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A finales de este pasado mes de Septiembre, me sorprendió gratamente el recibir un correo de Manuel Aguilar, de Torrequebradilla, en el que me proponía acudir a su pueblo, coincidiendo con la celebración de las fiestas en honor a su patrona, la Virgen del Rosario, para exponerles a los vecinos un pequeño manifiesto en defensa del que quizás sea su legado patrimonial más importante.
Desde que cree este humilde blog sobre Jaén, este paraíso nuestro que tantas cosas nos ofrece y que por desgracia tanto desconocemos, mi única meta ha sido mostrar sus maravillas. Y veo hoy con satisfacción que mi objetivo se cumple con creces, pues son muchos los jiennenses que, como Manuel, se han acercado a curiosear a este rincón en la red dedicado al Santo Reino: “Jaén desde mi Atalaya”.
Y fue precisamente un artículo que escribí acerca de la casa-palacio de los Condes de Torralba lo que llamó la atención de Manuel Aguilar, que se ponía en contacto conmigo para agradecerme la defensa que hacía de este inmueble que tanta ruina amenaza, sorprendiéndose de que una persona ajena al pueblo pudiera apreciar lo que muchos no son capaces de ver: su valor histórico y artístico. Porque este antiguo edificio no es un viejo caserón, es antiguo, que no viejo, y en eso hay una sustancial diferencia. Las cosas viejas las desechamos, las antigüedades las conservamos. Y este palacio merece conservarse por muchos motivos, ya no sólo por su valor histórico o artístico, también por el sentimental, pues el más anciano de los "churrianeros", este palacete rural, lleva formando parte de sus vidas desde hace siglos.
Mi agradecimiento por la cálida acogida que tuve por parte de Manuel Aguilar, su madre, Isabel, y sus amigos y amigas, todos ellos seriamente implicados en la defensa del patrimonio de su pueblo. Mi ánimo y apoyo desde aquí para que consigan sus propósitos y que veamos pronto comenzar las obras de rehabilitación de este singular edificio.
¡Gracias Torrequebradilla!
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