¡¡"Jaén desde mi Atalaya" cumple un año!!

Aquel 31 de Mayo de hace tan sólo un año comencé una aventura bloguera que me ha reportado muy buenos momentos y satisfacciones.
Jaén desde mi Atalaya nacía para suplir una carencia afectiva, la de no poder estar cerca de la tierra, mi tierra, hacia la que siento un incondicional amor. Y escribir sobre ella fue mi particular medicina. Como si de una ventana abierta a Jaén se tratara, cada día me asomo para compartir con vosostros un trocito de su historia, de su arte, su cultura, sus tradiciones, sus fiestas, su naturaleza... su alma en definitiva, pues creo firmemente que todo lugar tiene un alma que hacen y sienten los que en ella viven y trabajan, los que son de allí y están fuera, los que estuvieron, los que la recuerdan, los que la aman... Y el alma hay que conocerla para agrandarla.
Pero este blog no tendría sentido sin los receptores, ustedes, más de 15.000 amigos y amigas de Jaén que han pasado por este jaenero rincón, mío y suyo, en este primer año. Gracias a tod@s los jiennenses; gracias a los que no sois de Jaén y habéis descubierto este pedacito de paraíso andaluz; gracias a la comunidad bloguera en general, y a la jiennense en particular, que tan buena acogida me habéis dado; gracias a tod@s los que conformáis las redes sociales, que tan rápido habéis difundido este espacio; y gracias a mi familia y a mis amigos, por ser los primeros en descubrir y seguir "Jaén desde mi Atalaya", en especial mi madre, primerísima fan de este blog, que espero pronto se convierta en colaboradora haciéndolo más sabroso y dulce...
En cuanto al futuro, seguirán creciendo las secciones que ya conocéis, y verán la luz otras nuevas. Seguiré fotografiando, en mis escapadas de fin de semana y vacaciones, todos y cada uno de los rincones de Jaén, para ofrecerles los detalles que mi ojo inexperto y mi humilde cámara sepan captar, aunque, eso sí, cada vez con más ahínco, pues este blog me ha hecho descubrir una nueva pasión: la fotografía. Y también seguirá creciendo el número de pueblos presentes aquí, sólo pido un poco de paciencia. Ya van 45, de los 97 municipios que conforman esta Provincia, con un total de 115 entradas. Espero que en el cumpleaños del año que viene pueda haber completado la lista y decirles que cada uno de esos 97 fantásticos lugares tiene ya al menos un artículo referido a él.
Y que vosotros estéis ahí para leerlos y disfrutarlos, que de eso se trata.

Gracias de nuevo a tod@s

Un abrazo, Jaén, desde mi atalaya...


Rincón Literario. Francisco de Quevedo y la Sierra de Segura

Retrato de Don Francisco de Quevedo y Villegas. 
Copia realizada por Juan Van der Hammen del original pintado por Velázquez entre 1632 y 1634. 
 Fundación Instituto Valencia de Don Juan, Madrid.

Uno de los escritores y poetas españoles más importantes de todos los tiempos es, sin duda, Don Francisco de Quevedo y Villegas. Madrileño de nacimiento, es una de las figuras literarias más sobresalientes del llamado Siglo de Oro
Quevedo estuvo ligado en ciertos momentos de su vida a nuestra Sierra de Segura. El creador del Conceptismo visitó en alguna ocasión la villa de Segura de la Sierra en los frecuentísimos viajes, unos por placer, otros por obligado destierro, que realizaba a su señorío de La Torre de Juan Abad (Ciudad Real), remanso de paz y tranquilidad donde escribió muchas de sus obras en prosa y poesía. Él mismo hace referencia a ello en el romance titulado Itinerario de Madrid a su Torre, en el que describe el camino desde la corte a su señorío de La Torre, su Aldea, como él gustaba llamarla. En este romance dedica un fragmento, no carente de cierta ironía, aunque con cariño, a la villa de Segura de la Sierra. Después de salir de Toledo escribe el autor:

(...) Partí desde aquí derecho,
antes sospecho que zurdo,
a Segura de la Sierra
que es un corcovo del mundo.

Los vecinos deste pueblo
viven todo el año junto;
y un mes batido con otro
gozan a Diciembre en Junio.

Las viñas, para no helarse,
tienen los meses adustos;
a las cepas con cachera,
con tocadores los grumos.

