Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Bedmar con el Castillo de fondo
(foto: archivo propio)
UN POCO DE HISTORIA
Si bien Bedmar pasó a manos cristianas definitivamente en 1310, el peligro que suponía la cercanía de la frontera con el vecino reino nazarí de Granada hizo que la plaza viviera un continuo episodio de inestabilidad a lo largo del siglo XIV y buena parte del XV. En manos de la Orden de Santiago, la villa y su vieja fortificación tuvieron serias dificultades para defender el paso del Este que, a través de Sierra Mágina, conectaba con tierras de Guadix. La construcción de un nuevo castillo a partir de 1411 mejoró la defensa pero no alejó el peligro. Debido a esta circunstancia, la construcción de cualquier edificio religioso de empaque se hacía imposible a la par que estéril, pues a los peligros de la frontera habría que añadir -derivada de los mismos- la escasez de población que Bedmar padeció durante todo el periodo bajomedieval.
Cuando la Orden de Santiago atisbó el final de la reconquista y la toma de Granada, se embarcó en el proyecto de dotar a Bedmar de una iglesia parroquial adecuada a las proporciones de la villa, comenzando su construcción a la sombra de la nueva fortaleza, levantada unas décadas antes. Para 1493 ya habían finalizado las obras de la cabecera. Paralelamente, el proceso repoblador estaba en marcha con gentes procedentes de Baeza y Úbeda.
Tondo con la Cruz de la Orden de Santiago en la portada principal de la Iglesia
(foto: archivo propio)
Los esfuerzos económicos de la nueva etapa tras la finalización de la guerra de Granada, llevados a cabo por la Orden en Bedmar, debieron estar detrás del parón que sufrieron las obras de la iglesia durante un largo periodo, hasta mediados de la siguiente centuria.
Un documento de enero de 1558 sitúa el pago de 15.000 maravedís como anticipo por parte del clérigo Francisco Bravo al cantero jiennense Francisco del Castillo para las obras del templo, más otros 15.886 para el siguiente mes de mayo. Este dato sitúa la reanudación de las obras en torno a estas fechas.
En 1562 la villa sería cedida en calidad de señorío por el rey Felipe II al comendador de la Encomienda de Bedmar-Albanchez, Don Alonso de la Cueva. A pesar de este cambio de jurisdicción, la parroquia bedmarense siguió bajo la autoridad eclesiástica de la Orden de Santiago. De ahí que las armas del nuevo señor no aparezcan en el edificio y sí, por el contrario, emblemas de la Orden de caballería.
En 1572 Francisco del Castillo otorga poder a su hermano Benito para proseguir y acabar la obra de la iglesia.
En 1583 las obras aún continuaban, apareciendo diversos descargos a favor de Francisco de Herrera, maestro de cantería fallecido un año más tarde, en concepto de saca y asentamiento de la piedra.
Es muy probable que las obras del conjunto finalizaran en torno al año 1602, fecha que aparece en la portada lateral del lado de la Epístola.
No obstante, habría de producirse un añadido posterior en la fábrica de la iglesia. Se trata de la Capilla de los Chamorro, llamada así por ser su fundador Don Fabián Sebastián Chamorro, rico hacendado y familiar del Santo Oficio. Situada en el lado de la Epístola, data de 1762. Es un ejemplo más del mecenazgo que ejerció sobre la villa este piadoso hombre, responsable también de la fundación de la ermita y hospital de San José -por entonces extramuros de la población- y que en la actualidad conserva su fachada.
La mayor parte del patrimonio mueble de la parroquia fue destruido durante los fanáticos ataques anticlericales perpetrados durante la guerra civil.
Tras la contienda, la iglesia ha sufrido diversas reformas a lo largo del siglo XX y hasta la actualidad. Las de los años 60 y mediados de los 90 fueron de mayor calado.
En el año 2016 tuvo lugar la última reparación, consistente en el arreglo integral del tejado del edificio, pues se estaban produciendo filtraciones en el interior.
Lateral del templo. Muro de la Epístola. Portada, sacristía y torre de campanas
(foto: archivo propio)
LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción se encuentra en la parte más elevada de la villa, junto al escarpado espolón que da asiento al castillo. De proporciones equilibradas, es un templo que guarda intrínsecos los valores propios del clasicismo renacentista. El edificio, dispuesto en sentido noreste-suroeste, es de planta de salón con tres naves, más alta la central, separadas por grandes arcos formeros de medio punto en ladrillo que apean en elegantes columnas de orden toscano. Se cubre con armadura de par y nudillo y tejado a dos aguas al exterior.
