Iglesias de Jaén. Iglesia de Santa María del Collado de SANTISTEBAN DEL PUERTO


Fachada principal de la Iglesia de Santa María del Collado de Santisteban del Puerto
(foto: archivo propio)

Santisteban del Puerto es una localidad situada en el Norte de la Provincia de Jaén, en la comarca de "El Condado". La histórica capital de esta tierra de rancio abolengo posee un rico patrimonio histórico y artístico (ha sido declarada recientemente Conjunto Histórico) en el que sobresale un singular edificio religioso que se cuenta entre los más antiguos de la provincia jiennense: la Iglesia de Santa María del Collado.

HISTORIA

Santisteban del Puerto fue conquistado por las mesnadas de Fernando III en torno al año 1235, en la campaña militar que finaliza con el sometimiento también de importantes plazas como Úbeda, Iznatoraf o Chiclana. Santisteban queda integrada a partir de este momento en tierras de realengo hasta 1371 en que la villa es entregada en señorío por Enrique II a Men Rodríguez Benavides. 
La situación geográfica de la comarca, en el Norte de la Provincia, propició, una vez conquistado el valle del Guadalquivir y estabilizada la frontera con el reino de Granada en las Subbéticas, la construcción de templos cristianos desde temprana época, situación que no se dio en otros lugares de Jaén por la cercanía del peligro nazarita. El santuario de Ntra. Sra. de la Estrella en Navas de San Juan o la iglesia de la Encarnación de Castellar son ejemplos de este tipo de construcciones protogóticas, a las que hay que sumar ésta de Santa María de Santisteban.
Santisteban fue un núcleo de población importante y pujante durante la etapa cristiana en la Edad Media, una situación de la que gozaba ya en épocas anteriores: islámica, cuando fue una de las cabeceras de distrito de la Cora de Jaén; visigoda, a juzgar por los restos encontrados; e incluso romana, en la que Ilugo llegó a ser un discreto centro urbano con la categoría de municipio en el área del Alto Guadalquivir.
El núcleo medieval se rodeó de un recinto de muralla ya en la segunda mitad del siglo XIII, momento en que también comienza la construcción de este templo, reutilizando precisamente como campanario una torre albarrana del cercano castillo.
Las primeras reformas tienen lugar en la segunda mitad del siglo XVI, siendo obispo de Jaén Don Francisco Delgado López (1566-76), cuyo escudo podemos observar coronando el sillón central del coro. Se prolongan las naves en la zona de los pies, uniéndose el templo con la torre campanario, abriéndose una nueva portada y colocando el coro de madera en alto, obra del entallador baezano Juan Pérez de 1579.

Escudo del obispo de Jaén, Don Francisco Delgado López. Coro de la iglesia.
(foto: archivo propio)

En 1605 se cubrió con tejado la torre campanario -antigua torre albarrana- por el alarife Juan Pretel, previa eliminación de las almenas que la coronaban.
Posteriormente se construye el pórtico que da acceso al templo en la fachada principal, siendo obispo de la diócesis Don Baltasar Moscoso y Sandoval (1619-1646). Sus armas aparecían en un escudo que fue destruido cuando se suprimió el revoco que encalaba la fachada. Dicho escudo se situaba entre las dos portadas que cobija el pórtico. Fue rehecho de nuevo y hoy corona la puerta que da acceso a la casa rectoral, anexa al templo.

Escudo del obispo de Jaén, Don Baltasar Moscoso y Sandoval
(foto: archivo propio)

En 1685 se cambia la ubicación del coro, de alto a bajo, encargándose de ello Ginés Hidalgo, quien aumenta también la sillería.
En 1769, siendo Obispo de Jaén Fray Benito Marín, es demolido el ábside central de la cabecera, siendo sustituido por la actual torre cuadrangular que alberga el camarín barroco con la imagen de la titular del templo y patrona de Santisteban del Puerto, Nuestra Señora del Collado.
La iglesia de Santa María del Collado fue parroquia hasta el año 1860. Actualmente es un templo dependiente y auxiliar de la parroquia de San Esteban, en el centro de la población, fundada en el siglo XV.
Fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento el 3 de Marzo de 1978.