Es gusto ver un castaño,
de medio de los diluvios,
con su fieltro y su gabán,
por Agosto muy ceñudo.

Un peral con sabañones,
cuando en Aranjuez maduros
recelando que los rapen
ya han puesto en cobro su futuro.
(...)

Itinerario de Madrid a su Torre (1631)

No eran del agrado del Señor Quevedo los rigores del clima segureño, desde luego. Pero, ¿qué le lleva a Quevedo hasta Segura en reiteradas ocasiones? Por un lado, está la condición de Segura de la Sierra como cabecera de la Encomienda de la Orden de Santiago en esta zona, Orden de Caballería a la cual pertenecía el literato y político desde 1618, siendo La Torre de Juan Abad uno de los pueblos pertenecientes a la misma, por lo que no es extraño que tuviera Quevedo que acudir a Segura para resolver ciertos asuntos relacionados con su señorío, como por ejemplo el pago de los censos que tenía el Colegio de Jesuitas de Segura. 
Pero la causa más poderosa de la presencia de Quevedo en Segura es, sin duda, la íntima amistad que le unía al noble y escritor Don Alonso Messía de Leyva, el cual se va a ocupar, con licencia del autor, de retocar algunos de sus escritos en más de una ocasión para que pasaran la pertinaz censura: "Habiendo vistos impresos en Aragón y en otras partes fuera del Reino, con nombre de don Francisco de Quevedo Villegas, estos discursos con tanto descuido y malicia que entre lo añadido y olvidado y errores de traslado y imprenta se desconocían de su autor, y más teniéndolos yo trasladados de su original, determiné, dándole cuenta, restituirlos limpiándolos del contagio de tanto descuidos (...) Don Francisco me ha permitido esta lima, y aseguro en su nombre que procura agradar a todos sin ofender a ninguno..." (Nota de Don Alonso Messía de Leyva en el Prólogo de la obra Juguetes de la niñez, de Francisco de Quevedo; Madrid, 1631).


Vista de Segura de la Sierra
(foto: archivo propio)

Messía de Leyva también ayudará económicamente a su amigo en la adquisición de la jurisdicción sobre La Torre de Juan Abad, que el Consejo de Castilla sacó a subasta en 1621, comprándola Messía para posteriormente venderla a su amigo. Quevedo no olvida este favor. En Marzo de 1626 asiste con su Majestad Felipe IV a las Cortes celebradas en Monzón (Huesca) y durante su estancia en esta villa culmina su obra Cuento de cuentos, que dedica a su amigo y testaferro Don Alonso Messía.
Durante sus estancias en la casa de Messía en Segura de la Sierra compuso otros poemas inspirados en la agreste naturaleza de esta Sierra, que fascina y sorprende a Quevedo.
Al elegante perfil del Yelmo, montaña emblemática de la Sierra de Segura, dedica Quevedo la siguiente silva:

El Yelmo de Segura de la Sierra (Monte muy alto al Austro)
 
O sea que olvidado, 
o incrédulo del caso sucedido, 
o mal escarmentado, 
¡Oh peñasco atrevido!, 
llevas a las estrellas frente osada 
de ceños y de carámbanos armada;

debajo de tí truena, 
que respeta tus cumbres el verano,
y allá en tus faldas suena 
lluvioso y tierno caño; 
y donde eres al cielo cama dura, 
das a Guadalquivir cuna en Segura.
    
Por de más alto vuelo
te codiciara el águila gloriosa,
pues arrimado al cielo,
lo que no pudo él, osa;
sobre Olimpo nos muestras por momentos
las determinaciones de los vientos.

Escondes a la vista
el Yelmo con que Júpiter Tronante,
armado en la conquista,
si no te vio triunfante,
te vio valiente y animoso, y vemos
que hoy le arriman escalas tus extremos.

Coronado de pinos,
el cerco blanco de la luna enramas,
y en los astros divinos,
que son etéreas llamas,
te enciendes por turbar antiguas paces,
y al cielo vecindad medrosa haces.

Son parto de tus peñas
Mundo y Guadalquivir, famosos ríos,
y luego los despeñas
por altos montes fríos,
de tan soberbios y ásperos lugares,
que parece que llueves los que pares.

