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Iglesias de Jaén. La Iglesia conventual de Nuestra Señora del Carmen de ALCAUDETE


Iglesia del Carmen, único resto del antiguo Convento de La Encarnación de Alcacudete.
Vista desde la Plazuela del Carmen.
(foto: archivo propio)

UN POCO DE HISTORIA

En 1529 el Emperador Carlos V elevaba a la categoría de Condado el Señorío de Alcaudete que en el último tercio del siglo XIV fuera instituido en la persona de Don Alfonso Fernández de Córdoba. El antiguo castillo de la Orden de Calatrava, sobre un cerro que domina la población, se convertía así en el epicentro de la jurisdicción territorial de los Montemayor, una de las ramas familiares de los Fernández de Córdoba.
En un contexto de crecimiento urbano de la villa a lo largo de toda la centuria del XVI se produce la fundación, el 10 de Octubre de 1590, del Convento de Carmelitas Descalzos de La Encarnación, bajo el auspicio de Don Francisco Fernández de Córdoba y Velasco, IV Conde de Alcaudete. Esta centuria supone la edad de oro de las fundaciones conventuales en esta villa, con dos cenobios masculinos: San Francisco (1500), de la orden franciscana (hoy desaparecido), y éste de la Encarnación (1590), de los Carmelitas Descalzos; y dos femeninos, ambos de franciscanas clarisas: Santa Clara (1500) y el Convento de Jesús y María (1577).
El 18 de Octubre el Padre Provincial de los Carmelitas Descalzos, Fray Agustín de los Reyes, puso el Santísimo Sacramento en la iglesia. Fue el primer prior del convento Fray Bernardo de Santa María. 

Vista de la Iglesia del Carmen desde el Castillo de Alcaudete
(foto: archivo propio)

La tradición popular de Alcaudete nos habla de la presencia de San Juan de la Cruz en este cenobio. Aunque no existe prueba documental de tal visita, ésta debió producirse entre la fundación del convento en octubre de 1590 y la muerte del místico en diciembre del año siguiente. Si la presencia del santo no fue física, al menos sí lo fue espiritual. El Padre fray Juan Evangelista, "amanuense" de San Juan de la Cruz (amanuense: que copia escritos, los pasa a limpio o escribe al dictado), y que fue prior de este convento de La Encarnación en 1616, legó al mismo el manuscrito apógrafo (copia del original) de la "Subida del Monte Carmelo". Este manuscrito, conocido como "Códice de Alcaudete", se conservó en la biblioteca del convento hasta la desamortización de Mendizábal. Actualmente se encuentra en Burgos.
En 1592 se funda en el convento la primera de sus cofradías, la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que alcanzará gran devoción entre los alcaudetenses, entre otros motivos por los hechos milagrosos que se le atribuían a la bendita imagen. Precisamente la gestión de la devoción desembocó en un pleito en 1674 entre cofradía y frailes del convento por la titularidad de la imagen, resolviéndose finalmente el pleito en favor de la comunidad religiosa. Tuvo, y tiene aún esta cofradía, gran número de hermanos, así como un importante patrimonio. 
Ximena Jurado (1654) nos relata en sus anales eclesiásticos del Obispado de Jaén que en el convento de La Encarnación están las reliquias del cuerpo entero de San Plácido mártir y dos canillas de brazos: una de San Erasmo y otra de San Bibiano, mártires. Dichas reliquias fueron donadas por Doña Ana de Pimentel, mujer de Don Francisco Fernández de Córdoba y Velasco, IV Conde de Alcaudete, fundador del convento Descalzo.
El convento sufre la exclaustración de sus ocupantes tras la desamortización de Mendizábal (1836). Según nos cuenta Madoz (1845), el edificio del convento fue cedido por el Gobierno al ayuntamiento de la localidad en 1843 para su uso como casa de niños expósitos (recién nacidos abandonados). Los fondos para el sostenimiento de esta institución junto con la del hospital para enfermos pobres (situado en el antiguo convento de San Francisco), ambas a cargo de la junta municipal de beneficencia, eran de 16.000 reales anuales, "renta insuficiente para cubrir sus atenciones", según Madoz.
Ya en el siglo XX el edificio habría de enfrentarse a otro durísimo episodio: la guerra civil española. Durante la contienda el templo se convirtió en la Casa del Pueblo. La imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno siguió en su camarín, pero sin la cruz y con el puño en alto imitando el saludo marxista. Al llegar la columna de "Pancho Villa" a la localidad, la imagen fue derribada con una soga y arrastrada por un camión con destino a Alcalá la Real que no llegó a completar el recorrido por la intervención de la aviación nacional. Otras imágenes tuvieron más suerte y se salvaron de la destrucción o de las llamas, como una talla de Santa Teresa, que había pertenecido al convento de La Encarnación, y que fue rescatada por el sacristán Antonio Zamora.

