Por los pueblos de Jaén. SANTIAGO DE CALATRAVA


Vista parcial de Santiago de Calatrava
(foto: archivo propio)


SANTIAGO DE CALATRAVA

Escudo de Santiago de Calatrava
Localización: Oeste de la Provincia de Jaén.
Comarca: La Campiña.
Población: 797 hab. (2015).
Superficie: 47,66 km2.
Densidad: 16,72 hab./km2.
Altitud: 386 m.
Gentilicio: Santiagueño/a.
Límites: al N. con Higuera de Calatrava; al E. con Torredonjimeno; al SE. con Martos; al SO. con Baena; al NE. con Valenzuela.
Distancia a la capital: 44 km.
Accesos: JV-2121 (Torredonjimeno) y J-213 (Martos), que enlazan con la JV-212 hasta Santiago; J-211 (Porcuna, Higuera de Calatrava); JA-4313 (Valenzuela); JV-2111 (Baena, enlaza con la A-305).

Sorprende a veces, más teniendo en cuenta los tiempos que corren, el carácter desprendido y amable de un completo desconocido con respecto a otro. Eso se ve ya poco en las urbes, incluso en los pueblos grandes. Sin embargo, en los pequeños lugares es todavía más común de lo que pensamos. Se trata de una cuestión inversamente proporcional, según mi experiencia, según la cual cuanto más diminuto es el asentamiento humano, más humanidad se respira. Así, de nuevo salió a mi encuentro la generosidad propia del jiennense, esta vez en un pueblo perdido de las olivareras campiñas de esta tierra, ocupadas desde hace milenios por el ser humano. Ese ser humano, heredero de íberos, romanos, moros y cristianos, se me presentó en Santiago en clave femenina y por triplicado. Al observar curioso cómo tomaba algunas fotografías a los exteriores de la iglesia, un venerable anciano se acercó y, tras una breve conversación en torno a los motivos de mi presencia por aquellos pagos, me indicó solícito la puerta a la que tenía que llamar para que me abrieran la iglesia y fotografiar el interior.
Fue así como conocí a la primera protagonista, Luisa, un compendio de amabilidad, a la que no le importó aparcar sus quehaceres domésticos para cumplir mi petición, a pesar, como decía antes, de ser un completo desconocido. Cogió tranquilamente las llaves de la iglesia y juntos nos encaminamos calle abajo en busca de otra gran mujer, Antonia, la sencillez personificada, algo más tímida, una de esas buenas personas que se atisban a la legua. Mientras Luisa abría la puerta de la iglesia se sumó al grupo María, otra encantadora mujer, muy cordial en el trato.
Y así, las tres Marías y Jesús entraron en el templo. Estuvimos conversando un buen rato. Hablamos de la iglesia de Santiago, de la Iglesia universal, del poco tirón que tiene entre los jóvenes, de la falta de compromiso de los propios católicos... y me dí cuenta de que en estos pueblos pequeños, esas tres buenas mujeres representaban a una generación que no tiene apenas relevo, especialmente en la encomiable labor que desempeñan en el cuidado del patrimonio y la transmisión de tradiciones. Porque si muchas de estas iglesias rurales siguen en pie, no se debe en la mayoría de los casos a las administraciones públicas ni a los obispados, sino al afán y al esfuerzo económico de personas como ellas que forman parte de ese ejército que a mí me gusta llamar la "Iglesia de a pie".
Vaya dedicado este artículo a Luisa, Antonia y María, por su generosidad y amabilidad y por hacerme pasar un rato muy agradable en mi visita a Santiago de Calatrava.

Luisa (izquierda), Antonia (centro) y María (derecha) delante de la puerta de la Iglesia


GEOGRAFÍA. ECONOMÍA

Un azulejo con la efigie de un caballero de la Orden de Calatrava
nos da la bienvenida a esta localidad de La Campiña jiennense.
(foto: archivo propio)