LA IGLESIA DE SANTA MARÍA DEL COLLADO

El templo ocupa una posición elevada sobre el núcleo urbano, que queda a sus pies, en la ladera del cerro en cuya cima se asienta el castillo de la localidad. La orientación del edificio es NE-SO, con la fachada principal hacia el mediodía. Está realizado en mampostería, con sillares regulares sólo en determinados lugares, adoptando la piedra el característico color rojizo de la tierra de esta zona.
La planta de la iglesia era en principio basilical (desvirtuada hoy con añadidos posteriores), dividida en tres naves separadas por columnas de fuste cilíndrico (cinco a cada lado) con capiteles románicos donde apoyan arcos formeros apuntados. A las diez columnas hay que añadir los cuatro sencillos pilares en el tramo de los pies (dos a cada lado), correspondientes a la mencionada ampliación de las naves del templo en el siglo XVI. Los arcos que apean en estos pilares son apuntados los primeros (siguiendo, a pesar de la época, la estética gótica) y de medio punto los que enlazan ya con el muro del fondo (más altos que el resto para salvar el coro que en origen iba en alto).

Interior del templo de Santa María del Collado
(foto: archivo propio)
 
Los capiteles románicos aludidos suponen el mayor atractivo de la edificación, pues están esculpidos con motivos vegetales, zoomorfos y antropomorfos. Entre los primeros se cuentan piñas, flores y hojas lanceoladas. Entre los segundos, cerdos (representación de la lujuria y la pereza), peces (Cristo), salamandra (castidad) y un león pasante de tipo heráldico. El antropomorfismo está representado por cabezas humanas, con casco unas y gorro otras (alusivo al guerrero-monje de las Órdenes Militares, responsables, en parte, de la victoria de las Navas). Se trata de un ornato sencillo, aunque extraordinario en cuanto supone una muestra única de un estilo artístico que, por circunstancias históricas, prácticamente brilla por su ausencia en nuestra tierra jaenera y andaluza.

Capitel con cabeza humana, piñas y otras cabezas de animales
(foto: archivo propio)

Capitel con cabeza humana y otros elementos vegetales
(foto: archivo propio)

Capitel con león pasante, cabeza de cerdo y otros elementos decorativos
(foto: archivo propio)

Capitel con cabeza de cerdo, piñas (izda.) y una flor (dcha.)
(foto: archivo propio)

Capitel con hojas lanceoladas y otros motivos vegetales
(foto: archivo propio)

Las naves se cubren con sencillo artesonado de madera colocado en el pasado siglo. Al exterior, la techumbre es a dos aguas con teja árabe.
Se accede al presbiterio a través de un arco toral apuntado que apoya en semicolumnas de capiteles labrados con dientes de sierra uno y elementos florales el otro. Originalmente, la cabecera era triabsidal. En el siglo XVIII la cabecera del ábside central se derribó para construir en su lugar un camarín para albergar la imagen de la titular del templo. Dicho camarín presenta al exterior un aspecto turriforme y macizo con cubierta a cuatro aguas. A través de la hornacina central del retablo mayor se aprecia este espacio, cubierto con media esfera y decorado al modo barroco con yeserías policromadas.

Arco toral apuntado que da paso al presbiterio.
Éste es el arranque del ábside central cuya parte externa fue derribada
para colocar un camarín en el siglo XVIII
(foto: archivo propio)

De los ábsides laterales queda sólo parte del situado en la fachada meridional (muy remozado), donde al exterior se aprecian unos canecillos románicos en la cornisa y un ventanal de arco apuntado que aporta luz a la capilla que contiene, antiguamente llamada de Santiago y los Capellanes, hoy del Santísimo Sacramento, cubierta con bóveda de cañón con lunetos.
El ábside norte fue suprimido, seguramente al tiempo de producirse las obras del camarín en el siglo XVIII. En su lugar se edificó una galería de tres arcos de medio punto frontales y uno lateral que apoyan en sencillas columnas, galería pensada para proteger el paso entre el presbiterio y el acceso al camarín, que hay que hacer forzosamente por fuera.

