Jaén de Película. "LA BECERRADA", película rodada en SABIOTE


"LA BECERRADA"

CARTEL DE "LA BECERRADA"
Año: 1963
Duración: 96 min.
Director: José María Forqué
Guión: Jaime de Armiñán, José María Forqué, Ricardo Muñoz Suay.
Género: comedia / toros.
Protagonistas: Fernando Fernán Gómez, Amparo Soler Leal, Nuria Torray, María José Alfonso. Con la colaboración de los diestros Antonio Ordóñez, Antonio Bienvenida, Juan García "Mondeño".
Escenarios jiennenses: Sabiote.



   
SINOPSIS

San Ginés de la Sierra, un pueblecito perdido en el interior de Andalucía, posiblemente en tierras de Jaén, sufre una pertinaz sequía que pone en peligro las cosechas y la economía de las familias de campesinos. En el pueblo hay un convento de monjas, las cuales regentan, además, un asilo llamado "El hogar del vencido", donde reside un grupo de entrañables ancianos. Debido a la alarmante escasez de limosnas, tampoco el centro marcha bien. Para resolver los apuros económicos del asilo, a las hermanas se les ocurre organizar una corrida de toros o becerrada benéfica, y el alcalde les cede la plaza de toros del pueblo. Sólo les faltan los toros y los toreros.
Para conseguir lo que necesitan, tres monjas, Sor María (Amparo Soler Leal), Sor Leocadia (Nuria Torray) y Sor Matilde (María José Alfonso), emprenden un viaje que las lleva en primer lugar a Málaga para entrevistarse con Francisco Rodríguez "Juncal" (Fernando Fernán Gómez), un experto en el mundo taurino que accederá a ayudarlas en su empresa. En la plaza de toros de Málaga y, más tarde, en la de El Puerto de Santa María (Cádiz), lograrán convencer a tres importantes diestros del panorama taurino nacional para que participen en su becerrada benéfica.
El pueblo está eufórico con la noticia y se prepara y engalana para tamaño acontecimiento. Pero San Ginés de la Jara -patrón y protector del pueblo-, al que las monjas llevan tiempo rezando para que traiga la tan ansiada lluvia que mitigue la maltrecha economía de los campesinos, tiene otros planes para el día de la becerrada...

LA PELÍCULA Y SABIOTE

En la primera escena de la película se ve un motocarro circulando por la carretera que conduce a San Ginés de la Sierra (Sabiote). El vehículo entra al pueblo por la Ronda de Miradores, apreciándose en la imagen la Puerta de los Santos de la muralla. Aquí recoge al cartero, al que transporta por diversas calles -entre ellas el céntrico Paseo de Gallego Díaz- hasta el convento de monjas. El cartero porta una carta del Obispado en la que el obispo se excusa con la comunidad de hermanas por no poder ayudarlas económicamente. Hace las veces de iglesia del convento -aunque no lo sea en realidad- la ermita de San Ginés de la Jara (del siglo XVIII), patrón de Sabiote y patrón también de este pueblo en la ficción que es San Ginés de la Sierra. Dado que la ermita  real no tiene edificio anexo alguno, algunas escenas que se desarrollan en el interior del convento de monjas se rodaron, como veremos más adelante, en el interior del antiguo Convento de Carmelitas Descalzas, hoy propiedad del Ayuntamiento, que alberga algunas dependencias municipales como la biblioteca. 

  
La siguiente escena está rodada en el interior de la ermita de San Ginés (en la película la iglesia del convento, recordemos). Las monjas rezan al santo para que guíe con buen paso a las hermanas elegidas para emprender el viaje en el que localicen y contraten a los diestros y adquieran los astados para la becerrada benéfica que quieren organizar. Las hermanas se desplazan hasta la entrada del pueblo (de nuevo junto a la Puerta de los Santos) donde tomarán un autobús que las llevará a Málaga. En el momento en que se ve partir el autobús, podemos observar como telón de fondo de la escena un paisaje muy diferente al de la actualidad (dominado por el olivar). A principios de los años 60, buena parte de la comarca de La Loma era cerealista, mostrándose en la película los campos amarillentos a comienzos de la estación estival.



El Ayuntamiento cede desinteresadamente la plaza de toros de la localidad a las monjas para su becerrada, no sin antes advertirles del pésimo estado en que se encuentra. El consistorio no puede hacerse cargo de su adecuación por la penuria económica, así que serán las monjas junto con sus ancianos los encargados de darle un buen lavado de cara. La plaza de toros que aparece en la película es la propia de Sabiote, una construcción de 1919 que, efectivamente, a principios de los años 60 se encontraba en mal estado de conservación. Recientemente, en el año 2009, se llevaron a cabo unas obras de remodelación integral de la misma.