El municipio de Santiago de Calatrava se encuentra enclavado en la zona Sur de La Campiña jiennense, en contacto con la vecina Provincia de Córdoba.
Se trata de un territorio de suaves lomas, en una zona de contacto entre la parte meridional de la cuenca del Guadalquivir y el frente septentrional de las Cordilleras Béticas, sobre materiales margosos, calcáreos y areniscas de diversas edades geológicas.
La máxima altura del municipio se alcanza en el cerro de la Dehesilla (560 m.), en su zona sureste, y la cota más baja junto al cauce del Arroyo Salado, en la parte más occidental del término sobre el límite provincial con Córdoba (280 m.). 
El mencionado Arroyo Salado, uno de tantos en la zona caracterizado por su salobridad, es el principal curso de agua. Atraviesa el término municipal de Este a Oeste, dividiéndolo prácticamente en dos mitades, y es afluente del Arroyo Salado de Porcuna, que a su vez lo es del Guadalquivir. Junto a sus riberas y en las orillas de las carreteras y caminos se da la poca vegetación natural -esencialmente arbustiva- que subsiste en medio del mar de olivos, a la que se asocia una fauna típica, especialmente avícola, en franco retroceso.
La economía del municipio gira en torno al olivarprincipal fuente de ingresos de sus habitantes, y la industria almazarera. El 70% de la superficie del municipio está ocupada por el olivar, siendo el restante 30% tierras de labor. Los cultivos herbáceos (cereales, girasol), antes abundantes, están desapareciendo poco a poco del campo santiagueño.

Recreación de un molino de rulo en una plaza de Santiago de Calatrava,
con un azulejo en su base que muestra las labores relacionadas con el olivar.
(foto: archivo propio)

Tierras de labor y olivares al fondo en el término municipal de Santiago de Calatrava
(foto: archivo propio)

La población que tuvo Santiago de Calatrava a mediados de los años 40 del siglo XX era el cuádruple de la actual (800 hab.), lo que nos da idea de la sangría migratoria que desde entonces afecta al municipio. Las aldeas de Santiago -San Bartolomé y La Serna-, hoy despobladas, llegaron a tener en aquellos momentos más de dos centenares de habitantes censados. Otros problemas que acucian al municipio son el lento pero inexorable envejecimiento de la población, el paro, la excesiva especialización de la economía o las malas comunicaciones por carretera.

Plaza de la Constitución y Ayuntamiento de Santiago de Calatrava
(foto: archivo propio)


HISTORIA

Los primeros testimonios de la presencia humana en tierras de Santiago se remontan al Bronce Final (I milenio a.C.), cuando aparecen pequeños asentamientos de reducidas dimensiones y sin fortificar, dependientes de centros de mayor envergadura como Porcuna o Torreparedones. En la etapa ibérica (siglos II y I a.C.) algunos de esos asentamientos se fortifican atendiendo al modelo de turris, como el Cerro de la Estrella o el Cortijo de Toledo.
Durante la dominación romana destacó el asentamiento de Cerro Boyero (siglo I d.C.), con muralla, aljibes, canalizaciones de agua, etc., aunque pronto se impondría el modelo de ocupación y explotación del territorio en base a las villas, entre las que destaca la del Cortijo del Argamasón.
También podemos hablar de varios asentamientos de reducidas dimensiones en el término municipal durante la época islámica. De todas estas alquerías, dependientes del distrito o iqlim de Martus (Martos), sólo perviviría la de Santiago tras la conquista cristiana.
En torno al año 1228 el rey Fernando III entregará Santiago al señorío militar de la Orden de Calatrava, pasando a formar parte de la Encomienda de Martos. La situación fronteriza del lugar con respecto al reino nazarí de Granada propició un clima inseguro durante buena parte de la Baja Edad Media. En la crónica del Condestable de Castilla -residente en la ciudad de Jaén-, Don Miguel Lucas de Iranzo, se narra el episodio de razia nazarita que tuvo lugar en 1471 y que afectó, entre otras, a la población de Santiago de Calatrava, ocasionando gran número de muertes y el saqueo de las viviendas y de la iglesia del lugar.
Tras el fin de la guerra de Granada, el siglo XVI (al menos los dos primeros tercios) trajo consigo un crecimiento del núcleo de población y una mejora de la economía, una época de bonanza que no volvería a experimentar Santiago de Calatrava al menos hasta el siglo XIX, cuando todavía la producción cerealista predominaba sobre la olivarera. Pero será la primera mitad del siglo XX la que traiga la gran transformación del núcleo de población, tanto urbanística como demográficamente, a pesar de todos los episodios de conflictividad laboral y social que estallarán en la guerra civil (1936-39). Los primeros años del franquismo, marcados por la miseria y el hambre, acentuaron poco a poco la emigración, produciéndose una lenta sangría que aún a día de hoy la localidad arrastra.

