. Los dos superiores albergan cada uno dos salas abovedadas que se apoyan en un muro central.
Se trata de una obra cristiana, posiblemente del siglo XIV. Como se ha referido anteriormente, existían una fortificación previa en la cima del cerro donde se asienta la población: el castillo de la Yedra. La Orden de Santiago consideró trasladar la población a una posición de más cómodo acceso, en una cota inferior ladera abajo. Así surgió esta torre, que tuvo su cortijo alrededor (tapia o muralla que no se ha conservado) como atestiguan las visitas de la Orden desde el siglo XV y las Relaciones Topográficas de Felipe II de 1575. En torno a la nueva fortificación comenzó a surgir el nuevo núcleo de Torres de Albanchez. 
A partir del siglo XVI la torre deja de tener función y se abandona, llegando hasta fechas recientes en un estado deplorable. Gracias a la decidida apuesta del consistorio de la localidad, entre 2018 y 2019 se ha restaurado en su totalidad, recuperándose así la que es seña de identidad de la población.


Torre del homenaje de Torres de Albanchez antes de la restauración de 2018-19.
(foto: archivo propio)


Torre del Homenaje después de la restauración
(foto: archivo propio)


Una de las salas de la primera planta de la torre del homenaje, antes de la restauración.
(foto: archivo propio)

Iglesia de Nuestra Señora de la Presentación


La iglesia parroquial de la localidad, que en origen estaba dedicada a Santa María, tiene su origen en la segunda mitad del siglo XV. Es un templo de planta rectangular, de una sola nave de cañón dividida en tramos por arcos fajones de medio punto. La bóveda enmascara la antigua y original techumbre de madera. También de este material es el coro en alto a los pies, obra original del siglo XV. La capilla mayor, que se cubre con media naranja sobre pechinas, es posterior, del siglo XVII. 
Externamente sobresale la sencilla portada de arco de medio punto con arquivoltas situada en el lado norte, que se abre a la plaza principal. Es del primer tercio del siglo XVI, de factura tardogótica. El campanario es obra contemporánea, de mediados del siglo XX, que vino a sustituir al original de finales del siglo XV que había quedado en ruinas. No es acorde estéticamente con el resto del edificio, aunque la última restauración en 2017 ha mitigado un poco esta circunstancia. 


Fachada principal de la Iglesia parroquial de Torres de Albanchez
(foto: archivo propio)


Capilla mayor de la iglesia parroquial y retablo
(foto: archivo propio)

Portada de la Casa del Mayorazgo

De la casa llamada "del Mayorazgo" sólo queda hoy su portada renacentista, situada en la calle Virgen del Campo, antes de San Clemente. El dintel de la puerta se sujeta sobre zapatas con ménsulas labradas. El conjunto presenta relieves de cinco espejos sobre cueros apergaminados, uno de ellos con rostros barbados de perfil. 


Portada de la Casa del Mayorazgo
(foto: archivo propio)

Museo Arqueológico


El aula-museo de la localidad se fundó en 1993. Muestra una discreta colección de restos arqueológicos encontrados en el término municipal y en otros lugares de la comarca, desde la Prehistoria hasta la Edad Media. Mediante paneles explicativos, se hace un recorrido por la historia geológica y humana del entorno de Torres de Albanchez. Se encuentra en un edificio propiedad del ayuntamiento en la Avenida de Andalucía en la salida hacia Génave.


Una de las salas del Museo Arqueológico de Torres de Albanchez
(foto: archivo propio)

Ermita de la Virgen del Campo


A 5 km. de Torres por la carretera de Génave se encuentra esta pequeña ermita, un sencillo edificio de una sola nave con espadaña que se construyó en 1958 y que sustituye a un santuario anterior (ya en ruinas a principios del siglo XX), del que tenemos la primera noticia documental en 1478 a través de la visita de la Orden de Santiago.


Ermita de la Virgen del Campo
(foto: archivo propio)

FIESTAS                                                                 

Los santos patronos de esta localidad segureña son la Virgen del Campo y San Clemente, aunque, perdida con los siglos la devoción por el segundo, es por Nuestra Señora por la que suspiran los corazones de los torreños y torreñas.


Imagen de la Virgen del Campo, patrona de Torres de Albanchez.
(foto: archivo propio)

Hasta en tres ocasiones al año se festeja a la patrona. 
Su fiesta principal es el día 8 de septiembre, en torno a la cual se celebran las fiestas de la localidad. Las fiestas de Torres tienen un regusto serrano por la celebración de encierros de vaquillas por las calles del pueblo y recortes en la plaza de toros. Es una costumbre ancestral que tiene su origen en los repobladores castellanos tras la reconquista de estas tierras en el siglo XIII. Por las noches, las verbenas en la plaza amenizan la velada. Pero es la procesión de la Virgen del Campo el acto que concentra toda la atención. Tiene lugar el día 8 por la mañana, después de la santa misa, acompañando a la patrona las autoridades civiles y religiosas, la banda de música y el pueblo en masa.