Baja recién nacido
Guadalquivir, y llega tan cansado,
que le ve encanecido
en su niñez el prado,
con la espuma que hace y con la nieve,
por duros cerros resbalando leve.

Ceñido en breve orilla,
llega a tomar el cetro de los ríos,
y en cercando a Sevilla,
le coronan navíos;
por ser tan noble su primera fuente,
que es de los cielos alto descendiente.

Con pasos perezosos,
al mar camina, como va a la muerte,
y en senos procelosos
por tributo se vierte;
donde yace del golfo respetado
por lo que en él Belisa se ha mirado

O sea que olvidado
  (Las tres últimas Musas castellanas: 
segunda cumbre del Parnaso Español, 1626)


El Yelmo desde el castillo de Segura de la Sierra
(foto: archivo propio)


En otra composición, un soneto dedicado al Guadalquivir y a una de sus supuestas amantes y musas, Lisi, menciona a la Sierra de Segura:
 
Aquí en las altas Sierras de Segura,
que se mezclan zafir con el del cielo,
en cuna naces líquida de hielo
y bien con majestad en tanta altura.
   
Naces Guadalquivir, de frente pura,
donde tus cristales eleve el vuelo
se retuerce corriente por el suelo
después que se arrojó por peña dura.

Aquí el primer tributo en llanto envío
a tus raudales, porque a Lisi hermosa
mis lágrimas la ofrezcas con que creces;

mas temo, como a verla llegas río,
que olvide tu corriente poderosa
el aumento que arroyo me agradeces.

Aquí en las Altas Sierras de Segura 
(Parnaso Español, 1648)


Pero no acaba aquí la relación de Francisco de Quevedo con la Sierra de Segura. En los años comprendidos entre 1635 y 1645, Quevedo mantiene una abundante correspondencia (hasta 44 cartas) con su gran amigo Sancho de Sandoval, residente en Beas de Segura, en la que le expone sus preocupaciones sobre la marcha de los intereses de España. Pero estamos ante una correspondencia de carácter privado, por lo que además de su preocupación por los asuntos de la Corte, en este cuerpo epistolar Quevedo nos habla de su cotidianidad y su intimidad en la soledad de sus últimos años en su señorío de La Torre.
Sandoval pertenecía a una importante familia hidalga de Beas. Unas tías suyas, Catalina Godínez y María de Sandoval, hermanas, hicieron posible traer a la Santa de Ávila, Teresa de Jesús, para la fundación del Convento de Camrelitas Descalzas. Estaba casado con Leonor de Bedoya, a la que Quevedo llama "prima" en algunas cartas. Ello se debe a que el escritor, aunque nacido en Madrid, tenía parte de sus orígenes familiares en el Valle de Vejorís, Cantabria, cerca del Valle de Bedoya de donde era originaria la familia de la mujer de Sandoval.



Iglesias de Jaén. Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles de CARCHELEJO


Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de los Ángeles. Plaza de la Constitución. Carchelejo
(foto: archivo propio)


UN POCO DE HISTORIA

La Iglesia Parroquial de Carchelejo, bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles, data de la segunda mitad del siglo XVIII y es de estilo neoclásico. 
No obstante, la primera fábrica de la esta iglesia se remonta al último tercio del siglo XVI. En 1582, Juan Ruiz Castejón "El Viejo" y su hijo Juan Ruiz Castejón, albañiles y vecinos de Jaén, se comprometen a construir una iglesia de mampostería según trazas realizadas por el maestro mayor de la obra Don Francisco de Quesada. Según se desprende del contrato, había de construirse una iglesia de una nave con capilla mayor destacada y sacristía. Se desconoce cuándo finalizaron las obras de esta parroquial.
El día 9 de Octubre de 1680 se produce un fuerte terremoto que afecta a todo el sur de la península. La iglesia de Carchelejo queda gravemente dañada. A instancias del cura párroco, Don Pedro de Molina Cobo, el Obispo de Jaén mandó realizar las obras de reparación necesarias, para lo cual envía al Maestro Mayor de la Catedral de Jaén, Eufrasio López de Rojas, a valorar y concertar las reparaciones con los albañiles de Carchelejo. Dichas reparaciones se valoraron en 1.016 reales. Durante todo el siglo XVIII se va reparando la fábrica de la iglesia. Así, en el año 1742, el Canónico Don José de Ulloa solicita al Cabildo Catedralicio se libren 3.000 reales, a cuenta de la renta decimal del vino, para terminar las obras que se estaban realizando. Igualmente, en 1778, el Tesorero catedralicio comunica al Cabildo el importe de la obra realizada el verano anterior, por valor de 50.822 reales. Parece ser que las obras estaban terminadas en el año 1786.

LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES

El templo se abre a una plaza de medianas proporciones, la cual preside, correspondiéndole en el lado opuesto la fachada del consistorio. Queda embutido por viviendas colindantes, salvo la propia fachada y un pequeño trozo de muro en el costado derecho, correspondiente a la parte trasera de la sacristía, y en el cual se sitúa un vistoso azulejo de grandes dimensiones con la imagen de la patrona de la localidad, Nuestra Señora del Rosario, bajo un nicho-hornacina de arco de medio punto.

Azulejo de Nuestra Señora del Rosario, patrona de Carchelejo, 
en el costado del templo parroquial
(foto:archivo propio)

La planta del edificio está dividida en tres naves, cubiertas por bóvedas de cañón reforzadas con arcos fajones que determinan en el caso de la central cinco tramos de desigual tamaño. Dichos arcos apoyan sobre pilares con semicolumnas de capiteles sencillos. El coro, en alto, se sitúa a los pies del templo y se comunica con la nave central a través de una triple arcada de medio punto. El presbiterio, que ya había sido ampliado en los años 60 del siglo XX, ha sido recientemente remodelado, con diseño del arquitecto Luis Alonso Salcedo.

Interior de la iglesia parroquial de Carchelejo
(fotos: archivo propio)

Retablo mayor presidido por la imagen de Nuestra Señora del Rosario, patrona de Carchelejo
(foto: archivo propio)

Interior de la Iglesia desde el presbiterio. Al fondo, el coro en alto.
(foto: archivo propio)

La fachada principal, restaurada en el siglo XIX, es sencilla. Presenta mampostería irregular y una estructura verticalizada que se articula en la parte inferior con una estrecha y estilizada puerta de acceso con arco de medio punto. Sobre ella un gran óculo, y remata el conjunto una espadaña de un solo hueco para campanas enmarcado por pilastras toscanas, así mismo estilizada, que culmina en un airoso frontón triangular con pequeña cruz de piedra.


Fachada principal de la Parroquia de Ntra. Sra. de los Ángeles. Carchelejo
(foto: archivo propio)


Imagen de Nuestra. Señora de los Dolores. Iglesia Parroquial de Carchelejo
(foto:archivo propio)


Bibliografía:

- VVAA. Jaén, pueblos y ciudades. Jaén, 1997.

Enlace de interés:

Ermitas y Santuarios de Jaén. Ermita de Nuestra Señora de la Misericordia de TORREPEROGIL



Fachada principal de la ermita de Nuestra Señora de la Misericordia. Torreperogil
(foto: archivo propio)

La ermita de Nuestra Señora de la Misericordia se encuentra a la salida de Torreperogil, a la orilla del antiguo camino a Albacete, más tarde carretera nacional 322, que pasaba por la población, hasta que en los años 80 se hizo una circunvalación, la cual en la actualidad también ha sido absorbida por el entramado urbano. Entramado que también ha alcanzado a esta antigua ermita, cuyo nombre originario era de San Cristóbal y que hunde sus raices allá por el siglo XVI.

UN POCO DE HISTORIA

Cuentan las crónicas que unos boyeros que conducían una carreta acamparon la noche del 16 de Mayo de 1516 junto a la ermita de San Cristóbal a las afueras de Torreperogil. Venían de Sevilla y llevaban, en un cajón de madera, una imagen de la Santísima Virgen con destino a un pueblo de la Sierra de Segura. Enterados algunos vecinos y vecinas de la población, esa misma noche subieron a la ermita para orar junto a la imagen, entre ellos, María Isabel Tíjola, muchacha pobre y, por cierto, manca del brazo derecho. Quedó sola rezando ante la carreta, cuando un gran resplandor comenzó a emanar del cajón. La Virgen le habló y le manifestó su deseo de quedarse allí para siempre, y le pidió que se lo dijera a las gentes del lugar, mas María Isabel dudaba y no se atrevía a dar la noticia a las autoridades, no fuera que la tomaran por loca. Para infundirle confianza, la Virgen obró el milagro de restituirle el brazo. Enterado el pueblo del milagro, todos en masa, con las autoridades al frente, se dirigieron a la ermita para convencer a los boyeros de que dejaran allí su preciada carga. Fue en vano, pues ellos tenían que cumplir con su trabajo. Cuando quisieron reanudar la marcha, la carreta permaneció inmóvil, por más parejas de bueyes que ponían para intentar moverla. La Virgen se quedó en Torreperogil y comenzó a venerarse la imagen en la ermita de San Cristóbal, junto a la cual había ocurrido el milagro.