PATRIMONIO MONUMENTAL

Iglesia de Nuestra Señora de la Estrella

Fachada meridional de la Iglesia y portada principal
(foto: archivo propio)

Se trata de un edificio realizado en piedra dispuesta en sillería regular. Las obras finalizaron en 1723. Consta de planta rectangular y una sola nave cubierta con artesonado de madera, abriéndose en el lado del Evangelio amplias capillas. Tras un gran arco toral de medio punto se encuentra el presbiterio de planta cuadrada, elevado sobre gradas y cubierto con una hermosa cúpula de media naranja sobre pechinas.
En el exterior destaca la portada principal, lado de la Epístola, que es sencilla a la par que elegante. Se abre con arco de medio punto enmarcado por pilastras cajeadas que sostienen una entablamento. En el segundo cuerpo, frontón partido que deja en el centro una hornacina con la imagen de la titular del templo, Nuestra Señora de la Estrella. A ambos lados de la portada se abren sendos ventanales abocinados y polilobulados. En la fachada de los pies del templo (occidental) resalta un cuerpo en el que se abre una sencilla puerta con arco de medio punto y un ventanal sobre ella, rematando el conjunto una airosa espadaña de dos cuerpos.

Interior de la Iglesia parroquial
(foto: archivo propio)

La Iglesia se asienta sobre una amplia plaza o lonja sobreelevada delimitada por muro de piedra y baranda de forja. En un ángulo de la misma se sitúa una fuente barroca decorada con un artístico azulejo.

Fuente en el chaflán de la lonja de la iglesia
(fuente: archivo propio)

Otros edificios de interés

En la Plaza de la Constitución, frente a la Iglesia, se levanta el que fuera antiguo Ayuntamiento de la  localidad, de estilo regionalista de 1917. Es una construcción de tres plantas que culmina en un cuerpo en ladrillo para albergar reloj y campana que remarca la verticalidad del edificio.
En la parte oriental de la misma plaza de la Constitución, más arriba de la iglesia parroquial, se alza el nuevo Ayuntamiento. Edificio también de carácter regionalista, es de linea apaisada, abriéndose en la planta baja un pórtico de tres arcos de medio punto por donde se accede y rematando la fachada principal una espadaña en piedra con el escudo del municipio.
En la Calle La Corte, muy cerca de la Iglesia parroquial, se encuentra el antiguo pósito del siglo XVIII (1781), que posteriormente fue cárcel.
Destacan también en el centro de la población ejemplos de arquitectura doméstica de finales del siglo XIX y principios del XX, algunos incluso anteriores como la casa de Conchita Calmaestra en C/ La Corte, posiblemente del siglo XVIII.
A las afueras de Santiago, por la carretera que conduce a Torredonjimeno y Martos, se encuentra la casa cuartel de la Guardia Civil, un ejemplo de arquitectura funcionalista y moderna en este tipo de edificios, alejado de los típicos modelos de la posguerra.

Fachada del Ayuntamiento Nuevo
(foto: archivo propio)
 
Edificio del Antiguo Ayuntamiento
(foto: archivo propio)

Antiguo Pósito del siglo XVIII
(foto: archivo propio)
 
Casa de Conchita Calmaestra
(foto: archivo propio)
 
Casa cuartel de la Guardia Civil
(foto: archivo propio)
 
FIESTAS, GASTRONOMÍA, COSTUMBRES

El patrón de Santiago de Calatrava es San Sebastián, al que se le profesa gran devoción. El día de su festividad, 20 de Enero, se celebra procesión por las calles del pueblo, procesión que se repite en las fiestas mayores que tienen lugar en torno al 25 de Julio, onomástica de Santiago apóstol, en cuyo honor recibe la localidad su nombre.
En la víspera de la Candelaria, día 2 de Febrero, es tradición encender en la plaza una enorme hoguera en torno a la cual los vecinos comen y beben, cantan y bailan.
Desde los años 40 del siglo pasado los santiagueros festejan al patrón de los agricultores, San Isidro, el 15 de Mayo, con romería incluida que en la actualidad se desarrolla en el paraje conocido como "El Caño". Aquí se levanta una pequeña ermita y se desarrolla la jornada de convivencia organizada por la Hermandad.

