Fachada principal de la Iglesia de Santa Elena
(foto: archivo propio)
Santa Elena supone el confín Norte de la Provincia de Jaén. Enclavada muy cerca del famoso Desfiladero de Despeñaperros, en su término tuvo lugar la decisiva batalla de las Navas de Tolosa entre musulmanes y cristianos en el año 1212, cuyo escenario se encuentra muy cerca del actual núcleo de población, núcleo que sin embargo tiene su origen en la política repobladora del reinado de Carlos III a mediados del siglo XVIII. Considerada la "Puerta de Andalucía", Santa Elena cuenta con un interesante patrimonio histórico-artístico heredado de su pasado colonial que le ha valido la incoacion para su declaración como Conjunto Histórico, que esperemos consiga pronto. Entre sus bienes inmuebles destaca la Iglesia Parroquial bajo la advocación de Santa Elena.
UN POCO DE HISTORIA
La Ermita de la Santa Cruz o Santa Vera Cruz
A pesar de que el edificio objeto de nuestro estudio es obra de finales del siglo XVIII, su historia se remonta nada menos que a la Edad Media, a raíz de la mencionada batalla de las Navas.
Tras la contienda, el rey Alfonso VIII de Castilla y el Arzobispo de Toledo, Don Rodrigo Jiménez de Rada, mandaron habilitar en la zona donde hoy se levanta la iglesia de Santa Elena un camposanto para enterrar los cadáveres de los caídos -especialmente caballeros y prelados- en la batalla de las Navas y en el inmediato cerco y conquista del castillo de Vilches. Posteriormente se edificó junto al cementerio una ermita, llamada de la Santa Cruz o Santa Vera Cruz, en honor a la cruz primacial (símbolo del Arzobispado de Toledo) que portaba en combate el canónigo Don Domingo Pascual de Almoguera y con la que, a lomos de su caballo, atravesó las filas sarracenas sin sufrir daño alguno, lo que posteriormente fue considerado como un hecho milagroso. Efectivamente, en el solar de la antigua ermita se han encontrado tumbas de esta época (fosas comunes e individuales).
Aún quedan restos de esta ermita, integrados en la vivienda anexa al muro oeste de la actual parroquia. Con orientación Este-Oeste (que difiere de la disposición del actual templo, Norte-Sur) y planta rectangular, poseía arcos de medio punto que apoyaban en recios pilares. Su portada estaba presidida por un escudo real. A esta ermita acudían en procesión cada 16 de Julio los caballeros de la cofradía de los Ballesteros de la Vera-Cruz de Vilches portando su cruz guía y su estandarte para conmemorar la victoria en la batalla de las Navas de Tolosa. Esta tradición aún se mantiene por parte de esta singular cofradía, cuyos miembros son los custodios de los trofeos de la contienda, conservados en la Iglesia de San Miguel de Vilches.
En el año 1346 el rey Alfonso XI mandó construir una posada real, que se convertiría de aquí en adelante en lugar de descanso para los monarcas en sus actividades cinegéticas en Sierra Morena, además de punto de pernoctación en sus viajes a Andalucía. La posada se construyó junto a la ermita y es hoy la casa parroquial, edificio muy transformado con el tiempo que se encuentra a la izquierda de la fachada de la actual iglesia. En la actualidad consta de dos plantas, siendo en su origen de una sola.
Esta ermita de la Vera Cruz, la posada real y una venta para viajeros se convertirían en el siglo XV en el germen de un primer intento de repoblación de estos parajes por parte del Concejo de Baeza. En 1467 el rey Enrique IV de Castilla concedía un privilegio de exención de tributos a un grupo de 50 colonos, vecinos de la ciudad, que se establecieron en este lugar llamado de "Los Palacios", actual Santa Elena. Al parecer, a mediados del siglo XVI la aldea entró en decadencia y sus habitantes la abandonaron. Sólo los cofrades Ballesteros de la Vera Cruz de Vilches seguían acudiendo como cada año al lugar para festejar en la ermita el aniversario de las Navas. Fueron ellos quienes en la segunda mitad del siglo XVI cambian la advocación de la ermita por la de Santa Elena, madre del emperador Constantino que, hacia el año 326, encontró en Jerusalén los restos de la Vera (verdadera) Cruz donde Cristo había sido crucificado, mandando construir allí en el Calvario un templo bajo la advocación del Santo Sepulcro.