En la siguiente escena que comentamos se ve a la comunidad de monjas, los ancianitos y gentes del pueblo participando en la procesión de una imagen en pequeño formato de San Ginés de la Jara por el entorno de la ermita (la iglesia del convento en la película). De nuevo los exteriores e interior de la ermita de San Ginés cobran protagonismo en el film, apreciándose con detalle la portada principal, la espaciosa nave del templo y la imagen del auténtico patrón San Ginés en la hornacina del retablo mayor.


Posiblemente sea la siguiente escena la más alocada y cómica de la película. "Juncal" sale por la mañana a comprobar los preparativos que están llevando a cabo los vecinos del pueblo ante la llegada de los toreros, lo que incluye ensayo de la banda de música y la construcción de un arco de bienvenida en la calle principal. Un pequeño percance desencadena una serie de desastres que acaban con la mismísima explosión del coche del señorito o cacique local de San Ginés de la Sierra.
La escena se desarrolla en el céntrico Paseo de Gallego Díaz, corazón de Sabiote, al fondo del cual se encuentra el edificio del Ayuntamiento y en el que también se ubican la Iglesia de Santa María de la Estrella, el antiguo Convento de Carmelitas Descalzas y tres torreones de la muralla medieval, referentes monumentales de Sabiote que se aprecian con cierto detalle como telón de fondo de la escena. Por cierto que, al comienzo de la misma, la banda ensaya en un quiosco de la música anexo al muro de la referida iglesia, el cual hoy ya no existe, y que fue sustituido por otro situado en la Plaza de la Santa Cruz. Por otra parte, el edificio del antiguo Convento de Carmelitas hace las veces de caserón del señorito del pueblo. Por último, fíjense en los "gigantes" y "cabezudos" de Sabiote, que también aparecen en la escena.


Y finalmente llueve, y no podía ser otro día que el de la becerrada. Así de caprichoso es el clima. En esta escena, una hermana que dormita en el claustro del convento se despierta con el sonido del agua al caer y avisa a toda la comunidad. La becerrada habrá de ser suspendida para desencanto de las monjas y del pueblo en general, pero los generosos diestros, que llegan a San Ginés en medio de la tormenta, tienen guardado un as en el capote...
Los primeros fotogramas de esta escena, con la que cerramos este artículo, se desarrollan realmente en el claustro del antiguo Convento de Carmelitas Descalzas de Sabiote.
 

La mayoría de los extras de la película fueron las propias gentes de Sabiote. Quizás reconozcan a sus padres, a sus abuelos, o a sí mismos incluso. En cualquier caso, espero les haya gustado este pequeño viaje a un Sabiote de ficción allá por los años 60.




Por los pueblos de Jaén. VILLARDOMPARDO


Vista parcial de Villardompardo
(foto: archivo propio)

VILLARDOMPARDO

Escudo de Villardompardo
Localización: al Oeste de la Provincia
Comarca: La Campiña
Población: 1.029 hab. (2015)
Extensión:17,81 km2.
Densidad: 57,77 hab./km2.
Altitud: 441 m.
Límites: al N. con Escañuela, al E. con Torredelcampo, al O. con Torredonjimeno.
Gentilicio: villarengo/a
Distancia a la capital: 28 km.
Accesos: JA-3414 que enlaza con la A-306 El Carpio-Torredonjimeno; JA-3403 (Escañuela); JV-2334 (Fuerte del Rey); JV-2335 (Torredonjimeno).

Vista aérea de Villardompardo
(foto: "Jaén desde el cielo")


Vista de Villardompardo
(foto: archivo propio)


GEOGRAFÍA. ECONOMÍA

Villardompardo se encuentra situado en la zona central de la comarca de La Campiña, en una zona alomada con algunos desniveles importantes que excavan pequeños arroyos. Precisamente el núcleo urbano se encuentra sobre un cerro desde el que se domina visualmente buena parte del entorno. Se trata de la máxima elevación del municipio (500 m. de altitud), situándose Villardompardo unos metros más abajo (441 m.). Delimitan dicho cerro dos cursos fluviales intermitentes, el Arroyo Salado de Arjona -que recorre el reducido término municipal de Sur a Norte- y el Arroyo de la Maestra, afluente de aquél. La mayor parte del área está constituida por materiales del Mioceno medio (16 millones de años), con afloramientos de yesos, arcillas y margas de otras edades más antiguas.
El término municipal está ocupado casi en su totalidad por el monocultivo del olivar (aproximadamente un 93% de la superficie), que constituye la principal fuente de ingresos del municipio, y que ha ido sustituyendo al cereal de secano en las últimas décadas. Prácticamente nada queda de los bosques autóctonos, salvo alguna encina aislada, y la escasa vegetación natural la podemos encontrar en los cauces de los arroyos: algún olmo, chopo e higuera, además de rosales silvestres, mimbres, juncos y zarzas. La fauna avícola es la más abundante. Nidifica en los olivos y algunas especies son: jilgueros, verderones, chamarines, tórtolas, zorzales, currucas...