San Sebastián, patrón de Santiago de Calatrava
(foto: archivo propio)

La gastronomía típica de Santiago de Calatrava participa de los platos que se elaboran en esta zona de La Campiña, en contacto como sabemos con la vecina provincia de Córdoba. De allí toma, por ejemplo, el salmorejo. Un plato con personalidad, por su contundencia calórica, es el llamado "relleno" o "mondongo", hecho con el estómago del cerdo el cual se rellena de carne picada, jamón, otros embutidos, pan rallado, huevo duro, perejil y especias. Atado para que no se salga, se echa al caldo del cocido para que cueza y consumir después como uno más de sus vuelcos. Es típico tomarlo en el periodo previo a la Cuaresma, tiempo éste de más ayuno y guisos sin carne. Precisamente durante la Cuaresma son propios los potajes de verduras y el bacalao en salsa.
La repostería tradicional se compone de ricos pestiños en Semana Santa y para la festividad de Todos los Santos se preparan buñuelos, batatas cocidas con almíbar de membrillo, ciruela y pasa, y las exquisitas gachas dulces, aquí acompañadas curiosamente de nueces fritas.

Calle Jaén
(foto: archivo propio)
 
Fachada occidental de la iglesia de Nuestra Señora de la Estrella
(foto: archivo propio)

Una calle de Santiago de Calatrava
(foto: archivo propio)

Centro Cultural "Villa de Santiago",
un moderno edificio en la zona nueva de la localidad que destaca por su hermoso auditorio.
(foto: archivo propio)

Bibliografía:

- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.

Enlaces de interés:

Ayuntamiento de Santiago de Calatrava


  


En los Fogones de Jaén. PASTEL DE BERENJENAS

Ya estamos en primavera y las verduras en esta estación son estupendas. Las berenjenas son una de las verduras más consumidas debido, sobre todo, a su escaso contenido en grasas, lo que las hace ideales para dietas de adelgazamiento y control de peso. Eso sí, siempre y cuando las consumamos a la plancha, al vapor o cocidas. Si las consumimos fritas el número de calorías aumenta bastante.
Las berenjenas favorecen la digestión de las grasas y mejoran el funcionamiento hepático, tienen altos niveles de sustancias antioxidantes y su consumo previene enfermedades cardiovasculares, degenerativas y del cáncer.


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Fotos: Mª Cristina Gimeno
 
Igredientes:

-  Dos berenjenas.
-  Dos bolsas de queso mozzarella rallado.
-  Dos botes de tomate frito casero. Si podemos, freímos nosotros el tomate.
-  Unas hojas de albahaca (también podemos poner orégano).
-  Sal.
-  Aceite de oliva virgen extra.
-  Harina (si es que freímos las berenjenas).

Modo de hacerlo:

Partimos las berenjenas en rodajas muy finas y las salamos. Dejamos escurrir durante una o dos horas para que no amarguen.
El siguiente paso será freír las berenjenas. Las rebozamos en harira y freímos en abundante aceite, cuidado de que no se encharquen porque el aceite no esté lo bastante caliente. También las podemos hacer a la plancha, será un poco más laborioso.
El tomate podemos freírlo nosotros o utilizar los que ya vienen fritos, que los hay muy buenos.  
Preparamos una fuente que tenga tres o cuatro dedos de honda, la forma es indiferente. La untamos con un poco de aceite y la espolvoreamos de harina, así evitaremos que se pegue en el horno. Vamos haciendo capas con los ingredientes, primero colocamos una capa de berenjenas, rociamos con tomate y colocamos tres o cuatro hojas de albahaca y luego el queso mozzarella . Una nueva capa de berenjenas, el tomate con la albahaca y por último el queso mozzarella rallado. 
Precalentamos el horno a 220º, sólo la parte de abajo. Colocamos la fuente y dejamos hornear durante unos 20 ó 30 minutos. Por último, gratinamos unos cinco minutos y dejamos enfriar.

Buen provecho


  

    

Las Fiestas patronales de San Isidro Labrador en PUENTE DE GÉNAVE


Primer plano de la talla de San Isidro Labrador, patrón de Puente de Génave
(foto: archivo propio)