Imagen aérea, probablemente de los años 50,
que nos muestra el edificio del convento, anexo a la iglesia, todavía en pie.

Entre la década de los 50 y 60, el edificio del convento fue derribado para dejar paso a un nuevo espacio urbano al que se llamó Plaza del Carmen.
La Iglesia del Carmen fue restaurada en el año 2005. En ese mismo año se inauguran en el lateral del templo que da a la plazuela del Carmen dos azulejos en recuerdo de la vinculación -si no física al menos espiritual como queda dicho- de San Juan de la Cruz con el convento de La Encarnación.

Azulejos conmemorativos en honor de San Juan de la Cruz en el lateral de la iglesia
(foto: archivo propio)

LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

La iglesia del Carmen es el único elemento que pervive en la actualidad del antiguo convento de La Encarnación de Carmelitas Descalzos, edificio que ocupaba la manzana comprendida entre las actuales calles del Carmen, de La Encarnación y del Agua.
De estilo manierista, es un fiel ejemplo de las concepciones arquitectónicas de las iglesias conventuales carmelitanas.
El templo tiene una orientación Oeste-Este, contraria a la habitual en la que el presbiterio queda dispuesto en dirección a la salida del sol. Tiene planta de cruz latina y una única nave cajón cubierta con bóveda de cañón con lunetos. En los laterales, entre los contrafuertes, se abren capillas a través de arcos de medio punto (cuatro a cada lado). La nave se abre en la cabecera en un corto transepto.
El crucero se remata con media naranja sobre pechinas y destaca volumétricamente al exterior mediante un cuerpo cúbico que se cubre con tejado a cuatro aguas. En la cúpula se representa un programa pictórico cuya iconografía es muy representativa de la Orden Carmelitana. Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz aparecen ante diferentes visiones conformando una escena unitaria en toda la superficie de la bóveda. Por un lado se identifica la Santístima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), en alusión al episodio de levitación que ambos protagonizaron en el locutorio del Convento de La Encarnación de Ávila mientras dialogaban sobre tal dogma. Por otro lado se representa la Sagrada Familia (San José, María y el Niño), visión ante la cual Santa Teresa experimenta su particular transverberación o traspaso místico. Finalmente, San Elías, profeta del Antiguo Testamento, se enfrenta junto con el pueblo, empuñando su espada ardiente, a los sacerdotes del falso dios Baal. San Elías trata de convencer a los israelitas de que sólo hay un Dios y que ese Dios es Yahvé y desafía a los idólatras en el Monte Carmelo. Los primeros ermitaños que se instalaron aquí allá por el siglo XII tomaron a Nuestra Señora y a San Elías como modelo de vida. De ahí que se considere al profeta como el padre espiritual del Carmelo. La factura de este fresco de la cúpula tiene una pincelada rápida y deshecha.
En las pechinas aparecen las efigies de los Evangelistas sobre cuatro medallones ovalados, siendo estas pinturas de mayor calidad que las que decoran la cúpula.
En los lunetos del transepto aparecen también pinturas antiguas de San Juan de la Cruz y Santa Teresa.

Cúpula sobre pechinas que cubre el crucero y pinturas al fresco que decoran el conjunto
(foto: archivo propio)

La capilla mayor se cierra con testero plano y bóveda de cañón con lunetos, siguiendo el esquema de la nave principal. Un pequeño camarín barroco se comunica con este espacio a través de la hornacina central del retablo mayor. Dicho camarín, de sección poligonal, se cubre con bóveda gallonada barroca, que posee abundante decoración de tipo vegetal carnosa y policromada. Contiene la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de gran devoción entre las comunidades carmelitanas y que los Descalzos del Convento de La Encarnación transmitieron a los alcaudetenses con gran éxito.
A los pies de la iglesia se encuentra el coro en alto, sobre bóveda de medio cañón rebajado.