Imagen de Nuestra Señora de la Misericordia en su Camarín
(foto: archivo propio)


Poco a poco el pueblo fue olvidando el nombre de San Cristóbal y adoptando el de Nuestra Señora de la Misericordia para referirse a la ermita, posiblemente mucho antes de que apareciera este nombre por primera vez en algún documento, concretamente en el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1752.    
La ermita era de una sola nave, y contaba con camarín para la Señora, una airosa arcada en la fachada de mediodía y una espadaña en la principal. En los años 40 del siglo XX la nave de la ermita amenazaba ruina, siendo demolida en 1958. Únicamente se salvó de la demolición el camarín barroco de la Virgen, del primer tercio del siglo XVIII, sin duda uno de los mejores de la Provincia de Jaén, al que dedicaremos otro artículo en un futuro.
El 5 de Septiembre de 1965 se inaugura y bendice el nuevo templo por el entonces Obispo de la Diócesis, Don Félix Romero Mengíbar.

LA ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE LA MISERICORDIA

El edificio consta, como el anterior, de una sola y espaciosa nave, cubierta con bóveda de cañón con lunetos y cinco capillas-hornacina a los lados de techumbre adintelada.


Interior de la ermita de Nuestra Señora de la Misericordia. Torreperogil
(foto: archivo propio)


El presbiterio va destacado y se cubre con cúpula de media naranja sobre pechinas, comunicándose con el camarín por un ventanal abierto en un retablo de factura contemporánea.
El coro, en alto, se sitúa a los pies.


Retablo e imagen de Nuestra Señora de la Misericordia. Torreperogil
(foto: archivo propio)


Exteriormente, existe una portada renacentista que, acertadamente, y para evitar que se perdiese, fue trasladada desde un caserón del pueblo hasta la fachada sur del templo en 1964, durante las obras de construcción de la nueva ermita. Se trata de la portada de la Casa de los Narváez, que se situaba en la C/ Risquillo Alto, número 53. Presenta arco de medio punto de grandes dovelas sobre impostas, flanqueada por finas pilastras decoradas con espejos. En las enjutas del arco, sendos escudos nobiliarios con las armas de los Narváez y Aranda y de los Mexía.


Portada del mediodía de la ermita de Nuestra Señora de la Misericordia. Torreperogil
(foto: archivo propio)

La fachada principal se hizo al tiempo de las reformas de los años 60 y es sencilla, con arco de medio punto, enmarcado en otro mayor apoyado sobre pilastras, comprendido, a su vez, dentro de un alfiz. Remata el conjunto un gran hastial de linea quebrada. También en aquellas obras se realizaron la actual y espaciosa lonja que hay delante de la ermita y el parque junto a ella, con unas estupendas vistas sobre el pueblo y el valle del Guadalquivir. La torre campanario fue el último elemento en añadirse al conjunto en los primeros años de la década de los 80 del siglo pasado.


Torre campanario de la ermita de Nuestra Señora de la Misericordia. Torreperogil
(foto: archivo propio)

 Parque junto a la ermita de Nuestra Señora de la Misericordia. Torreperogil
(foto: archivo propio)


Bibliografía:

- Torres Navarrete, Ginés de la Jara. Historia de la Muy Ilustre Villa de Torreperogil. 1982.
- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.