HISTORIA DE LA DEVOCIÓN

El origen de Puente de Génave radica en un conjunto de cortijadas en torno a las riberas del río Guadalimar, a las puertas de la Sierra de Segura, un poblamiento disperso que empezó a tener cierta entidad urbana en las últimas décadas del siglo XIX gracias al proyecto de trazado de la carretera general Córdoba-Valencia (1859) y la construcción de un nuevo puente sobre el río en esta zona (1889) en sustitución del antiguo existente, posiblemente de época romana. Prueba del aglutinamiento demográfico en un nuevo núcleo poblacional, junto a los puentes y en ambas márgenes del Guadalimar, fue la concesión de una parroquia por parte del Obispo de Jaén, Don Manuel María González Sánchez, con fecha 21 de Octubre de 1891. Se inició así la construcción de un nuevo templo que se inauguró dos años más tarde, en 1893, quedando bajo la advocación de San Isidro Labrador, que gozaba de devoción entre las gentes de la zona. Una de las razones era la afluencia de agricultores de los alrededores al molino que se encontraba sobre el río Guadalimar, junto al puente y las mencionadas cortijadas que dieron origen al pueblo, para proceder a la molienda del trigo.

Iglesia parroquial de San Isidro Labrador de Puente de Génave
(foto: archivo propio)

El patronazgo definitivo de San Isidro en Puente de Génave quedó instituido tras la guerra civil española, en el contexto de la fundación en los primeros años del franquismo de las Hermandades Sindicales de Agricultores y Ganaderos en los municipios de vocación agraria, de los cuales adoptaron como patrón a San Isidro muchos de reciente creación en aquella época (caso de Puente de Génave, que se había independizado de La Puerta de Segura en 1933).
Desde entonces y hasta la actualidad, las fiestas mayores del pueblo se celebran cada 15 de Mayo, cuando la primavera eclosiona en todo su esplendor en este bello rincón del mundo que es la Sierra de Segura.


Cartel de las Fiestas de San Isidro de Puente de Génave 2014.
Tiene como protagonistas al Puente Nuevo y al dragón de la escalera del edificio modernista
de la antigua Caja de Ahorros de Ronda.

LAS FIESTAS DE SAN ISIDRO LABRADOR


El pistoletazo de salida de las fiestas lo constituye el pregón. Las actividades lúdicas, culturales y deportivas llenan el programa de festejos, que tiene como platos fuertes las animadas verbenas y conciertos nocturnos -con gran asistencia de público-, la suelta de vaquillas por las calles en la tarde del día 14, y los actos religiosos del día del patrón. Durante las cinco jornadas en que se desarrollan las fiestas, el recinto ferial -situado entre la Avenida de Andalucía y el Paseo de la Vicaría- es un hervidero de puenteños, propios y emigrados, que se reencuentran en estos días.
El día 15 de Mayo, festividad de San Isidro, comienza con solemne misa por la mañana en la parroquia en la que interviene el coro romero local. Tras la misa, rozando el mediodía, sale en procesión el santo por las calles de Puente de Génave, acompañado de las autoridades, banda de música y el pueblo devoto en general. La talla, de mediados del siglo XX y con la típica iconografía del santo, es portada a hombros sobre sencillas andas. Uno de los momentos más bonitos de la procesión lo constituye el transitar del santo por las ancianas piedras del puente viejo, sobre las rojizas aguas del Guadalimar, bendiciendo a su paso los verdes campos.


San Isidro a su paso por el Puente Viejo sobre el río Guadalimar
(foto: archivo propio)


Algunas de las tradiciones que se conservan en las fiestas del Puente son el juego de "la bolea", una variante de los "bolos serranos" -juego autóctono de la Sierra de Segura-, y los bailes típicos de la comarca, en especial la "jota de Puente de Génave", con letrillas alegres y ritmo ágil.

Imágenes de la procesión de San Isidro Labrador 2016


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Fotografías: Jesús Molina


Bibliografía:

- Rubio Fernández, Juan. Fiestas Populares de la Provincia de Jaén. Jaén, 2003.
- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.
- Blog Historia de Puente de Génave



Iglesias de Jaén. Iglesia de la Inmaculada Concepción de LOPERA


Fachada principal y torre campanario de la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Lopera
(foto: archivo propio)

Lindando con la vecina Provincia de Córdoba, enclavada en plena Campiña jiennense, la localidad de Lopera se muestra al visitante orgullosa de su bien conservado patrimonio monumental. Su edificio más emblemático es el Castillo que la Orden de Calatrava levantara aquí entre la segunda mitad del siglo XIII y mediados del siglo XVI. Pero no le anda a la zaga el otro bien inmueble de importancia que posee la villa: la Iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción, un templo de finales del siglo XV y comienzos del XVI que supone un magnífico ejemplo de la arquitectura tardogótica que los calatravos edificaron en diferentes lugares de sus extensos dominios.
Mi agradecimiento a Don José Ángel Ruiz, Secretario del Juzgado de Paz de Lopera y desde hace muchos años Sacristán de la Parroquia de la Inmaculada, que accedió con gusto a abrir el templo en exclusiva para que tomara unas fotografías.