Ábside Sur, junto a la escalinata de acceso al atrio de la iglesia
(foto: archivo propio)

Capilla del Santísimo en el interior del ábside Sur.
Se puede observar en el retablo la tabla de la Adoración de los Magos, pintura del siglo XVI
(foto: archivo propio)

Fachada septentrional donde se encontraba el otro ábside, sustituido en el siglo XVIII por la galería de arcos que se aprecia en la fotografía.
Aún son visibles en esta fachada algunos canecillos románicos
(foto: archivo propio)

Los pies del templo es la zona más moderna, añadida en el siglo XVI, cuando se prolongan las naves para agrandar la iglesia y se contruye una nueva puerta en la fachada principal. Aquí se encuentra el coro, bajo y de sillería, una magnífica pieza renacentista realizada en madera, de rica labra, que se cierra con una reja de madera igualmente renacentista.

Sillería y reja del coro
(foto: archivo propio)

En el exterior, el elemento de mayor interés es la fachada principal, que es la del mediodía (lado de la Epístola) y por la que se accede al templo. Esta fachada preside un amplio atrio, elevado sobre las viviendas a causa de la pendiente del terreno y por lo cual está reforzado por recios contrafuertes. Supone uno de los mejores miradores sobre el caserío de Santisteban. La escalinata de acceso al mismo desde la calle desemboca en un pórtico que recorre la fachada compuesto de cinco arcos frontales y uno lateral, todos de medio punto, que apoyan en pequeños pilares de ladrillo de sencillos capiteles. Este pórtico es una obra de la primera mitad del siglo XVII y cobija las dos portadas principales. La más antigua es también la más cercana a la cabecera del templo. Se accede a ella por triple escalón. De vocación gótica, posee aún detalles tardorrománicos. Ligeramente abocinada, la puerta en sí presenta arco de medio punto abarcado por tres arquivoltas apuntadas: sin ornamento la primera, con toscos prismas esquemáticos la segunda, y puntas de diamante la tercera. El conjunto descansa sobre sencillas columnitas sin capitel que sostienen la línea de imposta.
La otra portada, abierta en el mismo muro en los pies del templo, es posterior (segunda mitad del siglo XVI) y muy sencilla, con arco de medio punto de grandes dovelas y jambas de sillería.
Las puertas labradas en madera de ambas portadas son del siglo XVI, confeccionadas por artesanos locales, el maestro carpintero Blas Hidalgo y el maestro de cuchillería Martín Lozano.

Atrio de la iglesia y pórtico de la fachada principal
(foto: archivo propio)

Portada principal protogótica, la más antigua de la iglesia
(archivo propio)

El resto de elementos en el exterior a destacar serían la torre campanario, de planta rectangular (la edificación más antigua del conjunto puesto que se trata en realidad de una antigua torre albarrana del castillo); los ya mencionados ábside sur y la galería norte, esta última junto al huerto o antiguo cementerio de la extinta parroquia; y algunos canecillos de la antigua decoración románica tanto en la fachada meridional como en la septentrional.

PATRIMONIO MUEBLE DE LA IGLESIA DE SANTA MARÍA DEL COLLADO

Posee este templo interesantes piezas artísticas entre su patrimonio mueble.
Entre las obras pictóricas destacan dos tablas insertas en el retablo mayor sobre la vida de San Esteban y otra más que representa la Adoración de los Magos, en este caso situada en el retablo de la capilla del Santísimo. Estas pinturas, de dibujo algo torpe, fueron realizadas en torno a 1530 y se atribuyen al pintor ubetense Pedro Ortega, quien por estas fechas testifica sobre las mismas. En cualquier caso, se vinculan a la órbita italianizante del pintor italiano, afincado en Úbeda, Julio de Aquiles.
El antiguo retablo mayor, de estilo plateresco, fue destruido en la guerra civil. Había sido donado por el cardenal Esteban Gabriel Merino, nacido en Santisteban del Puerto,  y que fue obispo de la diócesis de Jaén entre 1523 y 1535. De aquel retablo sólo queda, además de las referidas tablas, el medallón que lo coronaba con la efigie de Dios Padre en altorrelieve, obra del prestigioso escultor e imaginero afincado en Jaén, Sebastián de Solís.
El magnífico coro de madera de la iglesia, ya descrito, consta de sillería y reja abalaustrada. Posee una rica decoración de tipo manierista consistente en flameros, querubines, veneras, molduras roleadas, etc.
Una de las piezas más interesantes, y posiblemente la más antigua, que se conserva en el templo es la pila bautismal de piedra con elementos geométricos en relieve. Se la ha datado incluso en época visigótica.
Por último, no podemos olvidar la talla de la titular del templo y patrona de Santisteban del Puerto, la Virgen del Collado, obra del insigne escultor local Jacinto Higueras Fuentes que la esculpió en 1940 para sustituir a la antigua imagen del siglo XIII destruida en 1936 durante el transcurso de la guerra civil.

