Iglesias de Jaén. Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación de CASTELLAR



Aspecto exterior y fachada principal de la iglesia de la Encarnación de Castellar
(foto: archivo propio)

De las villas que componen El Condado, comarca situada al Norte de la Provincia de Jaén, es Castellar la que aglutina una mayor cantidad de elementos de patrimonio histórico-artístico. En su amplio catálogo monumental figura uno de los templos más antiguos de la provincia, la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación.


UN POCO DE HISTORIA

El primitivo núcleo de Castellar se encuentra localizado en la zona norte del actual casco urbano, justo en el borde de una meseta con ligera pendiente hacia dicha dirección, lo que supuso durante muchos siglos una discreta defensa natural por ese flanco. En el solar donde hoy se levanta la iglesia objeto de nuestro estudio hubo un castillo, del que por cierto tomó su nombre la población, que remonta su historia hasta la lejana época visigoda, siglos VI-VII d.C. Efectivamente, la presencia visigoda en Castellar está más que probada, como atestiguan algunos elementos materiales encontrados y que pertenecieron sin lugar a dudas al primigenio núcleo urbano y su fortificación, que más tarde sería conquistada por los musulmanes en el siglo VIII y, finalmente, pasaría a manos cristianas ya en el siglo XIII.
Las tropas de Fernando III "el Santo" conquistan estas tierras de la actual comarca del Condado en torno a 1225. El procedimiento habitual consistía en remodelar y ampliar el antiguo recinto fortificado musulmán, si lo hubiera, o construir uno nuevo. Por otra parte, también era habitual el hecho de reconvertir alguna estructura anterior en templo en tanto se efectuaba el control y pacificación del territorio, para, más tarde, construir ex novo una estructura de mayor solidez una vez que las circunstancias políticas así lo aconsejaran. Pero todo esto no ocurrió en Castellar hasta más tarde, ya en el siglo XIV. En las crónicas de la reconquista se menciona “El Castillo” (más tarde Castellar) como una de las plazas arrebatadas a los musulmanes, pero la aldea islámica debió quedar abandonada durante algún tiempo después de su conquista como lo demuestra un documento de 1235 en el que se insta a la villa matriz, Santisteban, a poblar todo aquel territorio que cayó bajo su jurisdicción.

Torre campanario de la Iglesia de la Encarnación de Castellar.
Detrás se aprecia la nave sobreelevada del crucero
(foto: archivo propio)

En 1371 Enrique II castiga a Santisteban por su apoyo a Pedro I, entregándola en señorío, junto a todas sus aldeas, a Men Rodríguez de Biedma. Éste iniciaría en estas fechas la construcción de un nuevo recinto defensivo, un centenar de metros hacia el sur y en posición más elevada que el antiguo. Pero este último no se abandonó. Sus viejas estructuras se reaprovecharon y se levantó aquí una iglesia en la segunda mitad del siglo XIV. La situación geográfica del Condado hizo que, una vez conquistado el valle del Gudalquivir, esta zona quedara ya desde los primeros momentos en una cómoda retaguardia, protegida de incursiones musulmanas por las plazas fuertes de Úbeda y Baeza. Ello explica la proliferación en este territorio del Norte de Jaén de templos cristianos de factura temprana, protogóticos, como son Santa María del Collado de Santisteban del Puerto, el Santuario de Nuestra Señora de la Estrella en Navas de San Juan y éste de la Encarnación de Castellar.
Durante el siglo XVII la iglesia es reformada, afectando dichas modificaciones al crucero y la sacristía, donde en esta última podemos advertir la presencia del escudo del obispo Don Baltasar Moscoso y Sandoval, que ocupó la cátedra jiennense entre 1619 y 1646, periodo en el cual debieron efectuarse las obras mencionadas. También es en estos momentos cuando se realiza la portada principal, situada en el lado de la Epístola. 
En 1942 el templo es cerrado al culto por amenazar ruina. Diez años después comienzan las obras de restauración, que consistieron en la sustitución total de las antiguas cubiertas, remodelación de las fachadas norte y oeste, recrecimiento de los muros, especialmente en la zona de la cabecera, nueva solería y remate de la torre-campanario. En 1956 es abierta de nuevo al culto.
Fue declarada Bien de Interés Cultural (B.I.C), con la categoría de monumento, en el año 1993.


LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ENCARNACIÓN

Interior de la Iglesia de la Encarnación
(foto: archivo propio)

El edificio tiene planta basilical, con tres naves -la central más ancha y alta- separadas por hileras de arcos formeros ojivales que presenta cada uno un óculo sobre sus vértices. Estos arcos góticos apoyan sobre pilares de sección cuadrada con las esquinas achaflanadas. Los capiteles presentan diversas formas y rica labra, especialmente los cuatro que se sitúan en los pies del templo, con elementos vegetales y antropomorfos fundamentalmente.

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Interesantes capiteles protogóticos en la iglesia de la Encarnación
(foto: archivo propio)

La cubierta de la nave central es plana, formada por cerchas cuyas vigas de madera apean sobre canes. El mismo planteamiento se repite en las naves laterales, aunque éstas se encuentran inclinadas hacia los muros perimetrales siguiendo la forma del tejado a dos aguas.
El presbiterio, de testero plano, queda enlazado a la planta basilical a través de tres arcadas de medio punto apoyadas en potentes pilares de piedra de sección cuadrada, cuyo vano central ofrece mayor altura y luz que los laterales. Destaca el sagrario manifestador, posiblemente último vestigio de lo que debió ser un hermoso retablo mayor. Es de estilo barroco, en madera sobredorada, colocado en el año 1703.

Retablo Mayor de estilo barroco. Iglesia de la Encarnación. Castellar
(foto: archivo propio)

Paralela a la zona presbiteral se sitúa la Sacristía cubierta por bóveda de cañón con cuatro lunetos y en la que se conserva el mencionado escudo del Obispo Moscoso y Sandoval.
En el lado del Evangelio se abren las dos únicas capillas del templo, a las que se accede mediante sencillo arco de medio punto.
En el exterior destacan dos elementos. 
En primer lugar, la torre campanario, de planta cuadrada, adosada a los pies del templo. Consta de dos cuerpos. El superior o cuerpo de campanas es un añadido contemporáneo. Sin embargo, la base del primer cuerpo es el elemento arquitectónico de mayor antigüedad de la localidad, pues se trata de un reaprovechamiento de la primitiva fortificación que, como antes se ha indicado, hunde sus raíces en la época visigoda y tiene su continuación en las épocas musulmana y cristiana. Precisamente junto a la torre, en el muro oeste, hay integrada en el mismo una poterna del antiguo castillo, posiblemente cristiana, conformada por una arco de medio punto de amplias dovelas, enmarcado por alfiz.

Poterna integrada en el muro de la iglesia.
A la izquierda se aprecia también una pequeña saetera cegada
(foto: archivo propio)


En la fachada principal, lado Sur o de la Epístola, se abre una portada barroca con arco de medio punto sobre pilastras cajeadas y ménsula en la clave. A los lados la flanquean dos columnas toscanas exentas sobre plintos ornados por punta de diamante. Estas columnas sostienen un entablamento retranqueado de triglifos y metopas. Se remata por un frontón triangular quebrado cuyos vértices se coronan por pináculos con bolas.

Portada principal de la Iglesia de la Encarnación de Castellar
(foto: archivo propio)




Bibliografía:

- González Carral, Juan de Dios. Datos Geográficos e Históricos de Castellar del Condado. 1967.
- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.



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