UN POCO DE HISTORIA


Fueron los calatravos los que impulsaron las obras de este singular templo gótico de finales del siglo XV y comienzos del XVI.
La villa de Lopera es cedida por Fernando III a la Orden de Calatrava tras su conquista a los musulmanes en el año 1242, constituyéndose la Encomienda de Lopera. Los cristianos edificaron  un castillo o casa fuerte a la que incorporaron una iglesia, siendo ésta el germen de la parroquia de Lopera hasta la construcción de un nuevo templo en las fechas indicadas. La finalización de las obras de la nueva iglesia -situada a escasos metros del castillo- en las primeras décadas de la centuria, y el consecuente traslado de la parroquia, hizo desaparecer probablemente la antigua iglesia coincidiendo con las obras de remodelación del castillo para su conversión en residencia palaciega. No obstante, en 1535 el Comendador Juan Pacheco y Torres manda acondicionar la planta baja de la antigua torre del homenaje o de Santa María como oratorio, para que en ella hubiese culto. Es el momento en que también se añade una airosa espadaña en lo alto de dicha torre para albergar campanas, realizada en piedra y ladrillo y con el vano central apuntado. La capilla se conserva, aunque ha sido profundamente remodelada en diferentes reformas. La espadaña fue derribada en 1956.

Castillo de Lopera.
Torre del homenaje o de Santa María (oriental) coronada por la espadaña. 1913
(Catálogo monumental de la Provincia de Jaén. Enrique Romero de Torres)

Vista de la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Lopera desde el Castillo Calatravo
(foto: archivo propio)

La nueva iglesia estuvo bajo la advocación de Santa María hasta la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen bajo el Pontificado de Pío IX el 8 de Diciembre de 1854, tras lo cual la parroquia cambiará su nombre.
En la guerra civil española se quemaron la mayoría de las imágenes, se destruyó el órgano y la techumbre del templo se vio afectada.
A principios de los años 40, tras la guerra civil, la iglesia fue restaurada por la Dirección General de Regiones Devastadas (dependiente del Ministerio de Gobernación), especialmente la maltrecha techumbre. También en estos momentos se acomenten las obras de construcción la casa rectoral situada anexa al templo, en la trasera del mismo.

LA IGLESIA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Orientada en dirección Este-Oeste, preside uno de los ángulos de la Plaza de la Constitución de la villa de Lopera, espacio urbano en torno al cual se concentra la riqueza monumental de la localidad (Castillo-Iglesia-Ayuntamiento).
El templo es de planta rectangular o basilical dividida en tres naves -más ancha y ligeramente más alta la central-, separadas entre sí por gruesos pilares cilíndricos que sostienen bóvedas ojivales de múltiples nervios con formas florales y estrelladas. La nave central posee cinco tramos de bóveda -incluida la de la capilla mayor-, y cuatro las laterales.

Vista del interior del templo
(foto: archivo propio)

Bóveda de terceletes de la capilla mayor con motivo floral
(foto: archivo propio)