Vista desde la localidad de los olivares en el valle del Arroyo Salado de Arjona,
que discurre muy cerca de Villardompardo.
(foto: archivo propio)

Villardompardo ha perdido más de dos tercios de su población desde mediados del siglo pasado (3.225 hab. en 1945) debido a una constante emigración, fenómeno que se frenó considerablemente a comienzos de los 80 pero que ha vuelto de nuevo a ser una realidad con la reciente crisis a partir del año 2008. El paro y el envejecimiento de la población son los dos problemas fundamentales de la localidad.  
El Ayuntamiento ha intentado diversificar en los últimos años la economía excesivamente especializada del pueblo, creando una cooperativa textil entre otras iniciativas, pero resulta difícil teniendo cerca núcleos comerciales e industriales de importancia como Torredonjimeno (a 11 km.), Martos (21 km.), Torredelcampo (16 km.) o la propia ciudad de Jaén (31 km.).

Fachada del Ayuntamiento de Villardompardo
(foto: archivo propio)

HISTORIA

El poblamiento humano en el término municipal de Villardompardo está documentado desde época neolítica.
El yacimiento de Piedras de Rata presenta una ocupación desde la Edad del Cobre (III milenio a.C.) hasta época romana pasando también por una fase íbera. El asentamiento se sitúa sobre un cerro y se ha documentado la existencia de un aljibe.
Más complejo resulta el asentamiento de Cerro Pelado, de forma pentagonal, con varias lineas de fortificación y pasillos entre ellas. Presenta una ocupación más intensa en la cultura ibérica y fue reutilizado por los romanos.
El actual núcleo de Villardompardo surgiría con los musulmanes, siendo una pequeña alquería o aldea, con alguna estructura fortificada de defensa.
Los cristianos la conquistan en 1245 y el rey Fernando III la dona a uno de sus nobles, Don Pedro Aznar Pardo, de cuyo apellido toma el nombre el lugar, pasando a denominarse El Villar de Don Pardo. En la segunda mitad del siglo XIII se edifica un castillo, de dimensiones más reducidas que el que contemplamos en la actualidad. La cercanía a la frontera con el reino Nazarí de Granada mantuvo el lugar despoblado hasta la segunda mitad del siglo XIV.

Fachada meridional del Castillo y torre del homenaje
(foto: archivo propio)

En 1371, siendo rey Enrique II, se entrega El Villar en calidad de Señorío a Don Pedro Ruiz de Torres, alcaide de los alcázares de Úbeda y Jaén, que se compromete a repoblarlo. Ruiz de Torres se convierte así en el primer Señor de Villardompardo, sumando a esta nueva propiedad otras posesiones que tenía en Jaén y Escañuela. Su bisnieta, Doña Teresa de Torres, V Señora de Villardompardo, contrajo matrimonio con el Condestable de Castilla, Don Miguel Lucas de Iranzo, en 1458. Se incorpora entonces al Señorío el lugar de Villargordo, hasta 1500 en que vuelve de nuevo a la jurisdicción del concejo de Jaén.
Durante la segunda mitad del siglo XV la fortaleza jugará un papel importante en las guerras nobiliarias de Castilla, momento en el que seguramente se levanta la gran torre del homenaje.

Don Fernando de Torres y Portugal, I Conde de Villardompardo y Virrey del Perú

En 1576 Felipe II eleva el Señorío de Villardompardo a la categoría de Condado en la persona de Don Fernando de Torres y Portugal -más tarde nombrado Virrey del Perú-, quien presumiblemente reformará el castillo para adaptarlo como residencia palaciega. 
Durante las siguientes generaciones, los condes fueron abandonando el pueblo para acercarse a la corte madrileña y dejaron sus posesiones en manos de administradores y arrendatarios y el castillo abandonado a su suerte. Durante el siglo XVII y buena parte del XVIII Villardompardo sufrió, como la totalidad del reino, una profunda y dilatada crisis, agravada aquí por la condición de señorío, que estrangulaba la economía. Tendremos que esperar a la Constitución de 1812, cuando se suprimen los señoríos, y a las dos grandes desamortizaciones del siglo XIX (Mendizábal y Madoz), para que las tierras del Conde, de la Iglesia y las comunales del Ayuntamiento se pongan en venta, dinamizando de este modo la economía del lugar, con el consiguiente aumento, a veces muy rápido, de la población.  

PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

Castillo


 Torre del Homenaje y portada del Castillo de Villardompardo
(foto: archivo propio)

El castillo se encuentra junto a la población, en el extremo Este del cerro donde se asienta la misma. Con origen en la segunda mitad del siglo XIII, ha sido posteriormente ampliado y transformado en varias ocasiones. El recinto posee planta trapezoidal. El lienzo sur, que arranca de la torre del homenaje, es -teniendo en cuenta el estado de ruina de la edificación- el que mejor se conserva. Su parte inferior es de mampostería y la superior de tapial, con tres grandes vanos con arcos escarzanos de la época en que el castillo fue convertido en palacio en el siglo XVI.  Otras estructuras palaciegas construidas en su patio de armas desparecieron cuando en el siglo XX se utilizó el mismo como plaza de toros. 
Destacan entre sus elementos la torre del homenaje y la portada. La torre del homenaje, de base rectangular, alcanza los 20 m. de altura y está hecha en mampostería con sillares regulares reforzando las esquinas. La portada renacentista, con arco de medio punto, exhibe sobre la misma el escudo de armas de las diferentes ramas familiares del I Conde de Villardompardo, Don Fernando de Torres y Portugal.
El castillo pasó de manos privadas a titularidad municipal en 2006. La torre del homenaje fue restaurada en 2014. Entre 2012 y 2015 se han realizado diversas campañas de excavaciones arqueológicas por parte de expertos de la Universidad de Jaén que han sacado a la luz interesantes detalles de la construcción, como la puerta original de la torre del homenaje, del siglo XIII, y un aljibe del siglo XV. En julio de 2015 el Ministerio de Fomento dedicó una partida presupuestaria a la rehabilitación del conjunto. 

Escudo de armas de Don Fernando de Torres y Portugal,
I Conde de Villardompardo y Virrey del Perú. Portada renacentista del Castillo
(foto: archivo propio) 

Patio de armas del Castillo
(foto: archivo propio)


Iglesia de Nuestra Señora de Gracia


Vista de la fachada principal de la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia
que da a la Plaza de la Constitución
(foto: archivo propio)
 
Situada en el centro de la villa, el edificio se construyó en el siglo XVI. De planta rectangular, la única nave del templo se cubría originalmente con artesonado de madera que hoy queda oculto por una bóveda de cañón añadida en el siglo XX. El presbiterio se cubre con media naranja sobre pechinas. En los pies se levanta el coro en alto y el elemento más antiguo de la iglesia, su torre campanario. Comenzada a finales del siglo XV, en su base se abre una capilla cubierta con bóveda de cruceríatica, antiguo baptisterio, que hoy acoge la talla de la patrona del pueblo, Nuestra Señora del Rosario.
En el exterior destacan las dos portadas, meridional y septentrional, que están concebidas con idéntica estructura: arco de medio punto sobre pilastras cajeadas que se corona con una hornacina vacía con venera, enmarcada y rematada con frontón triangular.

Interior de la Iglesia Parroquial. Cúpula sobre pechinas sobre el presbiterio.
(foto: archivo propio)


Capilla gótica en la base de la torre campanario
(foto: archivo propio)

Otras construcciones de interés son la Ermita de la Virgen de Atocha, posiblemente del último tercio del siglo XVI -aunque reformada y recontruida en épocas posteriores-, y la Ermita de San Roque, de la que ya se habla en documentos de 1593 y que quedó en ruina, reedificándose en torno a 1890.

Ermita de la Virgen de Atocha
(foto: archivo propio)

Ermita de San Roque y humilladero junto a ella
(archivo propio)


FIESTAS, GASTRONOMÍA, COSTUMBRES

El ciclo festivo de Villardompardo es particularmente extenso. Las fiestas mayores se celebran entre el 4 y el 7 de Octubre, festividades respectivamente de San Francisco de Asís y la Virgen del Rosario, patronos del pueblo. Existe la costumbre de que los niños iluminen la procesión con calabazas, melones o sandías huecas con una vela encendida en su interior. Los santos son conducidos hasta el mirador del castillo para bendecir los campos. Destacan las verbenas nocturnas y el tradicional toro de fuego.

