Fachada de la Iglesia de San José
(foto: archivo propio)
UN POCO DE HISTORIA
A lo largo del siglo XVI la villa de Cazorla vive una época de esplendor económico que se traducirá, entre otros aspectos, en una expansión urbana hacia el Norte. Un espacio público rivalizará a partir de ahora con la vieja Plaza de Santa María como nuevo centro neurálgico de la población: la actual Plaza de la Corredera, popularmente conocida como "del Huevo". En su entorno instalarán sus conventos las órdenes religiosas mercedaria (actual Ayuntamiento) y agustina (del que sólo queda la iglesia objeto de nuestro estudio), en un contexto de efervescencia de fundaciones monacales (franciscanos, clarisas, mercedarios, jesuitas, carmelitas, agustinas y ermitaños de Montesión) que experimentará Cazorla durante los siglos XVI y XVII.
El convento de Agustinas Recoletas de San José fue fundado en la segunda mitad del siglo XVII por el Cardenal Don Pascual de Aragón, a la sazón Arzobispo de Toledo y Adelantado de Cazorla.
Situado en el lado Este de la plaza, este convento ocupaba buena parte de la manzana comprendida entre las actuales calles Mariano Foronda, del Carmen, y la propia plaza. Nada queda de aquél salvo su iglesia. Sus dependencias, entre ellas el claustro, se levantaban en el solar junto al muro meridional de la actual iglesia, que hoy ocupa un moderno hotel.
En el convento llegaron a profesar hasta treinta religiosas en su momento de mayor auge. Tras la guerra de independencia y los destrozos ocasionados por los franceses en 1810 en la iglesia mayor de Cazorla, la parroquia de Santa María pasa a la Iglesia de San José. Las leyes desamortizadoras de Mendizábal de 1836 traerían consigo la exclaustración de las monjas agustinas y la secularización del convento, que mantuvo su fachada y algunas de sus dependencias hasta bien entrado el siglo XX.
Plaza de la Corredera en el año 1911. A la izquierda de la fotografía se aprecia
la fachada del convento de las Agustinas Recoletas de San José.
(foto: Portfolio fotográfico de España)
LA IGLESIA DE SAN JOSÉ
Situada en el ángulo Nordeste de la cazorleña Plaza de la Corredera, la iglesia tiene una orientación Este-Oeste. El edificio queda rodeado de viviendas en su totalidad salvo por su fachada Oeste -la principal- que da a dicha plaza.
De planta de salón, consta de una sola nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos y vanos rectangulares en cada uno de ellos que aportan luz al interior. A los lados, capillas-hornacina (tres en cada lateral). con bóvedas de cañón se abren entre los recios pilares, los cuales sostienen un entablamento que recorre los flancos y en el que asienta la bóveda central. A ellos se adosan pilastras jónicas en el lado que da a la nave. El crucero se cubre con media naranja sobre pechinas y la capilla mayor es de testero plano. A los pies se levanta el coro, en alto, sobre un ligero arco escarzano.
El edificio responde al modelo de templo de una sola nave, capillas laterales y cúpula sobre el presbiterio propio de la arquitectura barroca de influencia viñolesca y que en España será aplicado con éxito fundamentalmente en las iglesias conventuales durante el siglo XVII.
En el interior destaca también la Capilla del Sagrario, en la cabecera, lado del Evangelio. De planta cuadrada, se cubre con bóveda semiesférica sobre pechinas. Todo el tercio superior de la capilla está decorado con profusa decoración pictórica de carácter vegetal entre la cual se advierten angelitos. En la base de la cúpula se hallan ocho pinturas circulares o tondos en los que se representan episodios de la vida de la Virgen. Flanqueando las dos ventanas situadas en los laterales de la capilla hay representaciones de los Evangelistas. En el frontal, un retablo neobarroco acoge la talla de la Virgen del Rosario que preside la capilla.
En el exterior el edificio presenta tejado a dos aguas y presbiterio destacado, así como contrafuertes en los laterales. Lo más interesante, y visible, es su fachada principal, realizada en ladrillo y sillares de piedra en las esquinas, con un enfoscado de tipo castellano en bandas horizontales que también poseía la fachada conventual -hoy desaparecida- como nos muestran antiguas fotografías de principios del siglo XX.
Tiene dos pequeñas torres, desproporcionadas con respecto a la enorme altura de la fachada. El campanario, de sección rectangular, se sitúa en el lado del Evangelio y posee cuatro vanos de medio punto para campanas. En el lado de la Epístola se alza una torre mirador, de sección más alargada que la anterior, con celosías en sus vanos (tres en el lado meridional, que daba al antiguo claustro, y uno en cada uno de los lados menores -caras Este y Oeste).
El edificio responde al modelo de templo de una sola nave, capillas laterales y cúpula sobre el presbiterio propio de la arquitectura barroca de influencia viñolesca y que en España será aplicado con éxito fundamentalmente en las iglesias conventuales durante el siglo XVII.