La capilla mayor, de testero plano, es un espacio cuadrado cubierto con bóveda de terceletes y presidido por un retablo en madera de estilo neoclásico de finales del siglo XVIII. Aunque la verdadera obra retablística del templo es un magnífico sepulcro en piedra, de estilo plateresco y grandes dimensiones, en el lateral izquierdo del presbiterio, que comentaremos más adelante.
A las naves laterales se adosan una serie de capillas. En el lado del Evangelio se sitúan la capilla del Cristo de la Vera Cruz, a la que se accede a través de arco apuntado con una reja de 1857 costeada por Don Diego García y Doña Isabel Gómez, y la capilla bautismal. Esta última se construyó en 1742 en la zona de los pies del templo. Realizada en ladrillo y yeso, es de pequeñas dimensiones y se cubre con media naranja sobre pechinas. Se cierra mediante una reja de 1886 costeada por el vecino de Lopera Don Antonio Morales Sevilla.
En el lado de la Epístola se abre una capilla-hornacina, llamada de Hernán Martínez de Bujalance, que contiene el retablo de San Antonio. Se accede a ella mediante arco apuntado y se encuentra justo enfrente de la del Cristo de la Vera Cruz.
Junto al presbiterio, lado del Evangelio, se halla la sacristía-museo, espacio rectangular de cubierta adintelada atravesada por una viga de madera de grandes dimensiones apoyada en ménsulas de barroca decoración.
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En el exterior, se aprecia volumétricamente la diferencia de altura entre la nave central y las laterales. Predomina en el edificio la línea horizontal. Los paramentos se encuentran encalados, siendo únicamente visible la piedra -de tipo arenisca y cortada en sillares regulares- en las portadas, la totalidad de la torre campanario, contrafuertes y el enmarque de los escasos vanos.
El templo posee tres portadas. La principal, en la fachada Oeste, es conocida como la "Triunfanta". Flanqueada por dos recios contrafuertes, se accede a ella por escalinata. Posee dos cuerpos. En el inferior se abre la puerta con arco trilobulado abarcado por uno mayor de medio punto y sobre éste otro de tipo conopial. En el segundo cuerpo se abren dos galerías superpuestas de arquillos ciegos conopiales. Presiden el espacio una imagen en el centro de la Virgen María con el Niño en brazos, y a los lados imágenes de San Pedro y San Juan, todas bajo doseletes calados. Se remata este segundo cuerpo con cornisa a modo de tejadillo y un óculo. Flanquean la portada dos alargados pináculos que se estrechan en altura. La decoración es típicamente flamígera, aunque contenida, destacando los elementos vegetales (frondas y cardinas) y el encintado entre los arcos.

Portada principal, llamada "Triunfanta". Fachada Oeste.
(foto: archivo propio)

Las otras dos portadas son más sencillas, pertencientes también al gótico flamígero. La meridional, llamada "Infanta", se sitúa junto a uno de los contrafuertes laterales. La puerta se abre con arco carpanel, al que abarca otro del mismo tipo apoyado sobre finos baquetones y sobre éste un arco lobulado conopial. Remata el conopio un elemento vegetal calado. Las dovelas del arco se decoran con pequeñas rosetas. Flanquean la portada dos pináculos con haces de columnillas. Se trata de la puerta por la que tradicionalmente entraban los hombres a la iglesia.
La portada septentrional o "Veneranta" es aún más simple que la anterior. Se compone de arco carpanel enmarcado por un alfiz, apoyado este último en delgados baquetones con capiteles calados. La puerta es abarcada por un arco de medio punto rebajado, de nuevo enmarcado por alfiz en este caso apoyado sobre ménsulas caladas.  

Portada lateral en la fachada Sur, denominada "Infanta"
(foto: archivo propio)

Portada lateral en la fachada Norte, denominada "Veneranta"
(foto: archivo propio)

La torre campanario se sitúa a los pies del templo, lado de la Epístola. Sobre un macizo basamento de planta cuadrada, se eleva un estilizado cuerpo ochavado que, tras una pronunciada cornisa, da paso al cuerpo de campanas, en este caso circular, en el que se abren cuatro huecos con arcos de medio punto. Se remata el conjunto con un chapitel octogonal acusadamente apuntado compuesto de tejas de cerámica vidriada en colores blanco y azul.

Primer plano de la torre campanario de la Iglesia de Lopera
(foto: archivo propio)

PATRIMONIO ARTÍSTICO

El patrimonio artístico que atesora la parroquia de la Inmcaculada de Lopera es abundante y muy interesante.
En primer lugar hay que resaltar el conjunto de retablos del templo, neoclásicos, del siglo XVIII. El de la Virgen del Carmen, en la nave del Evangelio, posee un lienzo en el ático con la representación del Ángel de la Guarda. En la nave de la Epístola se encuentra el del Sagrado Corazón, de idéntica estructura que el anterior, con un pequeño camarín barroco anexo de planta mixtilínea decorado con elementos vegetales carnosos. En esta misma nave, presidiendo una capilla-hornacina, se halla el retablo de San Antonio, proto-rococó, con la imagen titular del siglo XVII salvada de la quema durante la guerra civil y un lienzo en el ático de nuestra Señora del Carmen o de Ánimas atribuido al artista granadino José de Risueño o su taller (finales del siglo XVII o principios del XVIII). 
El retablo mayor, diseñado en 1796 por el iliturgitano Juan de Mata Martínez, perdió sus imágenes originales en la guerra civil. Presenta un primer cuerpo dividio en tres calles separadas por columnas. En la central, bajo arco de medio punto se sitúa la imagen de la titular del templo, la Inmaculada Concepción. El cuerpo superior, más estrecho, está rematado por frontón triangular y contiene un lienzo de Nuestra Señora con el Niño en brazos.