Nuestra Señora del Rosario, patrona de Villardompardo.
(foto: archivo propio)

Pero si existe una festividad representativa de la población ésa es, sin duda, la del Corpus Christi, cuya celebración alcanza en Villardompardo una dimensión extraordinaria por el esfuerzo titánico de sus habitantes en el diseño y construcción de las decenas de artísticos altares que salpican el recorrido de la procesión de Jesús Sacramentado y que, por cierto, cada año son diferentes. Las calles y fachadas se engalanan y el resultado final realmente causa una agradable sorpresa en el visitante. Merece la pena acercarse al pueblo el día del Corpus y comprobar in situ el derroche de coordinación, imaginación y, por supuesto, Fe, del que hacen gala los villarengos (para conocer más sobre esta peculiar fiesta puede ver en este mismo blog el artículo: El Corpus Christi en Villardompardo).

Uno de los altares que con esfuerzo y originalidad levantan los villarengos
en honor a Jesús Sacramentado
(foto: archivo propio)

Procesión del Corpus Christi por las calles de Villardompardo
(foto: archivo propio)

Una de las devociones más antiguas y singulares en Villardompardo es a la Virgen de Atocha. Es la más antigua patrona de Madrid y, salvo en la propia capital de España, en muy pocas localidades se venera esta advocación de la Virgen. En Villardompardo tiene ermita propia, que se sepa, desde 1612, dato histórico más antiguo que se conserva, aunque es muy probable que dicha ermita fuera construida en el último tercio del siglo XVI por orden del I Conde de Villardompardo, Don Fernando de Torres y Portugal, en agradecimiento al monarca Felipe II, primero por su ascenso en el escalafón nobiliario (1576) y más tarde por su nombramiento como Virrey del Perú (1584). No olvidemos que la Virgen de Atocha es la protectora y patrona de la Familia Real y quizás por ello Don Fernando tuvo el detalle de construir una ermita a la Virgen en su recién estrenado Condado. En la ermita se celebran "las flores" durante el mes de Mayo y el primer fin de semana de Junio se procesiona la imagen por las calles.

Virgen de Atocha
(foto: archivo propio)
 
La localidad celebra también a San Antón, encendiendo las tradicionales hogueras en la víspera. Era costumbre que en la mañana del día 17 las caballerías del pueblo dieran tres vueltas a la iglesia y luego pisaran las cenizas de las hogueras que habían ardido la noche anterior, rito con el que se procuraba proteger de todo mal a los animales domésticos y al ganado.
El día de San Blas, 3 de Febrero, se siguen elaborando las típicas rosquillas.
Desde 1968 tiene lugar a mediados de Mayo una romería en honor a San Isidro cuya imagen es llevada hasta el paraje conocido como "Las Piedras de Eulogio".
El aceite de oliva virgen extra es uno de los ingredientes fundamentales en la cocina villarenga. La gastronomía típica de Villardompardo tiene en las ensaladas y pipirranas, potajes y dulces sus elementos más representativos. Destacan la "ensalada de alcauciles" (alcachofas), la "pipirrana", el "aceite y vinagre" (similar al salmorejo cordobés pero con los trozos picados, no triturados), las "migas de pan" y el "potaje de bacalo". Entre la repostería, los "roscos de sartén", los "gusanillos" o "pestiños", los "hornazos" del Jueves Santo y los "bizcochos de la princesa" (magdalena de grandes dimensiones y más jugosa que la normal).

Bibliografía:

- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.

Enlaces de interés:

Ayuntamiento de Villardompardo
Crónica Oficial de Villardompardo (blog)



Iglesias de Jaén. Iglesia de La Encarnación de BAILÉN


Fachada principal (meridional) de la Iglesia de La Encarnación de Bailén
(foto: archivo propio)

