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Del Jaén perdido. El Cristo de la Vera Cruz de JAÉN


Cristo de la Vera Cruz de Jaén en una procesión anterior a la guerra civil

Era ésta una soberbia imagen prerenacentista de Cristo muerto en la Cruz, atribuida al escultor jiennense Juan de Reolid. Pertenecía a la Primitiva, Pontificia y Real Congregación de la Vera Cruz que había sido fundada en el antiguo convento de San Francisco de la ciudad de Jaén en el año 1541, por lo que es una de las cofradías más antiguas de la Provincia de Jaén. Tanto es así que este Cristo fue la primera advocación penitencial en procesionar por las calles de la capital, en una época en que las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa comienzan a dar el salto desde el interior de los templos a las calles. En el referido convento de San Francisco, hoy desparecido, y que se encontraba situado en el solar que hoy ocupa el palacio de la Diputación Provincial, la Congregación tenía una capilla propia en donde este Cristo recibía culto.
De un magnífico estudio anatómico, las modas del siglo XVII y posteriores enmascararán parcialmente con postizos la imagen que, como se aprecia en la fotografía, lucía una peluca de pelo natural y un faldellín hasta las rodillas, que además hacía juego con el sudario triangular que se colocó detrás de la Cruz, estando ambos bordados en ricos brocados.
La imagen pasa a la Iglesia de San Ildefonso en 1836 tras la desamortización de Mendizábal, en donde permanecerá hasta los fatídicos acontecimientos de 1936. Si bien otros crucificados de la capital corrieron mejor suerte y pudieron ser salvados, éste de la Vera Cruz fue trasladado junto con otras imágenes de la Parroquia hasta la Granja Agrícola a la salida de Jaén por la carretera de Córdoba, en donde fue destrozado y astillado para utilizarlo como leña para guisar. Los componentes nocivos de la pintura y barnices de la talla mezclados en el humo de la fogata provocaron la intoxicación de los autores de la fechoría.
Al Cristo de la Vera Cruz de Jaén se le conocía, y conoce, con el sobrenombre de "Señor del Trueno", advocación popular que tomó en la salida procesional extraordinaria que tuvo lugar en 1825 con motivo de una rogativa pública para invocar la tan deseada lluvia. El enorme trueno que se escuchó durante la procesión hizo que el pueblo comenzara a llamarlo por este nombre.
Pasada la guerra civil, la cofradía encarga en 1942 al escultor toxiriano Miguel Giménez Martos la realización de algunas tallas que sustituyeran a las desaparecidas, entre ellas la del titular. Dadas "las prisas" por recuperar el patrimonio perdido, el resultado no satisfizo totalmente a la hermandad, por lo que tan sólo unos años más tarde todas las imágenes son de nuevo sustituidas. El escultor granadino Domingo Sánchez Mesa sería el encargado de realizar la nueva talla del Cristo de la Vera Cruz en 1950, réplica del granadino Cristo de las Misericordias, obra barroca de José de Mora. La talla de Giménez Martos fue donada a la Parroquia de Santiago Apóstol de Valdepeñas de Jaén, donde actualmente recibe culto.

Procesión del Cristo de la Vera Cruz pasando por delante del palacio de la Diputación Provincial.
Jaén, 1918. 



Bibliografía:

- Jiménez Delgado, Francisco. Del Jaén perdido. Memoria artístico-religiosa de la Provincia de Jaén. Jaén, 2010.
- VVAA. La Semana Santa en el recuerdo. Diario Jaén - CajaSur.


    

Del Jaén perdido... "Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum". Cristo del Calvario de BAEZA