Presbiterio y retablo mayor
(foto: archivo propio)

En la capilla mayor se encuentra una auténtica joya de la escultura funeraria renacentista en Andalucía: el sepulcro de Doña Marina Fernández de Torres. Se trata de la madre del Comendador de Lopera y Castilsera, Don Juan Pacheco y Torres, la cual falleció en 1547. El sepulcro está concebido a modo de retablo pétreo, en estilo plateresco, estructurado en dos cuerpos. En el primero, enmarcado por columnas de orden corintio, se abre un arcosolio con la imagen yacente de la difunta y sobre ella un relieve de San Juan Bautista con el Cordero Místico. En el segundo cuerpo, flanqueado por imágenes alegóricas de la Templanza y la Prudencia, el escudo de armas de los Pacheco. Una profusa decoración completa el monumento, obra de 1554 atribuido al escultor jiennense Juan de Reolid.

Monumento funerario de Doña Marina Fernández de Torres.
Presbiterio de la Iglesia de la Inmaculada de Lopera
(foto: achivo propio)

Pila de mármol negro en la capilla bautismal
(foto: archivo propio)

Púlpito de la Purísima
(foto: archivo propio)
 
En la capilla bautismal se conserva una pila, en mármol negro de Cabra, que data del siglo XVIII.
Junto al pilar cilíndrico previo al presbiterio, lado del Evangelio, podemos contemplar un hermoso púlpito, llamado de la Purísima, realizado en forja de hierro y cubierto con un tornavoz barroco en madera dorada decorado con una pintura en la que se representa al Espíritu Santo en forma de paloma.
Finalizamos nuestro recorrido por el patrimonio de la parroquia en la sacristía, en la que se ha instalado un pequeño museo con importantes piezas, entre las que se hallan objetos litúrgicos, de orfebrería, esculturas, pinturas y libros. En el centro de la habitación se sitúa una mesa de mármol rosa del siglo XVIII. De la misma centuria es el aguamanil también de mármol.
De los objetos de orfebrería hay que resaltar la custodia del Corpus, de tipo "sol", fechada en 1769 y realizada a instancias de Don Alonso de Orozco. De la misma época son una cruz procesional y un cáliz, adornado con cabezas de angelitos y guirnaldas. El portaviáticos, perteneciente a la Hermandad de Ánimas, es del siglo XIX.
De la segunda mitad del siglo XVII es una colección de cuadros de pequeño formato en los que se representan a apóstoles y discípulos y al propio Jesucristo, siendo este último y el de San Pablo los de ejecución más cuidada. Pertenecen a la escuela sevillana de Valdés Leal. Hay que destacar dos lienzos más, uno que representa a Jesús Nazareno y el otro un Descendimiento (siglo XVII).
De las obras escultóricas cabe mencionar una Inmaculada barroca de escuela granadina y una talla de Jesús Nazareno del siglo XIX, ambas de pequeñas dimensiones.
Entre la colección de libros antiguos, destacan los corales del antiguo órgano de la parroquia, desaparecido en la guerra civil al igual que el propio coro que se situaba a los pies del templo. El más antiguo se remonta al siglo XVI. También se conserva el primer libro de bautismos, del año 1530.
Para finalizar, en una de las vitrinas podemos contemplar el relieve en piedra de un cáliz de la época visigoda, una pieza arqueológica datada entre los siglos IV y VI procedente del yacimiento de Los Morrones, término municipal de Lopera.


Vista general de la sacristía-museo.
En primer término, mesa en mármol rosa del siglo XVIII
(foto: archivo propio)

Vitrinas de la sacristía-museo.
Sobre ellas, algunos de los cuadros del apostolado del siglo XVII
(foto: archivo propio)

Pequeña talla en madera de Jesús Nazareno del siglo XIX
(foto: archivo propio)


Bibliografía:
    
- Ulierte Vázquez, María Luz de. El Retablo en Jaén (1580-1800). Jaén, 1986.
- VVAA. Guía Artística de Jaén y su Provincia. Sevilla, 2005.
- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.
- Blog del Cronista Oficial de Lopera, José Luis Pantoja Vallejo: http://cronistadelopera.blogia.com/
- Blog http://loperaseduce.blogspot.com.es/