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Procesión Virgen del Campo el 8 de septiembre
(foto: archivo propio)


Encierro de vaquillas en las fiestas patronales
(foto: archivo propio)


Capea y recortadores en la plaza de toros del pueblo
(foto: archivo propio)

El día 8 de mayo la Virgen del Campo vuelve a ser procesionada por las calles del pueblo después de su correspondiente misa. La coincidencia de fechas (8 de septiembre, 8 de mayo) ha hecho que estas fiestas sean conocidas tradicionalmente como el "ocho de Torres"
La Virgen del Campo permanece en la parroquia de Torres de Albanchez desde finales de agosto, en que es bajada de su ermita al pueblo para las fiestas, hasta el último domingo de mayo, en que la imagen es subida en romería desde el pueblo hasta su ermita. Son nada menos que 4 km. de ascenso por la carretera de Génave hasta el pequeño santuario mariano, que los torreños y torreñas recorren entre cánticos y rezos. Una vez allí tiene lugar la misa y la posterior convivencia de los vecinos, donde no falta el buen yantar y, por supuesto, las tradicionales "sevillanas a la Virgen del Campo".
La devoción a la Virgen del Campo se consolida a partir de finales del siglo XVI. Una piadosa leyenda dice que la imagen de Nuestra Señora fue encontrada junto a un manantial por un pastor de Torres, pero en término de Génave. La imagen fue trasladada al pueblo vecino, pero milagrosamente regresó al lugar donde había sido hallada, lo que se interpretó como un signo divino de que la Virgen quería permanecer allí, construyéndose una ermita en su honor para darle culto.  
El día 25 de abril, festividad de San Marcos, los torreños y torreñas salen al campo para pedir al santo que "espante al diablo", antiguo rito para que no se malograran las cosechas. Aprovechando la jornada campestre, se hacen comidas familiares o con las amistades.
Del resto del ciclo festivo de la localidad, mencionar el día de la Candelaria -2 de febrero-, con el encendido de lumbres en las calles, el Carnaval, la Semana Santa, San Isidro -15 de mayo- y el Corpus Christi.


Nuestra Señora de los Dolores, que procesiona el Viernes Santo.
(foto: archivo propio) 

FOLCLORE                                                           

El patrimonio folclórico es muy rico en la comarca de la Sierra de Segura. Torres de Albanchez no es una excepción y supone un ejemplo de conservación de antiguas canciones, danzas, proverbios, leyendas, coplillas... Estas últimas eran muy populares en las fiestas de Torres y sus aldeas antiguamente. Sus letras, en algunos casos un tanto picantes, nos hablan de amores y desamores, siendo el piropo a la mujer serrana muy habitual. Las había también de otros tipos, como de faena (para la siega y la recogida de la aceituna), villancicos, oraciones, incluso para los juegos. Reproducimos algunas estrofas de unas coplillas que mencionan las ya tristemente deshabitadas aldeas de La Hoya y La Tala:


A la entrada de La Hoya
lo primero que se ve
son las ventanas abiertas
y las camas sin hacer.

En los bailes de La Hoya
cuando están en lo mejor
entonces viene la Eulalia
y se lleva el acordeón.

Con la luna de enero
te he comparado,
que es la luna más clara
que hay en el año.

Yo me asomé a tu ventana
por ver que estabas haciendo,
vi que estabas llorando,
la culpa yo no la tengo.

Las mocicas de La Tala
son guapas y huelen bien
y les reluce la cara
como el culo de una sartén.

GASTRONOMÍA                                                  

Otro capítulo interesante de la cultura serrana y torreña es la gastronomía. La idiosincrasia de esta comarca de montaña ha propiciado un variado y suculento abanico de platos que van desde los contundentes guisos farináceos hasta las deliciosas creaciones reposteras.
La cocina de la zona denomina "ajo" a toda elaboración en la que se machacan sus ingredientes hasta conseguir una textura parecida o una gacha. Uno de los más degustados es el "ajoatao", hecho con patata y que, servido frío, es un complemento perfecto para la carne de cordero o cualquiera otra hecha a la brasa. El "ajopringue", cuyo ingrediente principal es el hígado de cerdo, es un plato muy especiado. El "ajoharina" con níscalos o "guíscanos", como son conocidas estas setas aquí.
En invierno no pueden faltar las "migas" con torreznos y chorizos. De la sabiduría culinaria de los pastores nos ha llegado el "cordero en ajillo pastor", la "caldereta pastora" o el "cordero en ajo cabañil" que, como se puede observar, tienen como protagonista la carne de cordero que aquí en la Sierra de Segura es de Denominación de Origen.
En la repostería, los "roscos fritos", las "flores" y las "gachas dulces" harán las delicias de cualquier paladar.

Roscos fritos y flores, una representación de la rica repostería torreña
(Elaboración: Alicia López. Foto: archivo propio)


Así es Torres de Albanchez...

Plaza de la Iglesia 
(foto: archivo propio)

Fachada de una casa historicista de principios del siglo XX
(foto: archivo propio)


Fuente "del Chorrete"
(foto: archivo propio)


Plaza de la Constitución
(foto: archivo propio)

Bibliografía / Webgrafía