Capilla mayor y retablo
(foto: archivo propio)

Vista parcial de la cúpula del camarín barroco.
En primer término, rostro de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
(foto: archivo propio)

Vista de la nave del templo desde el presbiterio. Al fondo, el coro en alto.
(foto: archivo propio)

En el exterior destaca fundamentalmente la fachada principal, de carácter verticalizado, donde se abre la única portada del templo, a la que se accede mediante podio de cuatro escalones. Consta de arco de medio punto con ménsula en la clave que apoya en pilastras cajeadas. Se enmarca por sendas pilastras lisas de capiteles jónicos que sostienen un sencillo entablamento. En el segundo cuerpo, frontón curvo partido y en el centro escudo de la Orden del Carmelo. Sobre el mismo, relieve que representa la Encarnación del Hijo de Dios, con las imágenes de María, a la derecha, el arcángel San Gabriel, a la izquierda, y sobre ellos el Espíritu Santo en forma de paloma y la efigie de Dios Padre, rodeados de querubines. Por encima de la cornisa que remata este relieve se abre un ventanal geminado con arcos de medio punto que aporta luz al coro de la iglesia. A ambos lados de este segundo cuerpo se abren hornacinas rematadas por frontones triangulares que contienen las imágenes de San Pedro (izquierda) y San Pablo (derecha). Todo el conjunto queda encuadrado por dos pilastras corintias de orden gigante que sostienen el gran hastial de la fachada, característico, por otra parte, de la edilicia carmelitana.   

Fachada principal de la Iglesia del Carmen
(foto: archivo propio)

Detalle del relieve de La Encarnación en la portada principal
(foto: archivo propio)

A pesar de las vicisitudes de la historia de esta fundación conventual, se han conservado importantes muestras de patrimonio mueble. Destacan especialmente dos tallas en madera policromada, ambas del siglo XVII de escuela granadina. La de San Elías, imagen de vestir, se atribuye a Pedro de Mena o su círculo. Representa al profeta con la espada ardiente que empuña en alto, sosteniendo un libro en la otra mano y con la cabeza cortada a sus pies de uno de los sacerdotes del falso dios Baal. Por otro lado se encuentra una imagen de Cristo Yacente atribuida tradicionalmente a José de Mora.

Talla de San Elías. Siglo XVII. Iglesia del Carmen de Alcaudete. 
(foto: archivo propio)



Bibliografía:

- Beltrán, Gabriel. Elecciones hechas en los primeros capitulos de la reforma teresiana (1581-1622 ). En Monte Carmelo, nº 74. 1991.
- Jiménez Delgado, Francisco. Del Jaén Perdido. Memoria artístico-religiosa de la Provincia de Jaén. Jaén, 2010.
- Madoz, Pascual. Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Madrid, 1846. 
- Rivas Morales, Antonio. Alcaudete. Leyendas, cancionero y aspectos literarios. Granada, 2009.
- VVAA. Guía Artística de Jaén y su Provincia. Sevilla, 2005.
- Ximena Jurado, Martín. Catálogo de los Obispos de las Iglesias Catedrales de Jaén y Anales Eclesiásticos de este Obispado. Madrid, 1654.

 

Castillos de Jaén. Castillo de ALCAUDETE


Vista parcial del Castillo de Alcaudete desde el Sur.
Junto a él, la Iglesia de Santa María la Mayor.
(foto: archivo propio)

VISITAS:

Martes a Viernes: a las 11:00 h. y a las 16:30 h. (de Mayo a Septiembre a las 17:30 h.)
Sábados y Domingos: a las 11:00 h.
Lunes: Cerrado.

Teléfono: 953560304 / 625511700

Alcaudete es una importante población situada en el Suroeste de la Provincia de Jaén, en la Comarca de la Sierra Sur. Enclavada en un cruce de caminos entre Córdoba, Granada y Jaén, desempeñó un papel clave en las guerras fronterizas entre cristianos y musulmanes. De ahí que cuente en la actualidad con una hermosa fortaleza, testigo de aquellos turbulentos tiempos, que es uno de los bienes patrimoniales más importantes de la localidad y uno de los mejores y más completos ejemplos de arquitectura militar medieval de la provincia.