Grupo escultórico del Calvario de Baeza anterior a 1936

Este año de 2012 la Venerable e Ilustre Cofradía del Santísimo Cristo del Calvario y Nuestra Señora de la Amargura de Baeza celebra el 50 Aniversario de la llegada de un nuevo grupo escultórico del Calvario al seno de la Hermandad.
Las imágenes que apreciamos en la fotografía y que traemos hoy al recuerdo desaparecieron en la Guerra Civil. La Cofradía había sido fundada en 1916 al desmembrarse el paso del Calvario de la Cofradía de la Vera Cruz, con la que venía procesionando desde antiguo. A lo largo del tiempo en que esta escuadra formó parte de la Cofradía de la Vera Cruz, a este Cristo se le conoció con distintas advocaciones: Cristo de las Gracias, Cristo de la Lanzada, y definitivamente Cristo del Calvario. Un incendio en 1926 en la Iglesia de la Santa Cruz, donde esta cofradía tiene su sede canónica, y la guerra del 36, acabaron con imágenes y enseres. Tras la contienda, la Cofradía del Calvario no se reorganiza hasta el año 1960, en que la familia Jurado encarga un nuevo grupo escultórico al escultor gaditano Juan Luis Vassallo Parodi, quien lo culmina en 1962, logrando una magnífica obra contemporánea de inspiración barroca pero evidentes líneas modernas.
La antigua talla que podemos ver en la fotografía era posiblemente de la escuela granadina del siglo XVII, del círculo de Pedro de Mena, sin embargo los ladrones que en los últimos tiempos acompañaban al Cristo eran de taller valenciano de finales del siglo XIX y venían a sustituir a los antiguos, contemporáneos del Cristo, y que se encontraban deteriorados. De taller valenciano son también las imágenes de la Virgen y San Juan al pie de la Cruz, claramente desproporcionadas con respecto al conjunto.
El Cristo, de una poderosa anatomía, aparecía muerto en la Cruz. Tenía peluca de pelo natural y un paño de pureza bordado en tela sobre el tallado en madera.
A partir de su reorganización, la Cofradía ha seguido compartiendo con la de la Vera Cruz, no sólo sede canónica, sino también el horario de la estación de penitencia en la madrugada del Viernes Santo. Desde hace ya algunos años procesiona en solitario, acompañado de la talla de Nuestra Señora de la Amargura, que se incorpora a la Hermandad en 1989, año también de la aprobación de los nuevos estatutos.


Bibliografía:

- VVAA. La Semana Santa en el Recuerdo. Diario Jaén - CajaSur.
- Programa Semana Santa de Baeza 2008.

  

Del Jaén perdido... "Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum". Cristo de la Vera-Cruz de TORRES

La Cofradía de la Vera-Cruz de Torres fue de las primeras en constituirse bajo esta advocación en tierras de Jaén, posiblemente en la primera mitad del siglo XVI, pues ya existía esta Cofradía, titulada de la "Santa Vera-Cruz y Benditas Ánimas del Purgatorio", en el año 1554, cuando sus hermanos deciden encargar una talla de Crucificado al escultor Juan de Reolid. Se trata de la primera Cofradía de penitencia fundada en Torres y tenía su sede canónica en la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, en la que disponía de capilla y altar propios en donde quedaron instalados el Cristo de la Vera-Cruz y Nuestra Señora de la Soledad. Se regía la Cofradía por estatutos aprobados en 1700 y posteriormente en 1881. El siglo XVIII será el de mayor auge de la cofradía, pues poseía entonces gran cantidad de tierras y hasta siete casas en la población. La procesión principal tenía lugar el Viernes Santo, aunque había otras tres fechas en el calendario en que se celebraban misas mayores para rendir culto a Jesús Crucificado y a las Ánimas del Purgatorio: 3 de Mayo, 16 de Julio y 14 de Septiembre.
La tradición oral, muy rica en Torres, nos habla de la milagrosa aparición de este Crucificado. Con ciertas similitudes con la leyenda de Nuestro Padre Jesús Nazareno "El Abuelo" de Jaén, la historia hace referencia a un par de forasteros que llegan a Torres y buscan alojamiento, ofreciéndole cobijo un matrimonio de ancianos que vivía en el viejo molino aceitero de la localidad. Los forasteros, que decían ser artistas, se encerraron en su habitación y no salían ni para cubrir sus necesidades de alimento, lo que suscitó la curiosidad de los caseros que, pasados los días, llamaron a la puerta para preguntar qué sucedía. Cuál fue la sorpresa de los ancianos al no encontrar rastro alguno de los dos hombres en la habitación, en cuyo centro y sin apoyo alguno se mantenía erguida una hermosa cruz de madera con una bellísima talla de Jesucristo crucificado en tamaño natural. La imagen fue trasladada a la Parroquia en multitudinaria procesión y su advocación fue desde entonces la de Cristo de la Vera-Cruz. No obstante, en un determinado momento, y a consecuencia de otro hecho milagroso, la imagen también será conocida con el popular nombre de "Cristo de los Jornaleros", denominación que pervive actualmente. Ello se debió a la arraigada costumbre entre los torreños de acudir al Cristo de la Vera-Cruz para pedir por sus necesidades, especialmente la lluvia en épocas de sequía. En una de estas graves coyunturas para el campo torreño, un grupo de jornaleros recaudó dinero para sacar en procesión al Cristo y elevar de esta manera una rogativa pública para pedir la tan ansiada lluvia. Ésta no se hizo esperar cuando la imagen cruzó el dintel de la puerta de la Iglesia. Al intentar los jornaleros meterla de nuevo en el templo, no pudieron moverla, y lo más curioso es que el Cristo había permanecido totalmente seco durante todo el tiempo que estuvo a la interperie.