De nuevo la ermita habría de convertirse en germen de un nuevo proyecto de repoblación emprendido en el siglo XVIII por el monarca Carlos III y ejecutado por el intendente para las Nuevas Poblaciones, Don Pablo de Olavide. De este modo, se fundaba en torno a 1767 Santa Elena, población que tomó el nombre de la ermita. En 1793, reinando ya Carlos IV, y dado el estado ruinoso de la misma, se ordenó su demolición y la construcción de un nuevo templo, que es el que podemos contemplar en la actualidad.
En el año 2001 sufrió la iglesia de Santa Elena su última remodelación.
LA IGLESIA DE SANTA ELENA
Responde a los modelos dieciochescos de corte clasicista con un esquema que se repite, con algunas variantes, en otras edificaciones religiosas de la zona de las Nuevas Poblaciones (Aldeaquemada, Carboneros, Guarromán, Navas de Tolosa).
Se trata de un templo de planta rectangular y alargada con una sola nave de cajón cubierta con bóveda de cañón realizada en yeso con lunetos dispuestos simétricamente a cada lado, recorriendo los flancos una gruesa cornisa que se quiebra en redondo a la altura de aquéllos. La nave se divide en tres tramos que marcan dichos lunetos. Pequeñas hornacinas con arco de medio punto se distribuyen en los muros laterales, situadas una en cada tramo (seis en total). Las más cercanas al presbiterio presentan retablos arquitectónicos clásicos, compuestos por pilastras que sostienen un sencillo entablamento y frontón triangular como remate. Un arco toral de medio punto da paso al presbiterio, cubierto con bóveda de arista e iluminado por dos grandes óculos a cada lado. La imagen de la titular del templo, Santa Elena, preside un retablo de obra de columnas dóricas que sostienen un entablamento y frontón curvo.
En el presbiterio, lado de la Epístola, se abre una puerta que comunica con la sacristía, espacio rectangular, al igual que la Capilla del Santísimo, situada en el mismo lado, pero en los pies de la iglesia. Aquí se encuentra también el coro, en alto, sobre un gran arco escarzano. Debajo, una puerta en el lado del Evangelio comunica con la casa parroquial.
En el exterior destaca la fachada principal, la única visible del edificio, pues se halla la iglesia rodeada de edificaciones. Realizada en sillería y encalada en la zona central, se accede mediante escalinata. En el primer cuerpo se abre la puerta de arco de medio punto sobre impostas enmarcada por pilastras toscanas que sostienen un sencillo entablamento. La portada se remata con un frontón triangular, a cuyos lados se sitúan dos grandes óculos. Una cornisa separa el primer cuerpo de la airosa espadaña, elemento que confiere a la fachada un carácter vertical que contrasta con la horizontalidad de los edificios de la plaza. Esta espadaña se divide en tres cuerpos cuya anchura disminuye con la altura. Todos se decoran con bolas en las esquinas. En el primero se abre un pequeño óculo, en el central dos vanos de medio punto para campanas y en el superior un único vano, también de medio punto, que no alberga campana.
La Iglesia alberga algunas piezas interesantes de patrimonio mueble, especialmente dos cuadros, uno de Santa Catalina de Alejandría del siglo XVII y el otro de la Inmaculada Concepción de fines del XVIII. Hubo otro antiguo lienzo situado en el coro en el que se representaba la Batalla de las Navas de Tolosa, perteneciente a la antigua ermita de Santa Elena, que fue robado en 1979.