UN POCO DE HISTORIA

La primera referencia histórica de la Iglesia de La Encarnación de Bailén (hasta el momento) data del año 1504. Aparece en la obra "Catálogo de los Obispos de las Iglesias Catedrales de Jaén y Anales Eclesiásticos de este Obispado" (1654), escrita por el clérigo y cronista Don Martín Ximena Jurado, natural de Villanueva de Andújar -hoy de la Reina-. Dice así: "En el año de 1504 a 16 de Noviembre consta, que ya se avía trasladado en Bailén la Iglesia Parroquial de San Andrés, que está dentro de su Fortaleza, a otro templo de grande, y suntuoso edificio, que se edificó en la Villa con Título de La Encarnación, porque en este día se juntaron en ella a campana tañida Rodrigo de Narváez, Alcayde, y Alcalde Major, los Alcaldes, Regidores, y Vezinos, a otorgar Poder para el Compromiso que hizieron con el Rey Católico Don Fernando, como Iuez Árbitrto en los Pleitos que tenían con Baeça" (en lo que al pleito se refiere, la ciudad de Baeza reclamaba unos terrenos en la linde con Bailén, conflicto que resuelve el Rey Fernando el Católico en 1505 obligando a los vecinos de Bailén a pagar a la ciudad de Baeza un censo anual en trigo).
Se deduce, por tanto, que la iglesia estaba ya construida para esta fecha y que el traslado de la titularidad parroquial desde la antigua iglesia de San Andrés y Santa Gertrudis, situada en el interior del desaparecido castillo de Bailén, a ésta de La Encarnación debió de producirse en los años finales del siglo XV o primeros del XVI.
Efectivamente, la Iglesia de La Encarnación de Bailén debió construirse en su mayor parte en el último tercio del siglo XV, haciendo gala de un estilo gótico tardío visible en su estructura y en los remates flamígeros de sus portadas septentrional y occidental -especialmente la primera-.
Hacia la mitad de los años treinta del siglo XVI trabaja en la cabecera del templo Domingo de Tolosa, vecino de Bailén, y colaborador en ocasiones del maestro Francisco del Castillo "el Viejo". Es evidente el cambio de lenguaje entre las bóvedas de terceletes del cuerpo de la iglesia y el medio cañón con casetones empleado en la capilla mayor. En el siglo XVI son también ejecutadas en el lado del Evangelio la capilla del Cristo de la Expiración -de 1562 según consta en una inscripción en el muro exterior- y la sacristía, seguramente por las mismas fechas.
El último elemento arquitectónico de la iglesia habría de ser la bella portada meridional, de estilo barroco.
En el año 1936, en el contexto del comienzo de la guerra civil española, la parroquia sufre el saqueo que comportó la destrucción de su rico patrimonio artístico: el retablo mayor, las imágenes -entre ellas la de la Virgen de Zocueca, Patrona de Bailén- y los órganos. El archivo parroquial fue incendiado y las campanas, fundidas un año más tarde para munición.
Fue declarado Bién de Interés Cultural con la categoría de Monumento en 1985.


LA IGLESIA DE LA ENCARNACIÓN. ELEMENTOS ESTRUCTURALES.

El edificio está realizado en sillería regular de piedra arenisca de color rojizo por su alto contenido ferroso, típica de la zona. Se encuentra exento, con una disposición NE-SO, rodeado por una lonja que queda sobreelevada por los lados occidental y meridional (Calles Nueva e Iglesia) debido a un ligero desnivel del terreno. Posee planta basilical dividida en tres naves de similar altura, siendo no obstante la central más ancha. Cada nave se divide a su vez en cinco tramos (quince en total) cubiertos con bóvedas góticas de crucería nervadas con diseños diferentes en la mayoría de los casos. Separan las naves recios pilares cruciformes donde apoyan las bóvedas.
La cabecera es plana. La capilla mayor se cubre con medio cañón estrecho decorado con casetones con relieves. En la misma cabecera, lado del Evangelio, se abre una pequeña capilla-hornacina absidal con arco apuntado bajo la advocación de la Virgen del Rosario con un interesante fresco, del año 1599. 
En el lado del Evangelio, junto a la cabecera, se encuentra la sacristía, espacio rectangular cubierto con bóveda de cañón con lunetos. Tuvo en el exterior una espadaña con campana que fue suprimida en los años 60 del siglo XX. Anexa a la sacristía se abre, en el segundo tramo de bóveda, la capilla del Cristo de la Expiración, renacentista, a la que se accede a través de un arco de medio punto con tondos en las enjutas y se cubre con bóveda de cañón. Fue acondicionada tras la guerra por la familia Barreda y cuenta en el lateral izquierdo con un escudo del Obispo Don Félix Romero Mengíbar (1954-1970).
En el lado de la Epístola, en la cabecera del templo, hubo también una sacristía menor, cuya puerta que comunicaba con el presbiterio fue tapiada y aún es visible en la Calle García Lorca. En este lado del templo se abren dos capillas: la de San José, más cercana a la cabecera (segundo tramo de bóveda), y la de la Virgen del Carmen (cuarto tramo).