Antiguo Cristo de la Vera-Cruz en la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán de Torres.
Fotografía anterior a 1936

Hasta aquí la tradición oral y la leyenda que envuelve a esta imagen de devoción tan ancestral en Torres. Pero, como se ha dicho anteriormente, existe constancia documental de la autoría de la obra que hoy nos acerca a este bello pueblo de Sierra Mágina. El 12 de Febrero de 1554, los hermanos de la Vera-Cruz encargan al imaginero y urbanista jiennense Juan de Reolid una imagen de un Crucificado, especificándose que para la realización del mismo se tome como modelo el que ya tenía en su poder la Cofradía de la Vera-Cruz de Jaén, y que recibía culto en el convento de San Francisco de la ciudad (no olvidemos que fueron los franciscanos los responsables de la extensión del culto a esta advocación durante los siglos XV y XVI). La talla se realizó en madera de sauce, era de tamaño natural y representaba a Cristo muerto en la Cruz. En la fotografía podemos apreciar una grandiosa anatomía de tipo clásico, que denota la maestría del autor, también palpable en el movimiento efectista del faldellín tallado. Poseía peluca de pelo natural, potencias y corona plateadas y se encontraba sobre una cruz labrada que descansaba en una base en la que aparecían la calavera y las dos tibias, en clara alusión al Gólgota, "lugar de la calavera", monte a las afueras de Jerusalén donde fue crucificado Jesucristo y en el que, según la tradición judía, se habría enterrado la calavera de Adán.
Esta impresionante escultura desapareció para siempre en 1936. Fue sustituida tras la guerra por otra imagen también de Jesús Crucificado que ya es conocido por su nombre popular, el Cristo de los Jornaleros, y que recorre las calles de Torres en procesión el domingo más cercano al 20 de Mayo.


Bibliografía:

- Jiménez Delgado, Francisco. Del Jaén perdido. Jaén, 2007.
- Sánchez Lozano, Mª José. Torres, su Historia. Jaén, 2008.
 


Del Jaén perdido... "Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum". Cristo de la Expiración de ÚBEDA

Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum fue la inscripción que se colocó en un cartel encima de la cabeza de Cristo cuando fue crucificado, y que se traduce al español como "Jesús Nazareno, Rey de los Judíos". En el Evangelio de San Juan (19, 19-20) se dice textualmente: Escribió asímismo Pilato un letrero y lo puso sobre la cruz. En él estaba escrito: Jesús Nazareno, Rey de los Judíos. Este rótulo lo leyeron muchos judíos, porque el lugar estaba contiguo a la ciudad, y el título estaba en hebreo, en griego y en latín.
He elegido esta frase para dar título a una nueva sección de este blog en la que realizaremos, en estas semanas previas a la Semana Santa, un recorrido visual a través de antiguas fotografías en blanco y negro de algunas tallas de crucificados jiennenses, irremediablemente perdidos tras los fatídicos sucesos acaecidos en la Guerra Civil española.