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Tablas de la vida de San Esteban en el actual retablo mayor
(foto: archivo propio)

Medallón con el altorrelieve de Dios Padre, obra de Sebastián de Solís, en el actual retablo
(foto: archivo propio)

Retablo mayor actual, a imitación del antiguo de estilo renacentista
(foto: archivo propio)

Detalle de la reja del coro
(foto: archivo propio)

Pila bautismal
(foto: archivo propio)

Primer plano de la image de la Virgen del Collado, obra de Jacinto Higueras Fuentes
(archivo propio)

 
Bibliografía:

- VVAA. Guía Artística de Jaén y su Provincia. Sevilla, 2005.
- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.
www.romanicoaragones.com





Playas de interior. La Peña del Olivar en SILES


Área recreativa de la Peña del Olivar en Siles
(foto: archivo propio)

Localización: NE de la Provincia de Jaén
Comarca: Sierra de Segura
Municipio: Siles
Tipo: piscina natural (presa)
Río: Arroyo de los Molinos
Distancia: 2 km. a Siles
Acceso: JF-7012 desde la A-310 Puente de Génave - Siles.

¿CÓMO LLEGAR?

El acceso a la Peña del Olivar es fácil. En el punto kilométrico 22 de la A-310 Puente de Génave - Siles (dirección a esta última localidad y apenas 500 m. antes de llegar a la misma) sale a la derecha una pequeña carretera -la JF-7012- que nos llevará hasta este bello paraje de la Sierra de Segura. La Peña del Olivar se encuentra a 1,5 km. de la A-310 y a 2 km. del núcleo urbano de Siles.

Mapa de situación de la Peña del Olivar
(sobre mapa de ed. Alpina)

La Peña del Olivar, junto a la carretera y entre pinares
(foto: archivo propio)

LA PEÑA DEL OLIVAR

El municipio de Siles, al Nordeste de la provincia de Jaén, lindando ya con la vecina de Albacete, nos ofrece una amplia gama de atractivos turísticos, entre los que sobresalen, sin duda, los relacionados con el medio ambiente. No en vano, prácticamente todo su término municipal se halla inmerso en el Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas.
Entre los cerros de Bucentaina (1395 m.) y el Puntal de la Ajedrea (1507 m.) se encuentra el Barranco de los Tejos -llamado así por la presencia en el mismo de ancianos ejemplares de esta singular especie-, uno de los rincones con más encanto de la Sierra de Segura. Por él discurre el arroyo homónimo, que cambia su nombre por Arroyo de los Molinos en el curso medio y bajo debido a la existencia de estas estructuras hidráulicas en su ribera.

Arroyo de los Molinos justo después de desbordar la presa de la Peña del Olivar
(foto: archivo propio)

En el punto señalado con anterioridad, junto al borde de la pequeña carretera, el arroyo se remansa mediante una presa formando una piscina natural de mediano tamaño a la que tradicionalmente los sileños y gentes de otros pueblos aledaños han acudido para darse un buen remojón en época estival. El frescor del lugar, a lo que contribuye las características físicas del entorno y los altos pinos que conforman una densa arboleda, hace que sea agradable incluso en los días más calurosos del verano.
El agua está fría, desde luego, pero al quedar momentáneamente remansada -dado que rebosa la presa y el arroyo continúa aguas abajo-, su temperatura es más soportable que en otros lugares de la sierra y hace más grato y llevadero el baño.