Vista del templo desde los pies
(foto: archivo propio)

Capilla absidal de la Virgen del Rosario con la pintura al fresco que la decora.
Preside la Capilla la talla barroca de San Dimas.
(foto: archivo propio)

Capilla del Santísimo Cristo de la Expiración
(foto: archivo propio)

El exterior presenta contrafuertes de remates cónicos, cubriéndose el edificio con tejado a dos aguas. Existen tres portadas: septentrional, occidental y meridional.
La portada situada en la fachada norte (lado del Evangelio), llamada de San Antonio por la imagen que la presidía -hoy desparecida-, es del llamado estilo gótico tardío o flamígero y presenta arco adintelado ligeramente abocinado, apoyando cada una de sus arquivoltas en un delgado baquetón. Queda enmarcada la puerta por dos pilastras góticas estilizadas de cuya parte superior arranca una moldura trilobulada que abarca la portada. En el interior de la moldura se desarrollan otros adornos igualmente lobulados.
La puerta occidental, llamada popularmente "del Obispo", se corresponde con los pies del templo. Se accedía a ella mediante escalinata que arrancaba desde la calle Nueva. Hoy, como se ha dicho, existe una lonja sobreelevada y no existe acceso directo por dicha calle. Esta puerta, también de estilo gótico, es la más sencilla de las tres.

Fachada septentrional del templo. Portada de San Antonio.
 A la izquierda, capilla del Cristo de la Expiración. Sobre ella, ventanal gótico.
(foto: archivo propio)

Puerta septentrional o de "San Antonio"
(foto: archivo propio)

Puerta occidental o "del Obispo"
(foto: archivo propio)

La portada-retablo de la fachada Sur -lado de la Epístola- es la principal y está dedicada a La Encarnación. Se trata de una grandiosa obra barroca. Cobijada bajo un gran arco de medio punto presenta dos cuerpos. En el inferior se abre la puerta con arco de medio punto con dovelas cajeadas y clave resaltada con un relieve decorativo. En las enjutas del arco aparecen figuras alegóricas recostadas de la Fe y la Esperanza. Flanquean la puerta pares de columnas corintias retranqueadas entre sí, sobre plintos, que sostienen un entablamento con retranqueo igualmente, en el que destaca el friso decorado con cabezas de querubines entre guirnaldas.
En el segundo cuerpo se abre un gran arco de medio punto a modo de frontón cuyo tímpano se halla decorado con relieves del tetramorfos o los cuatro Evangelistas con sus respectivos símbolos: Mateo (ángel), Marcos (león), Lucas (toro) y Juan (águila). Preside una primorosa y delicada imagen de la Virgen con el Niño en brazos sobre querubines. En los extremos, sobre la cornisa, imágenes de bulto redondo de la Virgen María, a la izquierda, y el Arcángel San Gabriel, a la derecha, en clara alusión a los momentos de la Anunciación y Encarnación del Hijo de Dios. En el extradós del gran arco aparecen aglutinados, sobre telón pétreo -lo que le confiere una gran teatralidad a la portada-, otros relieves de interés. De un tondo en la zona superior sobresale la efigie de Dios Padre sobre querubines. A ambos lados, sendas figuras de lo que parecen ser alegorías del Día y la Noche (o el Ocaso y la Aurora) y ángeles portando los instrumentos de la pasión.
La presencia en la clave del arco superior de la portada del escudo del Obispo de Jaén Don Francisco Delgado López (1566-1576) resulta, cuanto menos, extraña, dado el lenguaje de pleno barroco que exhibe esta obra (véanse los efectos de claroscuros, por ejemplo), la cual, en ningún caso, podríamos fechar antes del 1600.

Portada meridional o de "La Encarnación"
(foto: archivo propio)

Cuerpo superior de la portada. En el centro, Virgen con el Niño.
(foto: archivo propio)

En los pies, esquina suroeste del templo, se levanta la torre campanario, de dos cuerpos. El inferior, mucho más ancho y de mayor altura, tiene planta octogonal (típico en la comarca -Baños de la Encina, Linares-) y descansa sobre un recio basamento. Existen pocas concesiones a la decoración, si exceptuamos los pináculos que rematan el basamento en la transición entre aquél y el cuerpo de la torre. Predomina el macizo sobre el vano. Este primer cuerpo culmina en un balcón con antepecho de piedra decorado con relieves y apoyado sobre ménsulas. El segundo cuerpo, más reducido, es de planta cuadrada. Alberga un vano en cada cara para campanas y se remata con chapitel decorado con motivos vegetales góticos.
En el cuerpo exterior de la sacristía, en el ángulo nordeste del templo, existe un balcón renacentista en esquina que fue tapiado posteriormente. Responde a una tipología propia del renacimiento de la zona de La Loma, especialmente de las ciudades de Úbeda y Baeza. Muy cerca del mismo, sobre una ventana, podemos contemplar un pequeño relieve renacentista que representa la Justicia en actitud recostada, portando la espada y la balanza. 
Otros elementos de interés en el exterior son un par de ventanales góticos, uno -más pequeño- situado en la fachada meridional junto a la torre campanario y otro -de grandes dimensiones- en la fachada septentrional junto a la cabecera.