Nave del templo
(foto: archivo propio)
En el interior destaca también la Capilla del Sagrario, en la cabecera, lado del Evangelio. De planta cuadrada, se cubre con bóveda semiesférica sobre pechinas. Todo el tercio superior de la capilla está decorado con profusa decoración pictórica de carácter vegetal entre la cual se advierten angelitos. En la base de la cúpula se hallan ocho pinturas circulares o tondos en los que se representan episodios de la vida de la Virgen. Flanqueando las dos ventanas situadas en los laterales de la capilla hay representaciones de los Evangelistas. En el frontal, un retablo neobarroco acoge la talla de la Virgen del Rosario que preside la capilla.
Capilla del Sagrario
(foto: archivo propio)
En el exterior el edificio presenta tejado a dos aguas y presbiterio destacado, así como contrafuertes en los laterales. Lo más interesante, y visible, es su fachada principal, realizada en ladrillo y sillares de piedra en las esquinas, con un enfoscado de tipo castellano en bandas horizontales que también poseía la fachada conventual -hoy desaparecida- como nos muestran antiguas fotografías de principios del siglo XX.
Tiene dos pequeñas torres, desproporcionadas con respecto a la enorme altura de la fachada. El campanario, de sección rectangular, se sitúa en el lado del Evangelio y posee cuatro vanos de medio punto para campanas. En el lado de la Epístola se alza una torre mirador, de sección más alargada que la anterior, con celosías en sus vanos (tres en el lado meridional, que daba al antiguo claustro, y uno en cada uno de los lados menores -caras Este y Oeste).
La portada es sencilla y de aspecto verticalizado. Se abre en arco de medio punto de ladrillo sobre impostas. Una pequeña cornisa separa este primer cuerpo del superior, más interesante, con dos relieves en piedra superpuestos. En el inferior se representa el Nacimiento de Cristo, con la Virgen y San José arrodillados junto al Niño, las cabezas del buey y la mula sobresaliendo del establo al fondo y en la parte superior un par de ángeles. El siguiente relieve queda enmarcado por pequeñas pilastras cajeadas y representa a Dios Padre con la bola del mundo en una mano y las cabezas de dos angelotes coronando la escena. El conjunto se remata con un pequeño frontón triangular sobre este último relieve, de cuyo tímpano sobresale otra cabeza de querubín. Sobre la portada se abre un gran óculo con vidriera.
En las seis capillas laterales se pueden observar otros tantos lienzos de gran tamaño que son copias de obras de El Greco salidas de la mano del artista zaragozano Rafael del Real a mediados del siglo XX. Las pinturas representan la Anunciación, la Adoración de los Pastores, el Bautismo de Cristo, la Crucifixión, Pentecostés (venida del Espíritu Santo), y la Asunción de la Virgen.
La cúpula del presbiterio posee también un tema pictórico de imitación de la obra del genial artista de la segunda mitad del siglo XVI. Se trata de la Coronación de la Virgen, que aparece asunta al cielo entre la Santísima Trinidad. En las pechinas, representaciones de los cuatro Evangelistas.
La desamortización de Mendizábal en el siglo XIX y la guerra civil española fueron los episodios históricos más dañinos para el patrimonio de convento e iglesia. El retablo mayor, por ejemplo, es obra contemporánea del escultor y retablista burgalés Valeriano Martínez García.
Enlace de interés:
- Parroquia de Santa María de Cazorla
Fachada principal de la Iglesia de San José de Cazorla
(foto: archivo propio)
Relieves en la portada del templo
(foto: archivo propio)
En las seis capillas laterales se pueden observar otros tantos lienzos de gran tamaño que son copias de obras de El Greco salidas de la mano del artista zaragozano Rafael del Real a mediados del siglo XX. Las pinturas representan la Anunciación, la Adoración de los Pastores, el Bautismo de Cristo, la Crucifixión, Pentecostés (venida del Espíritu Santo), y la Asunción de la Virgen.
La cúpula del presbiterio posee también un tema pictórico de imitación de la obra del genial artista de la segunda mitad del siglo XVI. Se trata de la Coronación de la Virgen, que aparece asunta al cielo entre la Santísima Trinidad. En las pechinas, representaciones de los cuatro Evangelistas.
La desamortización de Mendizábal en el siglo XIX y la guerra civil española fueron los episodios históricos más dañinos para el patrimonio de convento e iglesia. El retablo mayor, por ejemplo, es obra contemporánea del escultor y retablista burgalés Valeriano Martínez García.
Reproducción del Bautismo de Cristo de El Greco, obra del artista Rafael del Real,
uno de los seis lienzos que cuelgan en las capillas laterales de la iglesia de San José.
(foto: archivo propio)
Pinturas de la cúpula del presbiterio
(foto: archivo propio)
Enlace de interés:
- Parroquia de Santa María de Cazorla
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