La Peña del Olivar en una tarjeta postal de finales de los años 70
(tarjeta postal ed. Fotocolor San Antonio, Cazorla)

La Peña del Olivar por la mañana temprano,
con sus aguas de río transparentes antes de la llegada de los bañistas
(foto: archivo propio)

RECURSOS TURÍSTICOS DE LA PEÑA DEL OLIVAR

Junto a la Peña del Olivar hay una zona de esparcimiento con merenderos, barbacoa y fuente. También dispone de área infantil y un bar-restaurante con buena cocina serrana.
El acceso a la piscina natural es posible para minusválidos. Hay unos vestidores junto a ella para cambiarse. Está prohibido bañar a los perros en la piscina.
A unos pocos metros de la Peña del Olivar existe un pequeño jardín botánico que merece la pena visitar, con más de cien especies propias del parque natural, algunas con un excepcional valor ecológico por ser raros endemismos. 
Si de alto valor ecológico hablamos, no podemos olvidar la mencionada tejeda con ejemplares antiguos y de gran porte. Ascendiendo por la carretera de la Peña del Olivar hacia el interior de la sierra descubriremos otro tesoro ecológico: "Las Acebeas" (como se le conoce en la Sierra de Segura). Se trata del bosque de acebos más meridional de Europa, posible aquí gracias a la alta pluviometría de este recóndito rincón de alta montaña.
La práctica de deportes como el senderismo o el cicloturismo es muy recomendable en el entorno de la Peña del Olivar, habiendo rutas señaladas a tal efecto. Podemos mencionar la que parte y acaba en la misma piscina natural. Esta ruta circular nos llevará por las laderas del cerro Bucentaina y pasa por el área recreativa de la Fuente de la Almoteja, situada aguas arriba de la Peña del Olivar.
La oferta hotelera de Siles comprende un hostal rural en el núcleo urbano, dos camping, varias casas rurales y una residencia de tiempo libre dependiente de la Junta de Andalucía.

Área recreativa de la Peña del Olivar con fuente, merenderos, zona infantil y bar-restaurante.
(foto: archivo propio)


El Arroyo de los Molinos remansa sus aguas en la Peña del Olivar
(foto: archivo propio)





El antiguo Convento de Nuestra Señora de la Esperanza de la Orden de San Basilio en Cazalla (CARCHELEJO). El origen de la advocación de la popular Macarena de Sevilla


Restos del antiguo Convento de Cazalla en Carchelejo
(foto: archivo propio)

¿CÓMO LLEGAR?

Para acceder al paraje donde se ecuentra el antiguo Convento de Cazalla hay que tener un poco de paciencia y escasa prisa. La carretera, aunque asfaltada, es muy estrecha y con curvas.
Una vez que abandonamos la Autovía A-44 por la salida 64 (Carchelejo/Arbuniel) tomamos la carretera JA-3206 dirección Carchelejo. A 1,8 km., antes de llegar al pueblo, sale una estrecha carretera asfaltada a la izquierda que nos llevará al convento después de recorrer 4,6 km. Está indicado mediante carteles.

LOCALIZACIÓN Y ENTORNO

Cárcheles es un municipio situado al sur de la Provincia de Jaén, cerca del límite con la vecina Provincia de Granada. En la zona sur de su término municipal se encuentra el denominado Barranco de Cazalla o del Monasterio, una zona agreste y de difícil acceso en las laderas orientales de la Sierra de Alta Coloma. Aquí, a unos 900 m. de altitud, se levantó en el siglo XV un monasterio de agustinos que, un siglo más tarde, pasó a ser de la Orden de San Basilio. Abandonado en el siglo XIX, es hoy una cortijada habitada.
Una de las razones que llevaron a los monjes a establecerse en este lugar fue la abundancia de agua gracias a un conjunto de manantiales asociados, a diferentes alturas en la ladera, que posibilitaron el desarrollo de huertas, olivar, frutales y viñas en la zona. El más importante es el manantial del Convento, junto al muro meridional de la cortijada, del que siempre mana agua. Esta fuente alimenta hoy varias albercas que sirven para el riego del olivar, que es el cultivo predominante en la actualidad, además de mantener un ecosistema húmedo en su entorno. Es un abrevadero histórico de los rebaños de ganado y de la fauna salvaje de la zona.
El pino y la encina son las otras especies vegetales protagonistas del ecosistema de la zona.