Balcón renacentista en esquina (tapiado).
(foto: archivo propio)

Relieve de la Justicia
(foto: archivo propio)

EL PATRIMONIO ARTÍSTICO DE LA ENCARNACIÓN

El espacio que concentra una mayor riqueza patrimonial en la iglesia de La Encarnación es la pequeña capilla absidal de la Virgen del Rosario. Existe una fecha inscrita, año de 1599, al que posiblemente pertenezca el fresco que la decora, donde aparece representada en el centro la Virgen con el Niño rodeada de miembros del clero regular de la Orden de Santo Domingo (frailes a su derecha, monjas a su izquierda), además de otras escenas de la vida de la Virgen en pequeño formato. Preside la capilla la joya escultórica de la parroquia, una soberbia talla del siglo XVIII en madera policromada de San Dimas (Buen Ladrón) representado en la gloria de su resurrección, atribuida al escultor toledano Juan Pascual de Mena (más información sobre esta escultura en el artículo de este blog: San Dimas: una escultura barroca en la Iglesia de La Encarnación de Bailén).

Fresco de 1599. Capilla absidal de Nuestra Señora del Rosario
(foto: archivo propio)

El testero de la capilla mayor se cubre con un retablo de grandes dimensiones proyectado en los años 60 e inaugurado en 1972, cuyo estilo podríamos enmarcar en la grandilocuente escultura religiosa de la corriente cultural nacional-católica propia del franquismo. Es obra del escultor catalán Francisco de Paula Carulla i Serra y tiene como tema central La Encarnación. Sustituye al antiguo retablo mayor obra de Sebastián de Solís de finales del siglo XVI o principios del XVII que fue destruido en la guerra civil española.

Retablo contemporáneo de Carulla i Serra en la Capilla Mayor
(foto: archivo propio)

En el lado de la Epístola se encuentra, junto a la cabecera, el retablo de Nuestra Señora de Zocueca, patrona de Bailén, al que acompañan dos magníficos medallones barrocos tallados en madera de nogal con pinturas de la escuela granadina del siglo XVIII representando a San Antonio y San Miguel. El retablo es una obra neobrarroca del año 2006 de los talleres de Santiago Lara de Socuéllamos. Posee unas pinturas al óleo del artista valenciano José Antonio Espinar. Se remata con una impresionante escultura de tamaño natural de Cristo Resucitado obra del imaginero cordobés José Antonio Cabello Montilla. La imagen de la patrona, que preside el retablo, es obra de 1954 del escultor valenciano José María Alcácer Guzmán, quien se inspiró en la antigua talla destruida en la guerra civil. Porta la imagen la Gran Cruz de la Orden de San Fernando, entre otras condecoraciones que fueron donadas en 1823 por el General Castaños, que llevó a la victoria a las tropas españolas en la batalla de Bailén.

Retablo de Nuestra Señora de Zocueca, que preside la imagen de la patrona de Bailén
(foto: archivo propio)

Mausoleo en mármol del General Castaños
(foto: archivo propio)

Precisamente los restos mortales de este héroe de la Guerra de Independencia descansan en la parroquia de Bailén desde el año 1963 en que fueron trasladados solemnemente desde el Panteón de Hombres Ilustres de Madrid, junto con el mausoleo original en mármol. El mausoleo se sitúa junto al retablo de la Virgen de Zocueca, de la que Castaños era muy devoto.
En la Capilla del Cristo de la Expiración, tanto la talla del crucificado como el retablo que preside son obra del escultor malagueño Francisco Palma Burgos.
En la sacristía existe una espléndida cajonera, de corte plateresco, con el escudo del Obispo de Jaén Don Diego Tavera (mediados del siglo XVI). La sacristía guarda también una muy interesante colección de piezas de orfebrería datadas entre los siglos XVI y XX. Destaca especialmente una custodia tipo "sol" de finales del siglo XVII del orfebre Juan de Morales.



Bibliografía:

- Linares Lucena, Francisco Antonio. La Iglesia bailenense de La Encarnación (siglo XVI). 2014.
- VVAA. Guía Artística de Jaén y su Provincia. Sevilla, 2005.