La devoción al Santísimo Cristo de la Vera Cruz en IZNATORAF


Santísimo Cristo de la Vera Cruz, patrón de Iznatoraf
(foto: archivo propio) 

LA DEVOCIÓN A LA VERA CRUZ EN IZNATORAF

A pesar de ser hoy la más pequeña de las localidades que conforman la comarca de las Cuatro Villas, Iznatoraf ha ostentado por siglos la capitalidad histórica de esta zona del centro-nordeste de la actual Provincia de Jaén. Y aún sigue haciéndolo. A lo largo de su Historia ha visto nacer y crecer a sus vástagos, pequeñas aldeas en sus comienzos que paulatinamente fueron independizándose de la villa matriz, habiéndose convertido hoy en importantes municipios como Villacarrillo o Villanueva del Arzobispo. Encaramada en lo alto de un cerro, privilegiado enclave en los tiempos de la espada, llegó un momento en que la villa no pudo crecer más a riesgo de desparramarse por las empinadas pendientes. Pero ello no significó la pérdida de su esencia e identidad, pues sus gentes han sabido respetar su patrimonio y conservar su idiosincrasia a pesar de los avatares del tiempo, gracias a lo cual es hoy uno de los pueblos más bellos y con más encanto de la provincia.
El día 3 de Septiembre es la jornada más señalada en el calendario festivo de Iznatoraf, o Torafe, como se la conoce por aquí. Se trata de la festividad del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, patrón de la villa desde el mismo día en que fue conquistada por las tropas cristianas de Fernando III El Santo, allá por el año 1235. La leyenda nos dice que  después de los fallidos intentos por conquistar la inexpugnable población musulmana de Iznatoraf, con un importatne alcázar y rodeada de muralla, el Arzobispo de Toledo Don Rodrigo Jiménez de Rada, que acompañaba a Fernando III en sus campañas de conquista por el Alto Guadalquivir, ordenó que las tropas rezaran ante la imagen de un cristo crucificado bajo la advocación de la Vera Cruz que siempre portaba consigo, obrándose el milagro de la definitiva toma de la plaza en esa ocasión. La realidad histórica fue otra, pues Iznatoraf se rindió por capitulación (acuerdo de ambas partes), en virtud de la cual los musulmanes abandonaron su hogar para dejar paso al invasor cristiano. Pero toda leyenda tiene su fondo de verdad y es cierto que nuestro arzobispo era muy devoto de la Santa Cruz, especialmente desde la victoria cosechada en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), en el transcurso de la cual el canónigo Don Domingo Pascual de Almoguera atravesó las líneas sarracenas a lomos de su caballo sin sufrir daño alguno portando en alto la Cruz primacial, símbolo del Arzobispado de Toledo.
En 1231 el rey Fernando III había concedido a la Iglesia Primada de España un extenso señorío en el área del Alto Guadalquivir que recibió el nombre de Adelantamiento de Cazorla, con el objetivo de implicar al arzobispado en la reconquista ante la insuficiencia de medios de la monarquía. Jiménez de Rada no tardó en propagar ampliamente por este territorio la devoción por la Santa Cruz o Santa Vera Cruz. Prueba de ello son las ermitas bajo esta advocación que progresivamente se fueron construyendo en las principales villas del Adelantamiento: Cazorla, Villacarrillo o Villanueva del Arzobispo. Las imágenes de Cristo crucificado bajo el título de la Vera Cruz se convertirán pronto en el epicentro de la devoción popular, surgiendo más adelante cofradías para darle culto (súmese a las anteriores villas la de Quesada, cuya hermandad de la Vera Cruz es la más antigua de la zona -1554-).
Iznatoraf, que es entregada por Fernando III al Arzobispado de Toledo y pasa a formar parte del Adelantamiento de Cazorla en 1252 -siendo ya arzobispo el infante Don Sancho de Castilla, hijo del propio monarca-, no será una excepción. De hecho, en la actualidad es la única población del antiguo Adelantamiento, junto con Villanueva del Arzobispo, que aún conserva la tríada completa: imagen, cofradía y ermita.
Los estatutos de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Vera Cruz de Iznatoraf fueron aprobados por el Obispado de Jaén el 25 de Enero de 1883. Es una fecha tardía, desde luego, lo que nada tiene que ver con la devoción por la Vera Cruz que en Iznatoraf, como se ha dicho, hunde sus raíces en la Baja Edad Media. Por otro lado, las cofradías desaparecían o resurgían al compás de los acontecimientos históricos -especialmente políticos y económicos- y pudo haber existido una cofradía en épocas anteriores.