Cortijada del Convento
(foto: archivo propio)

Manantial del Convento, fuente catalagoda por la Junta de Andalucía
(foto: archivo propio)


UN POCO DE HISTORIA

La historia del monasterio de Cazalla se remonta a la primera mitad del siglo XVI cuando, en fecha indeterminada, se funda en este lugar un cenobio agustino, el primero en tierras jiennenses, cuyos monjes tenían la intención de llevar una vida eremítica. El paraje invitaba a ello: un barranco escondido en los pliegues de la sierra, zona boscosa y abundante en agua. Existían en las inmediaciones un cortijo y un antiguo castillo de época musulmana, del cual tomará su nombre el lugar (Cazalla), y cuyos restos son aún visibles. La primera noticia histórica que tenemos de este monasterio data del año 1541, cuando es mencionado por primera vez en el Capítulo Provincial de la Orden de San Agustín celebrado en Dueñas (Palencia). En dicho Capítulo se aludía a este monasterio como el "convento de Jaén" (no confundir con el convento de San Agustín de la ciudad de Jaén, que no sería fundado hasta 1587). La advocación de "Nuestra Señora de la Esperanza" que le dieron los agustinos a su nuevo convento no aparecerá en los documentos hasta 1573.
Cazalla y los cortijos de Cárchel y Carchelejo quedaban dentro de la jurisdicción de la ciudad de Jaén, situación que cambia en 1558 cuando pasan a pertenecer al recién creado concejo de la villa de Cambil.
En 1573, Doña Isabel Vázquez, vecina de Huelma, dona a los frailes de San Agustín del monasterio de Cazalla las casas donde vivía para que fundaran allí un nuevo monasterio bajo la advocación de Santa Isabel. Los padres aceptan y se trasladan, arrendando las tierras de labor del monasterio de Cazalla a labriegos de Cárchel por un plazo de seis años.
En el lugar conocido como Mata Bejid (término de Cambil), junto al nacimiento del río Oviedo -un paraje de excepcional belleza en plena Sierra Mágina-, existía uno de los primeros monasterios que la Orden de San Basilio había fundado en España (concretamente en 1540). Los monjes basilios de Santa María de Oviedo compraron en diciembre de 1577 el convento y tierras de Cazalla a los hermanos agustinos, ya instalados en Huelma, para fundar allí un segundo cenobio de la Orden Basilia, respetando la advocación de "Nuestra Señora de la Esperanza" que le habían dado sus anteriores moradores.

Imagen de San Basilio Magno en la portada del convento de Cazalla
(foto: archivo propio)

Años más tarde, en 1593, se fundaría en Sevilla el Convento o Colegio de San Basilio, siendo su primer prior fray Bernardo de la Cruz, que anteriormente lo había sido del Convento de Santa María de Oviedo. Acompañaron en dicha fundación a fray Bernardo otros hermanos de Mata Bejid, siendo los responsables en 1595 de la fundación en el seno del convento sevillano de una cofradía de penitencia cuya titular mariana recibió la advocación de Nuestra Señora de la Esperanza, de la cual eran muy devotos por ser también la advocación del convento de Cazalla que los basilios habían ocupado unos años antes. A partir de 1653, cuando cofradía e imagen se trasladen a la parroquia de San Gil, en el barrio de la Macarena, la Virgen comenzará a conocerse con este nombre, siendo hoy universal.

Imagen de Nuestra Señora de la Esperanza Macarena de Sevilla
Fotografía de 1920    

El monasterio basilio de Nuestra Señora de la Esperanza de Cazalla, partiendo de la primitiva casa agustina y de la huerta y las 150 fanegas de tierra que se incluyeron en la venta, fue poco a poco engrandeciendo su patrimonio durante los siglos XVII y XVIII. Así, en el Catastro de Ensenada (1749) los monjes declaran poseer 423 fanegas y 6 celemines de tierra, con olivas, viñas y siembras, además de un molino aceitero, un ventorrillo (casa de comidas) en la Puerta de Arenas y unas 500 cabezas de ganado. Todo esto se había logrado gracias a las donaciones de particulares, estipendios de misas, limosnas y las propias compras de los monjes.
A finales del siglo XVIII la Orden de los basilios en España entra en crisis, lo que supuso la elaboración de proyectos de reducción de cenobios y agrupación en otros pocos. Tanto el monasterio de Cazalla como el de Santa María de Oviedo esquivaron esta situación, aunque sólo por un tiempo. La era de las desamortizaciones estaba en ciernes y los monjes, conscientes de la situación, comenzaron un lento proceso de venta de bienes, convirtiéndolos en dinero líquido, para que no pudiera apropiarse de ellos la Real Hacienda.
Los basilios de Cazalla no se equivocaban. En 1810, reinando José I, el monasterio es desamortizado, siendo los monjes los arrendatarios de sus desposeidos bienes. Tan sólo vivían en el convento 6 monjes. En 1813 fueron obligados a reagruparse con los hermanos de Santa María de Oviedo en este último convento. No obstante, el golpe de Estado de Fernando VII (mayo de 1814) y el regreso del absolutismo dejaron sin efecto la obra legislativa de las Cortes de Cádiz. Los bienes desamortizados fueron repuestos a sus dueños, aunque es probable que los monjes ya se huebieran reagrupado en el convento vecino. De no ser así, la desamortización puesta en marcha durante el Trienio Liberal (1820-1823) sí acabó definitivamente con los más de tres siglos de historia de este convento, primero agustino y luego basilio, enclavado en la sierra profunda, en el barranco de Cazalla o Almonester.