UN POCO DE HISTORIA

El núcleo actual de Alcaudete tiene su origen en la época romana (siglo I d.C.), cuando fue municipio flavio denominado Sosontigi, algunos de cuyos restos se han encontrado en lo que hoy es la zona de expansión de la ciudad hacia el Este.
Sin embargo no será hasta la época musulmana cuando la población se asiente en las faldas del cerro donde hoy se levanta la fortificación. Hisn Al-Qabdaq -ciudad de los manantiales-, inscrita en la kora de Ilbira (Granada), será el nombre que den los árabes a este asentamiento fundado poco después de la conquista de la península en el siglo VIII. El cambio de emplazamiento con respecto a etapas anteriores se debió a una razón defensiva, eligiéndose una elevación cercana, de fácil defensa por la pendiente del terreno. En este cerro se construyó una primera fortificación, de la que ya tenemos noticias en la segunda mitad del siglo IX, en el marco de la rebelión de Omar Ibn Hafsún durante la época del Emirato de Córdoba. El rebelde muladí cosechó importantes apoyos en la zona suroeste de la actual Provincia de Jaén, entre los que se encontraba la plaza alcaudetense, contra la que envía expediciones de castigo el emir Al-Mundir entre 886 y 888. No será hasta el reinado del primer califa, Abderramán III, cuando la fortaleza sea definitivamente controlada y sometida a obediencia.
Los almohades en el siglo XII ampliaron y fortificaron las antiguas defensas emirales. Alcaudete se había convertido para este tiempo en una próspera medina surgida en torno a su castillo. El gran geógrafo Al-Idrisi escribiría a mediados de esta centuria de Alcaudete: "es un fuerte considerable, construido al pie de una montaña que mira al Occidente, y donde hay un mercado muy frecuentado".
En el año 1246 tiene lugar la primera conquista de la fortaleza por parte de los ejércitos cristianos del rey Fernando III, quien la entregará a la Orden de Calatrava y a su maestre, Don Fernando Ordóñez. Serán los calatravos quienes, en la segunda mitad del siglo XIII, edifiquen la fortaleza que hoy podemos contemplar sobre la antigua de época musulmana.

Interior del recinto del Castillo Calatravo de Alcaudete. Terraza superior.
En el centro, la Torre del Homenaje.
(foto: archivo propio)

La frontera con el vecino reino nazarí de Granada quedará establecida muy cerca de Alcaudete, hecho que marcará el devenir histórico de este enclave en la baja Edad Media. En el año 1300 el sultan Muhammed II al-Faqih reconquista el castillo de Alcaudete, poniendo fin al señorío de la Orden de Calatrava sobre la villa. Y es que Alcaudete pasará a manos realengas tras su definitiva conquista por los cristianos en 1312 al mando del infante Don Pedro, hermano del rey Fernando IV (el asedio duró tres meses hasta que los musulmanes capitularon).
En 1328 Alfonso XI concedió a Alcaudete el Fuero de Córdoba, en el cual se reflejaban importantes privilegios de tipo económico y social que hicieron posible el poblamiento de la villa habida cuenta de su cercanía a la frontera con los nazaríes. Reinando aún Alfonso XI, el cargo de alcaide de la fortaleza recayó en los Fernández de Córdoba, concretamente en los Montemayor, una rama de aquélla familia nobiliaria. En 1385, Alfonso Fernández de Córdoba y Montemayor es nombrado I Señor de Alcaudete, reinando Juan I de Trastámara, estableciéndose así un señorío sobre Alcaudete y un amplio territorio que más tarde, en 1529, sería elevado a la categoría de Condado por el rey Carlos I.
A principios del año 1408 Muhammad VII lanza una última gran algarada contra la villa, logrando conquistar la población pero no el castillo, que resiste heroicamente hasta que el 18 de Febrero el sultán se rinde y se retira.