Interior de la iglesia, con sus tres naves, vista desde la cabecera
(foto: archivo propio)
Este cuerpo descrito de la iglesia se une a la cabecera, diferente tanto estilística como cronológicamente. Se trata de un espacio de base rectangular y testero plano, formado por tres capillas, la mayor -elevada sobre gradas y de mayores dimensiones- y dos laterales, que se abren a cada una de las naves mediante arcos apuntados y se comunican entre sí a través también de este tipo de arcos. Se cubren con bóvedas de crucería de terceletes. La cabecera de la iglesia presenta, por tanto, un lenguaje gótico pues, como se ha referido anteriormente, pertenece a un proyecto anterior. Según reza la filacteria conservada al fresco en la bóveda de la capilla mayor, ésta se culminó en el año de 1493. Desde la capilla lateral del lado del Evangelio se accede mediante arco protogótico a la sacristía.
En los pies del templo se levanta, en alto, el coro de madera, sostenido por tres columnas toscanas, y al que se accede mediante una moderna escalera de metal.
Vista de la cabecera del templo desde los pies
(foto: archivo propio)
Coro en alto en los pies de la iglesia
(foto: archivo propio)
Capilla de los Chamorro. Bóveda sobre pechinas.
(foto: archivo propio)
La portada lateral del lado del Evangelio se abre en medio punto sobre impostas y jambas cajeadas. Sobre el arco, entablamento sostenido por ménsulas que se corona por jarrones o flameros en las esquinas y en el centro un balaustre sobre pedestal cúbico decorado.
A eje con la anterior, en el muro de la Epístola se abre la otra portada lateral, que repite el mismo esquema que la anterior, aunque rematada por diferentes elementos. En este caso, sobre el entablamento se sitúan bolas en las esquinas y en el centro un escudo orlado por cueros con la inscripción IHS MARIA ANO D 1602 rodeado de moldura de lacería y rematado por pirámide.
Portada del lado del Evangelio
(foto: archivo propio)
Portada del lado de la Epístola
(foto: archivo propio)
La más interesante es la portada principal. Se abre en arco de medio punto con originales dovelas labradas con una alternancia de motivos geométricos (rombos y trapecios). Apoya sobre pilastras que reproducen similares elementos geométricos y se enmarca por sendas columnas jónicas exentas sobre plintos que sostienen un entablamento cuyo friso se decora con una cenefa de almohadillados. En las enjutas del arco, sendos tondos con la Cruz de la Orden de Santiago el de la izquierda y el escudo pontificio con las armas de San Pedro el de la derecha. En el segundo cuerpo, pirámides en las esquinas y en el centro una hornacina con la imagen en bulto redondo de Nuestra Señora coronada y asunta al cielo (titular del templo), sobre media luna con querubín, rodeada de ángeles y con la paloma del Espíritu Santo sobre su cabeza. La hornacina se enmarca por columnitas corintias que sostienen una pequeña cornisa y a ambos lados se desarrollan aletones en forma de S. Remata el conjunto un óculo enmarcado por moldura cuadrangular. Esta portada es, sin duda, el elemento más importante de la iglesia por sus valores plásticos y ornamentales, constituyendo uno de los ejemplos más interesantes del manierismo jiennense.
Portada principal de la Iglesia
(foto: archivo propio)
Detalle de la hornacina central de la portada con la imagen de la Asunción de Nuestra Señora
(foto: archivo propio)
La torre de campanas se encuentra junto a la cabecera, lado del Evangelio. Se accede a ella a través de la sacristía por una escalera que destaca por sus elementos decorativos (cabezas de ángeles y diablos). La torre consta de dos cuerpos. El bajo tiene forma cúbica y se subdivide a su vez en dos pisos. Aquí se abren cuatro huecos en medio punto para las campanas, uno en cada lado de la torre. Adosado a su cara noreste existe un volumen de menores dimensiones que corresponde a la mencionada escalera. El cuerpo superior es ochavado, con sus vanos adintelados parcialmente cegados, y se remata con tejadillo igualmente poligonal.
Torre campanario desde la parte trasera del templo. Adosado a la torre, el cuerpo de la escalera.
(foto: archivo propio)
Del patrimonio mueble de la parroquia destaca la pila bautismal en piedra, del siglo XVI, y una talla barroca de Santo Domingo penitente en la órbita de la escuela granadina de los Mora.
Pila Bautismal de la Iglesia
(foto: archivo propio)
Vista parcial de la Iglesia de la Asunción con el Castillo al fondo
(foto: archivo propio)
Bibliografía:
- Galera Andreu, Pedro A. Arquitectos y Arquitectura en Jaén a fines del siglo XVI. IEG, 1982.
- VVAA. Guía Artística de Jaén y su Provincia. Sevilla, 2005.
- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.
- Web del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico: http://www.iaph.es/
Ha hecho un buen reportaje sobre Arbuniel, de su ubicación, del nacimiento del río, fauna y flora. Muchas gracias.
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