Bibliografía:
- Pérez Fernández, Francisco José; Quesada Quesada, José Joaquín. Tres lienzos de la Iglesia parroquial de Santa Elena. BIEG nº 209. 2014.
- Torres Jiménez, Juan Carlos. Oratorios y primeras iglesias de la frontera giennense en los inicios de la restauración cristiana (1158-1225). Revista Giennium. Nº 12, 2009.
Aún quedan restos de esta ermita, integrados en la vivienda anexa al muro oeste de la actual parroquia. Con orientación Este-Oeste (que difiere de la disposición del actual templo, Norte-Sur) y planta rectangular, poseía arcos de medio punto que apoyaban en recios pilares. Su portada estaba presidida por un escudo real. A esta ermita acudían en procesión cada 16 de Julio los caballeros de la cofradía de los Ballesteros de la Vera-Cruz de Vilches portando su cruz guía y su estandarte para conmemorar la victoria en la batalla de las Navas de Tolosa. Esta tradición aún se mantiene por parte de esta singular cofradía, cuyos miembros son los custodios de los trofeos de la contienda, conservados en la Iglesia de San Miguel de Vilches.
En el año 1346 el rey Alfonso XI mandó construir una posada real, que se convertiría de aquí en adelante en lugar de descanso para los monarcas en sus actividades cinegéticas en Sierra Morena, además de punto de pernoctación en sus viajes a Andalucía. La posada se construyó junto a la ermita y es hoy la casa parroquial, edificio muy transformado con el tiempo que se encuentra a la izquierda de la fachada de la actual iglesia. En la actualidad consta de dos plantas, siendo en su origen de una sola.
Casa parroquial junto a la iglesia, antigua posada real.
Se aprecian en la esquina izquierda, bajo el enfoscado y la pintura, unos sillares regulares de piedra de toba de la antigua construcción.
(foto: archivo propio)
Esta ermita de la Vera Cruz, la posada real y una venta para viajeros se convertirían en el siglo XV en el germen de un primer intento de repoblación de estos parajes por parte del Concejo de Baeza. En 1467 el rey Enrique IV de Castilla concedía un privilegio de exención de tributos a un grupo de 50 colonos, vecinos de la ciudad, que se establecieron en este lugar llamado de "Los Palacios", actual Santa Elena. Al parecer, a mediados del siglo XVI la aldea entró en decadencia y sus habitantes la abandonaron. Sólo los cofrades Ballesteros de la Vera Cruz de Vilches seguían acudiendo como cada año al lugar para festejar en la ermita el aniversario de las Navas. Fueron ellos quienes en la segunda mitad del siglo XVI cambian la advocación de la ermita por la de Santa Elena, madre del emperador Constantino que, hacia el año 326, encontró en Jerusalén los restos de la Vera (verdadera) Cruz donde Cristo había sido crucificado, mandando construir allí en el Calvario un templo bajo la advocación del Santo Sepulcro.
Imagen de la Emperatriz Santa Elena que preside el retablo mayor de la Iglesia,
bajo cuya advocación se encuentra, siendo además la patrona de la localidad.
(foto: archivo propio)
De nuevo la ermita habría de convertirse en germen de un nuevo proyecto de repoblación emprendido en el siglo XVIII por el monarca Carlos III y ejecutado por el intendente para las Nuevas Poblaciones, Don Pablo de Olavide. De este modo, se fundaba en torno a 1767 Santa Elena, población que tomó el nombre de la ermita. En 1793, reinando ya Carlos IV, y dado el estado ruinoso de la misma, se ordenó su demolición y la construcción de un nuevo templo, que es el que podemos contemplar en la actualidad.
En el año 2001 sufrió la iglesia de Santa Elena su última remodelación.
Monolito de piedra de finales del siglo XVIII situado en la fachada de la casa anexa a la iglesia con una inscripción que recuerda que en ese lugar estuvo la antigua ermita de la Vera Cruz.