Castillo de Alcaudete desde la Plaza 28 de Febrero, que preside el edificio del Ayuntamiento.
Se aprecia a la izquierda de éste la denominada Puerta de la Villa (s. XVI).
Sobresale al fondo la torre de la Iglesia de Santa María la Mayor.
(foto: archivo propio)

A partir de entonces, Alcaudete y otras plazas fronterizas se convierten en plataforma de entrada de las tropas castellanas en territorio nazarí, especialmente durante las últimas fases de la guerra de Granada. No es de extrañar la presencia de los Reyes Católicos por estas tierras en torno al año 1490, cuando pasan y se detienen en Alcaudete en varias ocasiones.
En 1529 el emperador Carlos V eleva a la categoría de Condado el Señorío de los Montemayor sobre Alcaudete. Al año siguiente, los nuevos condes comenzarán a edificar un palacio en el interior del recinto del castillo, sin que estas nuevas obras modificaran sustancialmente las antiguas estructuras calatravas medievales. Después del IV Conde de Alcaudete, el palacio es abandonado como vivienda. En el siglo XVII fue utilizado como hospital, hasta que el terremoto de Lisboa de 1755 causa importantes daños en su estructura y es definitivamente abandonado. De aquél palacio sólo quedan en la actualidad unos pocos restos superficiales. Después de las sucesivas desamortizaciones, en el siglo XIX los condes venden todas sus posesiones en Alcaudete, incluido el castillo.
El Castillo de Alcaudete es declarado Bien de Interés Cultural en 1985. Actualmente es de titularidad pública, perteneciente al Ayuntamiento de la villa, que a través de la Escuela Taller de la localidad y en colaboración, entre otras instituciones, con la Universidad de Jaén, ha realizado campañas de excavación arqueológica y restauración desde los años 1996 a 2007. También se ha construido un centro de interpretación. En los últimos años el Ayuntamiento ha comprado terrenos en la ladera del cerro y antiguas casas marginales que han sido derruidas para crear un espacio público, y libre visualmente hablando, con la intención de realzar en todo lo posible este monumento que es el emblema de Alcaudete.

EL CASTILLO DE ALCAUDETE

Las defensas de Alcaudete no se limitan al recinto fortificado que corona el cerro. Ya desde época musulmana existió una muralla urbana que rodeaba el núcleo de población, algunos de cuyos restos persisten en la actualidad. Por otra parte, cuando los calatravos levantan el actual castillo, respetan buena parte del alcázar almohade, que utilizarán de barbacana. Así, son tres los recintos que pasamos a describir, aunque nos centraremos especialmente en el castillo.

A: Muralla Urbana
B: Escarpe rocoso del cerro en la zona Sur y Oeste
C: Alcázar islámico o Barbacana del actual Castillo
D: Castillo Calatravo
E: Iglesia de Santa María la Mayor


MURALLA URBANA

Se trata del recinto más externo. Construida en época almohade (segunda mitad del siglo XII), su objetivo era proteger a la población que se desarrolló a media ladera. Paralelamente se construye un alcázar en la cumbre sobre la antigua fortificación omeya. La muralla sufrirá modificaciones posteriores, especialmente en la segunda mitad del siglo XIII, cuando los calatravos forren de mampostería algunos tramos y torres. El recinto arrancaba de la actual Plaza 28 de Febrero, donde se encuentra el Ayuntamiento, y junto a él la llamada Puerta de la Villa. Ésta es una construcción del siglo XVI, pero se halla a tan sólo unos metros de la ubicación de la original de época islámica, hoy desaperecida. La muralla discurría por la medianería de casas entre las calles General Baena y Carnicería, después por Calle Barrera y trasera de la Calle Pontanilla, y continuaba por Calle Paco el Arriero, Calle Progreso y enlazaba de nuevo con la Puerta de la Villa. Quedan algunos restos de lienzos, tres torreones y un portillo. Dos torres y un portillo aún son visibles en la zona Sur (Calle Barrera y Pontanilla), mientras que la otra torre se puede ver en la Calle Paco el Arriero.