Misterio procesional del Santísimo Cristo de la Expiración, Ntra. Sra. de los Dolores, 
San Juan y Santa María Magdalena. 
Interior de la Iglesia de la Trinidad. Úbeda. Año 1897

Cuando comenzaba a interesarme por la Semana Santa de la Provincia, hace ya muchos años, pude comprobar cómo absolutamente todo el patrimonio imaginero de pasión de Úbeda sucumbió a las mezquinas llamas de la cotienda nacional. Nada se salvó. Como si de un huracán de fuego inspirado por el mismísimo Lucifer se tratara, la guerra hizo desaparecer hasta la última talla que procesionaba en la Semana Santa ubetense antes del 36, y la gran mayoría poseía un gran valor artístico y una belleza sublime...
Pero la ciudad Patrimonio de la Humanidad, con una dilatada tradición cofrade, resurgió de sus cenizas en este aspecto y en la actualidad, Úbeda hace gala de una de las mejores semanas de pasión del país. De aquéllas imágenes y procesiones de antaño nos quedan los valiosísimos documentos visuales que son las fotografías en blanco y negro y sepia, único consuelo, aunque insuficiente, para la indignación que sentimos los que amamos el arte de la imaginería y que aún no alcanzamos a comprender la retrógada mentalidad que condujo a algunos a cometer tales desmanes contra el patrimonio. Ideologías mal entendidas, supongo...
El Santísimo Cristo de la Expiración causaba auténtica sensación y hondo respeto cada vez que hacía su aparición el Viernes Santo en torno al mediodía por la puerta de la Iglesia de la Trinidad. Difiere mucho la imagen aquélla de la actual. En la fotografía de más arriba podemos contemplar la estampa del misterio procesional ubicado en una magnífica y singular carroza estilo Luis XV muy del gusto decimonónico, con abundante candelería y angelitos en las esquinas. El Cristo lucía una larga cabellera de pelo natural que le caía sobre el pecho, y a sus pies se situaban Nuestra Señora de los Dolores, a su derecha, San Juan a su izquierda, y arrodillada en el centro María Magdalena. Llama la atención una figura de mediano tamaño colocada en el frontal del paso, una mujer con los ojos tapados que representaba alegóricamente la Fe. Se trata de la fotografía más antigua que se conserva de este misterio y se podría fechar en 1897, año en que se produce la fiesta del primer aniversario de la reorganización de la Cofradía. La Cofradía de la Santísima Expiración de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de la Salud hunde sus orígenes fundacionales a principios del siglo XVII, concretamente en el año 1604, cuando se crea una hermandad para dar culto a un crucificado propiedad del Deán Ortega que se veneraba en el Convento de la Trinidad, obra del imaginero Luis de Zayas. Tras la desamortización de Mendizábal de 1836 y la consiguiente exclaustración, la talla pasa a la Iglesia de San Nicolás de Bari y se desintegra la Cofradía, que vuelve a reorganizarse de nuevo en la Iglesia de la Trinidad en 1896, saliendo de nuevo en procesión el Viernes Santo, 16 de Abril, de este año.
En esta primera fiesta estatutaria de 1897 se fotografían los hermanos de la Expiración y, muy probablemente, el propio paso, que como se puede apreciar aparece en el interior de un templo de la Trinidad adornado con colgaduras para la ocasión.

La Expiración saliendo de la Iglesia de la Trinidad. Años 10.



La Expiración delante del Palacio del Marqués de Mancera. Años 20



Detalle de la talla del Santísimo Cristo de la Expiración anterior a 1936

Todas las imágenes de este misterio desaparecieron en 1936. La actual talla del Cristo de la Expiración es obra de Juan Luis Vasallo del año 1942. Procesiona la talla, ya sola, en un magnífico trono del escultor malagueño Francisco Palma Burgos. María Santísima de los Dolores es obra de Mazuelos y Doblas del año 1961, y procesiona bajo palio cerrando el cortejo de la Hermandad que sigue haciendo su estación de penitencia en las primeras horas de la tarde del Viernes Santo.


Bibliografía:

- Jiménez Delgado, Francisco. Del Jaén perdido. Jaén, 2007.
- VVAA. La Semana Santa en el Recuerdo