(foto: archivo propio)
Plaza de la Constitución de Santa Elena donde se encuentran los edificios representativos
de la localidad: Iglesia, Ayuntamiento y antiguo Pósito de Labradores.
Preside la Plaza la estatua del monarca Carlos III.
(foto: archivo propio)
LA IGLESIA DE SANTA ELENA
Responde a los modelos dieciochescos de corte clasicista con un esquema que se repite, con algunas variantes, en otras edificaciones religiosas de la zona de las Nuevas Poblaciones (Aldeaquemada, Carboneros, Guarromán, Navas de Tolosa).
Se trata de un templo de planta rectangular y alargada con una sola nave de cajón cubierta con bóveda de cañón realizada en yeso con lunetos dispuestos simétricamente a cada lado, recorriendo los flancos una gruesa cornisa que se quiebra en redondo a la altura de aquéllos. La nave se divide en tres tramos que marcan dichos lunetos. Pequeñas hornacinas con arco de medio punto se distribuyen en los muros laterales, situadas una en cada tramo (seis en total). Las más cercanas al presbiterio presentan retablos arquitectónicos clásicos, compuestos por pilastras que sostienen un sencillo entablamento y frontón triangular como remate. Un arco toral de medio punto da paso al presbiterio, cubierto con bóveda de arista e iluminado por dos grandes óculos a cada lado. La imagen de la titular del templo, Santa Elena, preside un retablo de obra de columnas dóricas que sostienen un entablamento y frontón curvo.
En el presbiterio, lado de la Epístola, se abre una puerta que comunica con la sacristía, espacio rectangular, al igual que la Capilla del Santísimo, situada en el mismo lado, pero en los pies de la iglesia. Aquí se encuentra también el coro, en alto, sobre un gran arco escarzano. Debajo, una puerta en el lado del Evangelio comunica con la casa parroquial.
Interior de la iglesia de Santa Elena
(foto: archivo propio)
Presbiterio. Retablos mayor y laterales de obra
(foto: archivo propio)
En el exterior destaca la fachada principal, la única visible del edificio, pues se halla la iglesia rodeada de edificaciones. Realizada en sillería y encalada en la zona central, se accede mediante escalinata. En el primer cuerpo se abre la puerta de arco de medio punto sobre impostas enmarcada por pilastras toscanas que sostienen un sencillo entablamento. La portada se remata con un frontón triangular, a cuyos lados se sitúan dos grandes óculos. Una cornisa separa el primer cuerpo de la airosa espadaña, elemento que confiere a la fachada un carácter vertical que contrasta con la horizontalidad de los edificios de la plaza. Esta espadaña se divide en tres cuerpos cuya anchura disminuye con la altura. Todos se decoran con bolas en las esquinas. En el primero se abre un pequeño óculo, en el central dos vanos de medio punto para campanas y en el superior un único vano, también de medio punto, que no alberga campana.
La Iglesia alberga algunas piezas interesantes de patrimonio mueble, especialmente dos cuadros, uno de Santa Catalina de Alejandría del siglo XVII y el otro de la Inmaculada Concepción de fines del XVIII. Hubo otro antiguo lienzo situado en el coro en el que se representaba la Batalla de las Navas de Tolosa, perteneciente a la antigua ermita de Santa Elena, que fue robado en 1979.
Cuadro de Santa Catalina de Alejandría en la Iglesia de Santa Elena
(foto: archivo propio)
Bibliografía:
- Pérez Fernández, Francisco José; Quesada Quesada, José Joaquín. Tres lienzos de la Iglesia parroquial de Santa Elena. BIEG nº 209. 2014.
- Torres Jiménez, Juan Carlos. Oratorios y primeras iglesias de la frontera giennense en los inicios de la restauración cristiana (1158-1225). Revista Giennium. Nº 12, 2009.
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