Lienzo y torres de la muralla urbana en la trasera de la Calle Pontanilla. 
Ladera Sur del Cerro del Castillo.
(foto: archivo propio)

BARBACANA

En realidad se trata de los restos del alcázar almohade construido en la segunda mitad del siglo XII en la cima del cerro. Tiene planta poligonal y se adapta perfectamente a la orografía del terreno. Es una obra de mampostería. El recinto está jalonado de torres (de planta cuadrada y macizas) y bestorres (torres rectangulares huecas y abiertas en la parte que da al interior del recinto), en cuyas esquinas se emplean sillares regulares de piedra arenisca, también visibles en los ángulos de la muralla. Protegidas por estas estructuras, existieron tres puertas: una al Este, la principal, hoy desaparecida, y a la que se accedía desde la ciudad; la puerta Norte, secundaria, de la que únicamente queda una jamba en uno de sus lados y a la que se accedería sólo a pie desde la Puerta de Santa Ana de la muralla externa; y una poterna o puerta falsa en el lienzo Oeste, estrecha, de uso discreto seguramente por la guarnición. 

Barbacana en el lado Sur del recinto
(foto: archivo propio)

Poterna en el lienzo Oeste de la Barbacana
(foto: archivo propio)
 
EL CASTILLO CALATRAVO
 
El castillo de Alcaudete se sitúa a 713 m. sobre el nivel del mar. Tiene planta irregular, conformando un polígono de cinco lados. Posee siete torres, seis jalonando el muro externo y una, la del Homenaje, exenta en el centro del conjunto. Es una obra de mampostería, aunque presenta cantería en esquinas y vanos. El castillo data ya de época cristiana, edificado por la Orden de Calatrava en la segunda mitad del siglo XIII en el interior del alcázar almohade, reutilizando éste como barbacana (para lo que se derruyó la parte superior de la muralla del alcázar, quedando con una altura de dos a tres metros). El pasillo resultante entre el nuevo castillo y la antigua obra islámica es algo estrecho, lo cual permitía una defensa más efectiva.

Plano del Castillo Calatravo de Alcaudete


Vista aérea del Castillo de Alcaudete
 
A) Acceso al Castillo

Los calatravos plantearon la nueva puerta de acceso al castillo en el lienzo Norte. Teniendo en cuenta que el sendero de ascenso al castillo parte de la explanada de Santa María, es necesario recorrer un gran trecho de la barbacana para llegar a la puerta, lo que da grna ventaja a la guarnición defensora. La puerta está defendida por dos torres de planta cuadrada con sus esquinas externas redondeadas. Existe otro acceso por una pequeña poterna o puerta falsa en el lado Sureste.
Una vez pasada la puerta principal, hay que hacer un quiebro hacia la izquierda y recorrer otro buen trecho de un pasillo-foso encajado entre la propia muralla del castillo y un lienzo que protege el área central del recinto, ligeramente sobreelevada en el promontorio rocoso de la cima del cerro.


Puerta de entrada al Castillo vista desde el interior del recinto
(foto: archivo propio)

Pasillo-foso a la izquierda de la entrada principal encajado entre la muralla del castillo
y el muro que protege la terraza superior.
(foto: archivo propio)

B) Edificio del Cuerpo de Guardia y Aljibe

A la entrada del castillo a la derecha se levanta un edificio dividido en dos niveles. En el inferior se halla uno de los dos aljibes existentes en el recinto. Tiene planta cuadrada. Se accede a él por un vano con arco de medio punto y está cubierto con una interesante bóveda vaída en ladrillo.
Dicha bóveda sostiene gran parte del segundo nivel, una sala de planta rectangular utilizada seguramente como cuerpo de guardia por la salida directa que posee al adarve y por su cercanía a la puerta principal.

Bóveda vaída de ladrillo del aljibe
(foto: archivo propio)

C) Aljibe de las Caballerizas

El otro aljibe es de mayores dimensiones y se encuentra junto a las caballerizas. Tiene planta rectangular y está cubierto por bóveda de cañón en ladrillo. El acceso original, en forma de pozo, se encuentra realmente en el techo, en un extremo de la bóveda. El sistema de captación de agua en este aljibe se hacía a través de la cubierta del refectorio. Ha sido el último elemento en rehabilitarse en el castillo (2011).

Aspecto interior del Aljibe
(foto: archivo propio)
 
D) Caballerizas y Refectorio

Se encuentran en un mismo edificio de planta rectangular y grandes dimensiones, adosado al lienzo Sur del castillo. 
En la planta baja se hallan las caballerizas, sala alargada cubierta con bóveda de cañón y con cinco aspilleras en el muro lateral que aportan luz y ventilación.
A la sala superior se accede por la explanada junto a la torre del Homenaje a través de un gran vano de medio punto. No sabemos cómo fue la cubierta, hoy reconstruida en madera. Disponía la sala de un banco corrido, posiblemente para el asiento de los comensales pues su función era la de refectorio (comedor). A través de una pequeña puerta se comunicaba con el adarve del lienzo Sur.