Azulejo conmemorativo de la presencia de los monjes basilios en Cazalla 
a la entrada de la cortijada.
(foto: archivo propio)
 
EL ANTIGUO CONVENTO DE CAZALLA

Del antiguo convento hoy no quedan sino unos maltrechos restos integrados en la fachada oriental del cortijo. Se trata de dos portadas.
La de la izquierda es la de la antigua iglesia del convento y se conserva parcialmente. Responde a un esquema renacentista con arco de medio punto sobre impostas enmarcado por pilastras dóricas lisas, incompleta la de la derecha, rematada por un jarrón ornado la de la izquierda. Sobre la puerta un friso, también incompleto, con alternancia de triglifos y metopas. En estas últimas aparecen relieves de bucráneos en las del centro, y elementos vegetales en las restantes. Se remata el conjunto con una pequeña hornacina donde se sitúa la escultura del titular de la Orden, San Basilio Magno, representado con la iconografía propia: vestiduras de obispo y portando una pluma en la mano derecha y una pequeña maqueta de una iglesia en la izquierda, en alusión a su condición como uno de los cuatro Padres de la Iglesia Griega u Ortodoxa, aunque también es santo y doctor de la Iglesia Católica.
La puerta de la derecha es muy simple. Se abre en arco de medio punto y tiene restos de policromía. Aún se advierte sobre el arco una sencilla representación del Calvario (tres cruces inscritas en un círculo).
Se desconoce, de momento, la autoría, aunque podemos apuntar a la persona de Francisco del Castillo "el Viejo", dada la buena relación que tenía con los agustinos de Cazalla en el periodo en que dirige las obras de la iglesia parroquial de Huelma (1547-1568). Teniendo en cuenta dicha relación y atendiendo a los detalles manieristas de la portada (posiblemente aprendidos de su propio hijo, Francisco del Castillo "el Mozo", a su regreso de Italia -1554-) podría atribuirse a la mano de este ilustre cantero del primer renacimiento español. El vínculo de los agustinos con la familia Castillo es evidente pues, cuando aquéllos se trasladan a Huelma, confían a Francisco del Castillo "el Mozo" las trazas de la capilla mayor de la iglesia de su nuevo convento de Santa Isabel. 

Restos de la portada principal del convento de Cazalla
(foto: archivo propio)

Detalle de los restos de policromía en la portada de la derecha y representación del Calvario
(foto: archivo propio)


Bibliografía:

- Galiano Puy, Rafael. Del Monasterio de Ntra. Sra. de la Esperanza, en el barranco de Cazalla, al Convento de Santa Isabel de Huelma, ambos de la Orden de San Agustín. B.I.E.G. nº 176. 2000.
- González Cano, Jorge. Algunas notas sobre la supresión del monasterio de Nuestra Señora de la Esperanza, Orden de San Basilio Magno. IV Jornadas de Estudios de Sierra Mágina. 1987.
- Jimena Jurado, Martín. Catálogo de los Obispos de las Iglesias Catedrales de Jaén y Anales Eclesiásticos de este Obispado. Madrid, 1654.
- Ortega y Sagrista, Rafael. El monasterio de Nuestra Señora de la Esperanza, en el barranco de Cazalla, perteneciente a la Orden de San Basilio Magno. B.I.E.G. nº 50. 1971.
- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.
- "Conoce tus Fuentes". Proyecto de la Junta de Andalucía. Enlace: www.conocetusfuentes.com