Ermita de la Vera Cruz de Iznatoraf
(foto: archivo propio)

La ermita de la Vera Cruz de Iznatoraf es anterior a la cofradía. Situada en el mismo casco urbano de la villa, presidiendo una coqueta plazuela, su construcción data de 1713. Destaca en su interior un bello camarín barroco con yeserías policromadas que alberga la imagen del Cristo.
En cuanto a esta última, la antigua talla fue destruida en el transcurso de la guerra civil. En la fotografía que se adjunta podemos observar una imagen, posiblemente de finales del XVI o principios del XVII, aderezada al gusto barroco: faldellín bordado, peluca de pelo natural que cae de manera efectista por los hombros, un sudario triangular con las representaciones en metal del sol y la luna, un dosel semicircular bordado con campanillas y el típico par de varales enganchados al brazo horizontal de la cruz o patibulum para mantener la imagen erguida y en equilibrio.
Acabada la contienda, en 1940 llega a Iznatoraf procedente de Madrid la nueva imagen del Cristo de la Vera Cruz, que procesiona de igual forma que antaño con toda la parafernalia descrita. 

Antigua imagen del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, destruido en la guerra civil.  


LA PROCESIÓN DEL SANTO CRISTO DE LA VERA CRUZ

El último día de agosto, el Cristo de la Vera Cruz es trasladado en procesión desde su ermita al templo parroquial de la Asunción, donde se ofrece un triduo en su honor.
El día 3 de Septiembre, fiesta del patrón, se celebra la Eucaristía por la mañana y por la tarde la procesión por las calles del pueblo, que culmina de nuevo en su ermita.
Este traslado previo a la parroquia desde la ermita y posterior procesión a la viceversa se vuelve a repetir en la Semana Santa los días Miércoles y Jueves Santo. Durante esta solemnidad, el Cristo luce el sudario y dosel en terciopelo morado, mientras que para las fiestas de Septiembre se reservan los de color rojo. Evidentemente, también cambia la indumentaria de los anderos que portan el trono, siendo de traje oscuro en la Semana Santa, y pantalón negro y camisa blanca en las fiestas.
En la procesión del día 3 de Septiembre participan, además de los propios hermanos cofrades de la Vera Cruz, representantes del resto de cofradías de la localidad, autoridades civiles y eclesiásticas y la banda de música. Aunque la procesión por las típicas y bellas calles del casco antiguo de la villa es digna de ver en todo su recorrido, destacan sin embargo tres momentos singulares: la salida de la iglesia, la llegada a la Plaza de San Fernando (donde los anderos elevan al cielo la imagen y giran 360º el trono para mostrarla al pueblo) y la entrada en la ermita. Este último quizás sea el momento culminante, pues los fieles anderos, que no quieren que la procesión acabe, meten y sacan de la ermita a su Cristo de la Vera Cruz a la carrera en repetidas ocasiones mientras que los torafeños congregados en la diminuta plazoleta lanzan vítores y alabanzas a su patrón, en una muestra de intensa fe que realmente sobrecoge (puedo dar testimonio). Todo ello, con el sonido de fondo de la banda de música y los fuegos artificiales.

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Imágenes de la Procesión del Santo Cristo de la Vera Cruz
Iznatoraf, 3 de Septiembre de 2016
(fotografías: archivo propio)


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Vídeos de la Procesión del Santo Cristo de la Vera Cruz
Iznatoraf, 3 de Septiembre de 2016. 
(Vídeos: archivo propio) 





Bibliografía:

- Castillo Armenteros, Juan Carlos; Alcázar Hernández, Eva Mª. La Campiña del Alto Guadalquivir en la Baja Edad Media. En Studia Historica. Nº 24. 2006. Universidad de Salamanca.
- Martínez Asensio, Francisco Jesús. Origen de la ermita y cofradía del Santo Cristo de la Vera Cruz de Iznatoraf. En Argentaria. Nº 11. 2015.
 
  

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