Acceso a las Caballerizas (piso inferior). A la derecha se aprecia la puerta de entrada al aljibe
(foto: archivo propio)

Sala de las Caballerizas
(foto: archivo propio)

Entrada al Refectorio por la terraza superior,
enfrente del lado meridional de la Torre del Homenaje
(foto: archivo propio)

Sala del Refectorio
(foto: archivo propio)



E) Torre del Homenaje

Es la construcción más interesante del conjunto, levantada exenta en el centro del mismo, en la parte más elevada del cerro sobre el promontorio rocoso. Tiene planta rectangular y se divide en tres niveles.
La planta baja tenía un uso de almacén, aunque también se ha constatado su utilización como aljibe. El acceso se hace en realidad por el techo, a través de una trampilla situada en la bóveda de cañón que cubre la estancia, es decir, desde la primera planta.
En la primera planta se encuentra la puerta de acceso al interior de la torre que había que alcanzar a través de una angosta escalera exterior (hoy desaparecida) al estar situada en alto. En la actualidad se accede a través de una escalera de hierro. La estancia se cubre con bóveda de cañón en ladrillo. Se comunica con la segunda planta a través de una escalera de ladrillo sobre triple arco de medio punto, que es una reconstrucción de la original que debió tener un aspecto similar. Se aprecia también el arranque de lo que fue una escalera de caracol en el ángulo noroeste de la sala, posiblemente del siglo XVI y que vino a sustituir a aquélla otra medieval. 
La segunda y última planta, también cubierta con bóveda de cañón en ladrillo, estaba destinada a residencia del comendador. Aquí se aprecian cuatro grandes ventanales-mirador, uno a cada lado de la torre, compuestos por vanos geminados con arcos de herradura. Desde esta segunda planta se accede por último a la azotea por una escalera similar a la del primer piso, y donde podremos disfrutar de unas impresionantes vistas sobre Alcaudete y su entorno.

Aspecto exterior de la imponente Torre del Homenaje
(foto: archivo propio)

Primera planta de la torre. Escalera de ladrillo reconstruida a imitación de la original.
Se observa a la derecha el arranque de una escalera de caracol posterior (siglo XVI)
(foto: archivo propio)

Segunda planta de la Torre del Homenaje. Propuesta de musealización.
Al fondo, escalera de acceso a la terraza.
(foto: archivo propio)

Ventanal-mirador de vano geminado con arcos de herradura.
Segunda planta de la Torre del Homenaje.
(foto: archivo propio)
 
F) Restos del Palacio de los Condes de Alcaudete

En el siglo XVI se construyeron nuevas habitaciones en la terraza superior del castillo, junto a los lados Este y Sur de la Torre del Homenaje y el muro Norte del Refectorio. Se trata de las dependencias palaciegas de los flamantes Condes de Alcaudete que, tras la nueva distinción concedida por Carlos I en 1529 realizan obras en el interior del castillo. Hoy todo está arrasado. Sólo quedan restos de muro y de pavimento, como el del patio porticado que articulaba las estancias del palacio en donde aún son visibles dos fustes de columna seccionados.

Vista desde la Torre del Homenaje de los restos de las estructuras palaciegas añadidas en el siglo XVI por los Condes de Alcaudete.
A la derecha, y con forma trapezoidal, el pavimento del patio del palacio.
(foto: archivo propio)


Bibliografía:

Castillo Armenteros, Juan Carlos y José Luis. "Las defensas de Alcaudete en época almohade". En "Arqueología y Territorio Medieval". UJA. 2006.
- Castillo Armenteros, Juan Carlos y José Luis. "La Organización militar de la Orden de Calatrava en el Alto Guadalquivir a través de las investigaciones arqueológicas". En "Arqueología y Territorio Medieval". UJA. 2003.
- Eslava Galán, Juan. Castillos y Atalayas del Reino de Jaén. Murcia, 1997.
- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.