Arquitectura Civil en Jaén. Casa-Palacio de los Condes de Torralba. TORREQUEBRADILLA


Posición de la casa-palacio de Torrequebradilla con respecto a la población
(foto: archivo propio)

El elemento arquitectónico preeminente en el "sky line" de Torrequebradilla es una antigua casa-palacio que perteneció a los Condes de Torralba. El imponente y fantasmagórico caserón, hoy en ruinas, casi rivaliza en tamaño con la propia población que se extiende a sus pies, vigilándola constantemente. Si en una visita anterior -hace ya algunos años, cuando un grupo de amigos universitarios nos dedicábamos a hacer escapadas para conocer el patrimonio de nuestra provincia-, pude entrar, con toda clase de cuidados, al interior, hoy el edificio es literalmente inaccesible por un muro que se ha construido delante. Seguramente porque amenaza más ruina que nunca, lo cual debería golpear en las conciencias de los propietarios y administraciones, pues ya va siendo hora de plantearse su restauración antes de que acabe derrumbándose.  Y Torrequebradilla perderá otra seña de identidad, como no hace mucho perdió su independencia municipal al fusionarse en 1975 con la vecina población de Villargordo, con la que por cierto comparte más bien poco desde el punto de vista histórico, pasando a denominarse el  nuevo municipio desde entonces Villatorres. 
Y así, los pueblos con tantas heridas se abocan a morir y desaparecer...

UN POCO DE HISTORIA
El origen de esta pequeña población de la Campiña jiennense es bastante oscuro. Los datos históricos parecen arrojar algo más de luz a partir del siglo XV. La ayuda prestada por Torrequebradilla a los Reyes Católicos en la conquista de Baza (Granada) le valió la concesión de una Carta Puebla, por la cual se desvinculaba de la Orden de Calatrava y adoptaba el Fuero de Jaén. Pero en 1640, Felipe IV otorga el título de Señor de Torrequebradilla a don Íñigo Fernández de Córdoba y Mendoza, por lo que la villa y las cortijadas de Torralba y Turumbillo pasan a formar parte de su señorío.

Fachada de la casa-palacio de los condes de Torralba en Torrequebradilla
(foto: archivo propio)

Aquí radica el origen de esta singular construcción, de mediados del siglo XVII, aunque no es descartable que se encuentre asentada sobre restos de antiguas fortificaciones militares. De hecho, el historiador del siglo XVII Ximena Jurado, en su obra sobre las antigüedades de Jaén, sitúa en Torrequebradilla el castillo de Esnader o Esmadel, que Fernando III destruiría y tomaría en la década de los 20 del siglo XIII durante la campaña de Quesada. A falta de trabajos arqueológicos en la casa-palacio, las hipótesis sobre estructuras de fortificación anteriores en este lugar están aún por confirmar.

LA CASA-PALACIO
Este palacio rural se articula en dos cuerpos, tres en el caso de la torre situada en el extremo derecho de la fachada. En el inferior se abre una triple arcada de medio punto, a modo de pórtico de acceso, cuyos arcos apoyan sobre sencillas pilastras. En el piso superior, una galería se abre al exterior a través de tres grandes huecos adintelados (el del extremo derecho se encuentra tapiado, aunque no debió de ser así originalmente). Ha desaparecido la baranda, posiblemente en madera, ya que las vigas de dicha galería, así como la cornisa de este segundo piso y las ménsulas en las que se apoya son de este material. En el resto de la fachada, pequeños y asimétricos vanos son la tónica.

Pórtico de entrada y galería superior. Palacio de los Condes de Torralba. Torrequebradilla
(foto: archivo propio)

El edificio, en mampostería irregular, y ladrillo en algunas zonas como en las dovelas de los arcos, estaba encalado, pero presenta sillería regular vista en los refuerzos de las esquinas, visible sobre todo en la torre. Se cubre con teja árabe.
Su función fue de centro de administración de las fincas rurales de los condes, además de su residencia temporal. También como residencia funcionó tras la guerra civil, alojando a algunas familias de Torrequebradilla.


Torre de la casa-palacio de los Condes de Torralba. Torrequebradilla
(foto: archivo propio)


Mientras echaba el último vistazo al anciano edificio, que parece lanzar por sus arcos un desesperado grito de ayuda, pensé, más bien imaginé, lo que representaba para los "churrianeros" aquel destartalado inmueble. Quizás fuera el escenario de las fantasías de tantas y tantas generaciones de niños del pueblo, o de escarceos románticos entre las parejas de novios, o de alguna fiesta o guateque de los jóvenes de la localidad...
En fin, si sus paredes hablaran...


Bibliografía:
 
- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.


Enlace de interés:

- www.torrequebradilla.com